/ sábado 5 de septiembre de 2020

Servicio Sismológico Nacional: 110 años palpitando

Nada sucede hasta que algo se mueve.

Albert Einstein


En la historia contemporánea de México, fulguran con especial brillo dos momentos coyunturales de gestación institucional, académica y científica. Uno correspondió al régimen juarista, al impulsar la Ley Orgánica de Instrucción Pública en 1867, por la que nació la Escuela Nacional Preparatoria. El otro, tuvo lugar en septiembre de 1910, en las postrimerías del porfiriato dentro del marco de los festejos conmemorativos por el Centenario de la Independencia, al ser fundada la Universidad Nacional de México e inaugurada, un día como hoy 5 de septiembre, la Estación Sismológica Central del Servicio Sismológico Nacional (SSN).

La ceremonia solemne de inauguración se verificó en los jardines del que fuera edificio del ex Arzobispado en Tacubaya. Lugar que sería sede del SSN durante casi medio siglo y que compartiría con el Observatorio Astronómico Nacional (OAN). El acto conmemorativo, que inició con la interpretación musical de la obertura verdiana de Ernani y concluyó con el Himno Nacional Mexicano a cargo de la Banda del 7º Regimiento de Caballería, fue presidido por los ingenieros Andrés Aldasoro -en representación del primer mandatario-, Ángel Anguiano y Juan de Dios Villarello, respectivamente subsecretario de Fomento, director y subdirector del OAN. Teodoro Flores dictó una conferencia sobre sismología y el geólogo Rafael Aguilar y Santillán un discurso sobre la flamante institución sismológica.

México se situaba a la vanguardia de la sismología mundial junto con Alemania, Japón, Estados Unidos e Inglaterra. Era la materialización del proyecto científico gestado en 1904 en Estrasburgo, cuando representantes de una veintena de países decidieron crear la Asociación Sismológica Internacional con el objetivo prioritario de instalar, en sus respectivos lugares de procedencia, una red sismológica nacional para contribuir a la localización epicentral sísmica mediante la instalación de los instrumentos más modernos de la época: en esos momentos los sismógrafos Bosh-Omori y Wiechert.

Por nuestro país, el compromiso fue asumido e impulsado por José Guadalupe Aguilera, titular del Instituto Geológico de México (IGM) dependiente de la Secretaría de Fomento, Colonización e Industria. Organismo al que el SSN quedaría incorporado desde su creación y durante las siguientes cuatro décadas. El proyecto original planteaba establecer 60 estaciones sismológicas en distintos puntos del territorio nacional, pero debido al estallamiento del movimiento revolucionario, en los primeros años sólo pudieron instalarse las estaciones de Oaxaca, Mazatlán, Mérida, Guadalajara, Zacatecas y Monterrey. La inestabilidad política fue el signo de los tiempos, hasta que en 1929 el destino del SSN quedó unido al de la Universidad Nacional, al obtener ésta su autonomía y el IGM ser integrado a ella como Instituto de Geología. Entidad que, a su vez, dio origen en 1945 al Instituto de Geofísica, a cuyo cargo quedó encomendado el SSN y del que es parte sustantiva desde entonces, justo hace 75 años.

La UNAM reconocía así la importancia y necesidad de incentivar la investigación en estos campos del conocimiento científico, máxime siendo México uno de los países con mayor vulnerabilidad en materia de riesgos geológicos potencialmente destructivos, en especial símicos y volcánicos. Ello, al encontrarse nuestro territorio sometido a una intensa actividad telúrica en gran medida derivada de la interacción de las cinco placas tectónicas que inciden en él, como lo comprueban los centenares de macrosismos devastadores que han tenido lugar, destacando entre los más recientes los de 1932, 1957, 1973, 1979, 1985, 1995, 2012 y 2017. Un solo dato abrumador, obtenido del Catálogo de Sismos del SSN, debería bastar para que tomáramos conciencia: del 5 de septiembre de 1910 al día de hoy, el SSN ha registrado más de 205 mil sismos en nuestro país. De ahí que el monitoreo sísmico, como la ciencia en general, deban ser aquilatados en toda su relevancia y recibir el apoyo total de la ciudadanía y sobre todo del Estado: hasta el más mínimo recorte presupuestario puede tener un costo incalculable en vidas humanas.

La labor más que centenaria que ha realizado el SSN es ejemplo vivo, palpitante, pero sobre todo heroico, de una comunidad entregada y comprometida con la ciencia y con la sociedad. Ocurrido un sismo, gracias a su reporte inmediato autoridades y ciudadanía conocen dónde ocurrió éste, su magnitud, si amerita alerta de tsunami y hacia dónde debe enfocarse prioritariamente la atención. Por ello, cumplir 110 años para una institución de la naturaleza y envergadura del SSN, pionera en el estudio, observación, detección, localización y monitoreo sismológico, es logro que enorgullece a la comunidad universitaria y científica por su contribución fundamental y estratégica a la investigación mundial de punta en el campo de las ciencias de la Tierra, y que enaltece a nuestro país por el esfuerzo infatigable, profesional y humano que el personal del Servicio Sismológico Nacional ofrenda permanentemente para la salvaguarda de nuestra Nación.


bettyzanolli@gmail.com

@BettyZanolli


Nada sucede hasta que algo se mueve.

Albert Einstein


En la historia contemporánea de México, fulguran con especial brillo dos momentos coyunturales de gestación institucional, académica y científica. Uno correspondió al régimen juarista, al impulsar la Ley Orgánica de Instrucción Pública en 1867, por la que nació la Escuela Nacional Preparatoria. El otro, tuvo lugar en septiembre de 1910, en las postrimerías del porfiriato dentro del marco de los festejos conmemorativos por el Centenario de la Independencia, al ser fundada la Universidad Nacional de México e inaugurada, un día como hoy 5 de septiembre, la Estación Sismológica Central del Servicio Sismológico Nacional (SSN).

La ceremonia solemne de inauguración se verificó en los jardines del que fuera edificio del ex Arzobispado en Tacubaya. Lugar que sería sede del SSN durante casi medio siglo y que compartiría con el Observatorio Astronómico Nacional (OAN). El acto conmemorativo, que inició con la interpretación musical de la obertura verdiana de Ernani y concluyó con el Himno Nacional Mexicano a cargo de la Banda del 7º Regimiento de Caballería, fue presidido por los ingenieros Andrés Aldasoro -en representación del primer mandatario-, Ángel Anguiano y Juan de Dios Villarello, respectivamente subsecretario de Fomento, director y subdirector del OAN. Teodoro Flores dictó una conferencia sobre sismología y el geólogo Rafael Aguilar y Santillán un discurso sobre la flamante institución sismológica.

México se situaba a la vanguardia de la sismología mundial junto con Alemania, Japón, Estados Unidos e Inglaterra. Era la materialización del proyecto científico gestado en 1904 en Estrasburgo, cuando representantes de una veintena de países decidieron crear la Asociación Sismológica Internacional con el objetivo prioritario de instalar, en sus respectivos lugares de procedencia, una red sismológica nacional para contribuir a la localización epicentral sísmica mediante la instalación de los instrumentos más modernos de la época: en esos momentos los sismógrafos Bosh-Omori y Wiechert.

Por nuestro país, el compromiso fue asumido e impulsado por José Guadalupe Aguilera, titular del Instituto Geológico de México (IGM) dependiente de la Secretaría de Fomento, Colonización e Industria. Organismo al que el SSN quedaría incorporado desde su creación y durante las siguientes cuatro décadas. El proyecto original planteaba establecer 60 estaciones sismológicas en distintos puntos del territorio nacional, pero debido al estallamiento del movimiento revolucionario, en los primeros años sólo pudieron instalarse las estaciones de Oaxaca, Mazatlán, Mérida, Guadalajara, Zacatecas y Monterrey. La inestabilidad política fue el signo de los tiempos, hasta que en 1929 el destino del SSN quedó unido al de la Universidad Nacional, al obtener ésta su autonomía y el IGM ser integrado a ella como Instituto de Geología. Entidad que, a su vez, dio origen en 1945 al Instituto de Geofísica, a cuyo cargo quedó encomendado el SSN y del que es parte sustantiva desde entonces, justo hace 75 años.

La UNAM reconocía así la importancia y necesidad de incentivar la investigación en estos campos del conocimiento científico, máxime siendo México uno de los países con mayor vulnerabilidad en materia de riesgos geológicos potencialmente destructivos, en especial símicos y volcánicos. Ello, al encontrarse nuestro territorio sometido a una intensa actividad telúrica en gran medida derivada de la interacción de las cinco placas tectónicas que inciden en él, como lo comprueban los centenares de macrosismos devastadores que han tenido lugar, destacando entre los más recientes los de 1932, 1957, 1973, 1979, 1985, 1995, 2012 y 2017. Un solo dato abrumador, obtenido del Catálogo de Sismos del SSN, debería bastar para que tomáramos conciencia: del 5 de septiembre de 1910 al día de hoy, el SSN ha registrado más de 205 mil sismos en nuestro país. De ahí que el monitoreo sísmico, como la ciencia en general, deban ser aquilatados en toda su relevancia y recibir el apoyo total de la ciudadanía y sobre todo del Estado: hasta el más mínimo recorte presupuestario puede tener un costo incalculable en vidas humanas.

La labor más que centenaria que ha realizado el SSN es ejemplo vivo, palpitante, pero sobre todo heroico, de una comunidad entregada y comprometida con la ciencia y con la sociedad. Ocurrido un sismo, gracias a su reporte inmediato autoridades y ciudadanía conocen dónde ocurrió éste, su magnitud, si amerita alerta de tsunami y hacia dónde debe enfocarse prioritariamente la atención. Por ello, cumplir 110 años para una institución de la naturaleza y envergadura del SSN, pionera en el estudio, observación, detección, localización y monitoreo sismológico, es logro que enorgullece a la comunidad universitaria y científica por su contribución fundamental y estratégica a la investigación mundial de punta en el campo de las ciencias de la Tierra, y que enaltece a nuestro país por el esfuerzo infatigable, profesional y humano que el personal del Servicio Sismológico Nacional ofrenda permanentemente para la salvaguarda de nuestra Nación.


bettyzanolli@gmail.com

@BettyZanolli