/ lunes 23 de agosto de 2021

Ser mujer en Afganistán

“Los talibanes, son talibanes. No han cambiado”, dijo la periodista Khadija Amin, al ser despedida del canal de TV donde era presentadora y su lugar ocupado por un hombre “barbudo y con turbante”; hoy los talibanes se han apoderado nuevamente de su país después de 20 años de su derrocamiento. Como ella, otras mujeres empiezan a ser despedidas de sus trabajos. Poco a poco comenzarán a surgir hechos de control y sometimiento contra las mujeres de todas las edades y nadie puede quedarse impávido.


Quienes hoy toman las riendas de Afganistán tendrán en la ley sharía islámica, su guía de gobierno. Y aunque han dicho que se respetará que no dejen la educación y su trabajo en el marco de la ley islámica, las mujeres se han resguardado en sus casas y sienten temor porque vuelven a sus mentes el horror que padecieron por parte de los talibanes quienes gobernaron Afganistán entre 1996 y 2001.


La Ley Sharía es un código de conducta que tiene sus fundamentos en el Corán, las enseñanzas de Mahoma y las fatuas que son los decretos de los ideólogos islámicos, que varían según la jurisprudencia; la más fundamentalista -como la que aplican los talibanes- hace la diferencia respecto a los castigos sobre las faltas; en el caso de los sunitas que hoy tienen el control sobre Afganistán, la falta se castiga “de manera extrema”, un ejemplo es el adulterio, a quien se acusa puede provocársele la muerte con lapidación, a pedradas, tortura de manera cruel, hasta que pierde la vida. Las fatuas son fundamentalmente patriarcales; los riesgos de ser subordinadas, esclavizadas y también asesinadas es real, pero no basta escribirlo, es necesario los gobiernos desde los organismos multilaterales se apresten a vigilar y prevenir no se pierdan los derechos ya ganados en estos años.


Biden al decretar el retiro total de las tropas estadounidenses, a partir del acuerdo de Trump de febrero de 2020 con los talibanes, dijo que los EU no seguirán haciendo algo que los afganos no están dispuesto hacer por sí mismos; sin embargo el fanatismo religioso provocará situaciones que el mundo libre no puede permitir, los resultados pueden ser devastadores hacia las mujeres y niñas. Es a la ONU, donde convergen todos los países, a quien corresponde vigilar que desde el derecho universal de los derechos humanos, no se trasgredan los derechos de las mujeres afganas, los derechos que ya ejercen como es el acceso a la educación, a salir a la calle solas, a vestirse como se quiera, relacionarse con quien se quiera, tener acceso a la salud, trabajo, matrimonio libre, pensamiento libre, hoy en vías de su prohibición por ser “una maligna influencia occidental”contrarias a las fatuas. Regresará la obligación de la burka, pero también la abrasión del clítoris de las niñas, el confinamiento y los crímenes de honor.


Se ha convocado al Consejo de Seguridad de la ONU que valora la situación, veamos que hacen Rusia y China; no olvidemos México también es parte del Consejo. La Unión Europea está reactiva ante el incremento de la diáspora afgana. Urge el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y la Alta Comisionada para los DH aseguren con visitas insitu que el gobierno talibán respete los derechos humanos de las mujeres y las niñas; porque reitero: las mujeres afganas tienen temor fundado al constatar que miles de talibanes armados y empoderados han tomado todas las calles de este país.



Te recomendamos el podcast ⬇️

Disponible en: Acast, Spotify, Apple Podcasts, Google Podcasts, Deezer y Amazon Music

“Los talibanes, son talibanes. No han cambiado”, dijo la periodista Khadija Amin, al ser despedida del canal de TV donde era presentadora y su lugar ocupado por un hombre “barbudo y con turbante”; hoy los talibanes se han apoderado nuevamente de su país después de 20 años de su derrocamiento. Como ella, otras mujeres empiezan a ser despedidas de sus trabajos. Poco a poco comenzarán a surgir hechos de control y sometimiento contra las mujeres de todas las edades y nadie puede quedarse impávido.


Quienes hoy toman las riendas de Afganistán tendrán en la ley sharía islámica, su guía de gobierno. Y aunque han dicho que se respetará que no dejen la educación y su trabajo en el marco de la ley islámica, las mujeres se han resguardado en sus casas y sienten temor porque vuelven a sus mentes el horror que padecieron por parte de los talibanes quienes gobernaron Afganistán entre 1996 y 2001.


La Ley Sharía es un código de conducta que tiene sus fundamentos en el Corán, las enseñanzas de Mahoma y las fatuas que son los decretos de los ideólogos islámicos, que varían según la jurisprudencia; la más fundamentalista -como la que aplican los talibanes- hace la diferencia respecto a los castigos sobre las faltas; en el caso de los sunitas que hoy tienen el control sobre Afganistán, la falta se castiga “de manera extrema”, un ejemplo es el adulterio, a quien se acusa puede provocársele la muerte con lapidación, a pedradas, tortura de manera cruel, hasta que pierde la vida. Las fatuas son fundamentalmente patriarcales; los riesgos de ser subordinadas, esclavizadas y también asesinadas es real, pero no basta escribirlo, es necesario los gobiernos desde los organismos multilaterales se apresten a vigilar y prevenir no se pierdan los derechos ya ganados en estos años.


Biden al decretar el retiro total de las tropas estadounidenses, a partir del acuerdo de Trump de febrero de 2020 con los talibanes, dijo que los EU no seguirán haciendo algo que los afganos no están dispuesto hacer por sí mismos; sin embargo el fanatismo religioso provocará situaciones que el mundo libre no puede permitir, los resultados pueden ser devastadores hacia las mujeres y niñas. Es a la ONU, donde convergen todos los países, a quien corresponde vigilar que desde el derecho universal de los derechos humanos, no se trasgredan los derechos de las mujeres afganas, los derechos que ya ejercen como es el acceso a la educación, a salir a la calle solas, a vestirse como se quiera, relacionarse con quien se quiera, tener acceso a la salud, trabajo, matrimonio libre, pensamiento libre, hoy en vías de su prohibición por ser “una maligna influencia occidental”contrarias a las fatuas. Regresará la obligación de la burka, pero también la abrasión del clítoris de las niñas, el confinamiento y los crímenes de honor.


Se ha convocado al Consejo de Seguridad de la ONU que valora la situación, veamos que hacen Rusia y China; no olvidemos México también es parte del Consejo. La Unión Europea está reactiva ante el incremento de la diáspora afgana. Urge el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y la Alta Comisionada para los DH aseguren con visitas insitu que el gobierno talibán respete los derechos humanos de las mujeres y las niñas; porque reitero: las mujeres afganas tienen temor fundado al constatar que miles de talibanes armados y empoderados han tomado todas las calles de este país.



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