/ lunes 11 de noviembre de 2019

Seguridad sin pretextos

Hace poco más de medio año el presidente López Obrador fijó un plazo de seis meses para mejorar las condiciones de seguridad y una vez cumplido el plazo, lejos de percibirse o de que exista una mejora, la violencia y la inseguridad han alcanzado niveles históricos tanto en número de delitos como en grado de violencia y falta de escrúpulos en los criminales.

En prácticamente un año de gobierno se ha construido el andamiaje legal e institucional para enfrentar la inseguridad de la forma en que solicitó el presidente López Obrador y es evidente que hasta el momento no ha funcionado. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) la extorsión ha aumentado 35%, el homicidio doloso 1.3%, la trata de personas 29%, los feminicidios 14.15%, los secuestros 6.5% y el narcomenudeo 21.62%

Las noticias de todos los días están plagadas de eventos trágicos y errores estratégicos en materia de seguridad. Sucesos como la liberación de Ovidio Guzmán en medio de un operativo mal pensado, mal planeado y mal ejecutado trascendió nuestras fronteras con titulares como: “El gobierno de México cedió ante los narcos y liberó al hijo del “Chapo” Guzmán” (Clarín, Argentina), “Failed operation underlines Mexico chaos” (Los Angeles Times, EEUU) o “Mexican Cartel Rules City After Gunbattle” (Wall Street Journal, EEUU), y mientras el gobierno ofrece varias versiones distintas de lo que pasó, la única verdad incuestionable es que no han podido o no han querido enfrentar la realidad.

Uno de los actos que más indignación ha generado en la sociedad es el múltiple asesinato de mujeres y niños de la familia LeBarón en los límites entre Chihuahua y Sonora. Una masacre contra personas en total indefensión y sin explicación alguna que evidencia el grado de descomposición al que se ha llegado.

La estrategia, si es que existe una estrategia, no está funcionando. No se puede reducir la inseguridad a un problema del pasado, como si se gobernara viendo al retrovisor. Los países que han tenido éxito al enfrentarla la han entendido como un problema integral en donde los esfuerzos se enfocan en tres vertientes: primero en construir la paz y la justicia con salud, oportunidades, servicios, vivienda y educación, no sólo combatir la inseguridad; segundo coordinando a todas las instancias y niveles de gobierno, y tercero, permitiendo y fomentando la participación ciudadana.

El jueves pasado, el presidente López Obrador declaró que falta un año más para que su gobierno tenga resultados visibles. Sin ahondar en que la declaración contradice todo lo que ofreció durante su campaña y todo lo que afirmó durante sus primeros de gobierno, no se podrá llegar a resultados positivos mientras todos los indicadores sigan en detrimento día con día. Lo que urge es que haya una estrategia y que exista auténtica determinación en el gobierno de cumplirla, hasta hoy lo único evidente es que las cifras de violencia siguen en aumento y que la falta de resultados empieza a parecer falta de voluntad.

@JCRomeroHicks

Hace poco más de medio año el presidente López Obrador fijó un plazo de seis meses para mejorar las condiciones de seguridad y una vez cumplido el plazo, lejos de percibirse o de que exista una mejora, la violencia y la inseguridad han alcanzado niveles históricos tanto en número de delitos como en grado de violencia y falta de escrúpulos en los criminales.

En prácticamente un año de gobierno se ha construido el andamiaje legal e institucional para enfrentar la inseguridad de la forma en que solicitó el presidente López Obrador y es evidente que hasta el momento no ha funcionado. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) la extorsión ha aumentado 35%, el homicidio doloso 1.3%, la trata de personas 29%, los feminicidios 14.15%, los secuestros 6.5% y el narcomenudeo 21.62%

Las noticias de todos los días están plagadas de eventos trágicos y errores estratégicos en materia de seguridad. Sucesos como la liberación de Ovidio Guzmán en medio de un operativo mal pensado, mal planeado y mal ejecutado trascendió nuestras fronteras con titulares como: “El gobierno de México cedió ante los narcos y liberó al hijo del “Chapo” Guzmán” (Clarín, Argentina), “Failed operation underlines Mexico chaos” (Los Angeles Times, EEUU) o “Mexican Cartel Rules City After Gunbattle” (Wall Street Journal, EEUU), y mientras el gobierno ofrece varias versiones distintas de lo que pasó, la única verdad incuestionable es que no han podido o no han querido enfrentar la realidad.

Uno de los actos que más indignación ha generado en la sociedad es el múltiple asesinato de mujeres y niños de la familia LeBarón en los límites entre Chihuahua y Sonora. Una masacre contra personas en total indefensión y sin explicación alguna que evidencia el grado de descomposición al que se ha llegado.

La estrategia, si es que existe una estrategia, no está funcionando. No se puede reducir la inseguridad a un problema del pasado, como si se gobernara viendo al retrovisor. Los países que han tenido éxito al enfrentarla la han entendido como un problema integral en donde los esfuerzos se enfocan en tres vertientes: primero en construir la paz y la justicia con salud, oportunidades, servicios, vivienda y educación, no sólo combatir la inseguridad; segundo coordinando a todas las instancias y niveles de gobierno, y tercero, permitiendo y fomentando la participación ciudadana.

El jueves pasado, el presidente López Obrador declaró que falta un año más para que su gobierno tenga resultados visibles. Sin ahondar en que la declaración contradice todo lo que ofreció durante su campaña y todo lo que afirmó durante sus primeros de gobierno, no se podrá llegar a resultados positivos mientras todos los indicadores sigan en detrimento día con día. Lo que urge es que haya una estrategia y que exista auténtica determinación en el gobierno de cumplirla, hasta hoy lo único evidente es que las cifras de violencia siguen en aumento y que la falta de resultados empieza a parecer falta de voluntad.

@JCRomeroHicks