“Los talibanes, son talibanes. No han cambiado”, dijo la periodista Khadija Amin, al ser despedida del canal de TV donde era presentadora y su lugar ocupado por un hombre “barbudo y con turbante”; hoy los talibanes se han apoderado nuevamente de su país después de 20 años de su derrocamiento. Como ella, otras mujeres empiezan a ser despedidas de sus trabajos. Poco a poco comenzarán a surgir hechos de control y sometimiento contra las mujeres de todas las edades y nadie puede quedarse impávido.
Quienes hoy toman las riendas de Afganistán tendrán en la ley sharía islámica, su guía de gobierno. Y aunque han dicho que se respetará que no dejen la educación y su trabajo en el marco de la ley islámica, las mujeres se han resguardado en sus casas y sienten temor porque vuelven a sus mentes el horror que padecieron por parte de los talibanes quienes gobernaron Afganistán entre 1996 y 2001.
La Ley Sharía es un código de conducta que tiene sus fundamentos en el Corán, las enseñanzas de Mahoma y las fatuas que son los decretos de los ideólogos islámicos, que varían según la jurisprudencia; la más fundamentalista -como la que aplican los talibanes- hace la diferencia respecto a los castigos sobre las faltas; en el caso de los sunitas que hoy tienen el control sobre Afganistán, la falta se castiga “de manera extrema”, un ejemplo es el adulterio, a quien se acusa puede provocársele la muerte con lapidación, a pedradas, tortura de manera cruel, hasta que pierde la vida. Las fatuas son fundamentalmente patriarcales; los riesgos de ser subordinadas, esclavizadas y también asesinadas es real, pero no basta escribirlo, es necesario los gobiernos desde los organismos multilaterales se apresten a vigilar y prevenir no se pierdan los derechos ya ganados en estos años.
Biden al decretar el retiro total de las tropas estadounidenses, a partir del acuerdo de Trump de febrero de 2020 con los talibanes, dijo que los EU no seguirán haciendo algo que los afganos no están dispuesto hacer por sí mismos; sin embargo el fanatismo religioso provocará situaciones que el mundo libre no puede permitir, los resultados pueden ser devastadores hacia las mujeres y niñas. Es a la ONU, donde convergen todos los países, a quien corresponde vigilar que desde el derecho universal de los derechos humanos, no se trasgredan los derechos de las mujeres afganas, los derechos que ya ejercen como es el acceso a la educación, a salir a la calle solas, a vestirse como se quiera, relacionarse con quien se quiera, tener acceso a la salud, trabajo, matrimonio libre, pensamiento libre, hoy en vías de su prohibición por ser “una maligna influencia occidental”contrarias a las fatuas. Regresará la obligación de la burka, pero también la abrasión del clítoris de las niñas, el confinamiento y los crímenes de honor.
Se ha convocado al Consejo de Seguridad de la ONU que valora la situación, veamos que hacen Rusia y China; no olvidemos México también es parte del Consejo. La Unión Europea está reactiva ante el incremento de la diáspora afgana. Urge el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y la Alta Comisionada para los DH aseguren con visitas insitu que el gobierno talibán respete los derechos humanos de las mujeres y las niñas; porque reitero: las mujeres afganas tienen temor fundado al constatar que miles de talibanes armados y empoderados han tomado todas las calles de este país.
Te recomendamos el podcast ⬇️
Disponible en: Acast, Spotify, Apple Podcasts, Google Podcasts, Deezer y Amazon Music