/ miércoles 1 de septiembre de 2021

SG: ¿Perita en dulce? 

Para nada. Al recién llegado al palacio negro de Bucareli, parece que poco puede adjudicársele el adjetivo de suavecito. El también tabasqueño, Adán López, se equipara a su compinche del alma, AMLO, al representar a ese Prinosauriado que llevan grabado en las entrañas.

Al “paisano, amigo y compañero entrañable”, de acuerdo a las palabras con las que lo presentó el tlatoani, basta con verle los gestos y las actitudes, para saber de qué pie cojea. Menos resulta ocioso recordar su trayectoria como mandamás de Tabasco.

En Julio del 2019, por una abrumadora mayoría de votos –por supuesto morenacos- de los diputados locales, logró que se aprobara su iniciativa de Reformas al Código Penal. ¿En qué consistieron? Se aprobaron sanciones fortísimas de cárcel, para manifestantes, inconformes y contestatarios.

Modificaron varios Artículos, aunque los más destacados fueron el 308, 308 bis, 307, 196 y 196 bis. La redacción de cualquiera de ellos se siente como la amenaza de la espada de Damocles, sobre la cabeza de quienes organicen y participen de marchas y bloqueos, auténtica limitación a la protesta pública.

Artículo 196 bis: “Si alguien no tiene facultad legal e impide que se ejecuten trabajos y obras públicas y privadas, se le puede sancionar con una pena de 6 a 13 años de prisión. Igual pena a quien bloquee u obstruya el acceso de personal o de maquinaria, al lugar de una obra”.

El resto van en el mismo tenor, clara advertencia para quienes intentaran obstaculizar, de cualquier manera, la construcción de la refinería de Dos Bocas o el Tren Maya. Una fórmula para inhibir a los quejosos.

Si esta ley se hubiera publicado cuando Andrés Manuel tomó los pozos petroleros, lo habrían puesto un buen rato, a la sombra. A quienes ahora levantan la voz y se inconforman por las afectaciones de las obras emblemáticas de la 4T, se les perseguirá con la rudeza del autoritarismo.

Por lo demás se dice que es hábil para el diálogo, cualidad que tendrá que enjuiciar la oposición, en esta etapa en la que hay una verdadera obsesión por las elecciones del 2024.

AMLO necesitaba a un amigo incondicional en la Secretaría a la que redujo al mínimo. Olga Sánchez Cordero fue la imagen del “florero”, al que hizo referencia el interfecto, además de tirar por la borda una trayectoria que, para ciertos sectores era “distinguidísima”.

Nunca la vi así: a su paso por la Suprema Corte de Justicia, se supo de tejemanejes en los que movió sus influencias, impropios de una jueza ética.

Su hija tuvo enormes dificultades para aprobar el examen del notariado, prueba que ni de panzazo pasó, pero que le retribuyeron con el título de notaria, como si hubiera sacado un excelente.

Resulta incomprensible su personalidad. Con una fortuna personal y familiar de las gruesas, inteligente y con amplia preparación, extraña que se fuera de cabeza con quien, en numerosas ocasiones en público y en privado, la humilló. Incluso al ocultarle que al fin iba para afuera de gobernación, hasta el último momento. Refiere, por un lado, el sentido misógino del tabasqueño –aunque se quiera negar- y por el otro el uso que hace de sus colaboradores, a los que trata a patadas (Salvo que pertenezcan al exclusivo círculo de sus amistades tropicales).

Será la apetencia del Poder, que vuelve loco, que la ex ministra toleró un trato de ignominia, como tantos otros seguidores de un gurú muy poco confiable en sus relaciones humanas.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq


Para nada. Al recién llegado al palacio negro de Bucareli, parece que poco puede adjudicársele el adjetivo de suavecito. El también tabasqueño, Adán López, se equipara a su compinche del alma, AMLO, al representar a ese Prinosauriado que llevan grabado en las entrañas.

Al “paisano, amigo y compañero entrañable”, de acuerdo a las palabras con las que lo presentó el tlatoani, basta con verle los gestos y las actitudes, para saber de qué pie cojea. Menos resulta ocioso recordar su trayectoria como mandamás de Tabasco.

En Julio del 2019, por una abrumadora mayoría de votos –por supuesto morenacos- de los diputados locales, logró que se aprobara su iniciativa de Reformas al Código Penal. ¿En qué consistieron? Se aprobaron sanciones fortísimas de cárcel, para manifestantes, inconformes y contestatarios.

Modificaron varios Artículos, aunque los más destacados fueron el 308, 308 bis, 307, 196 y 196 bis. La redacción de cualquiera de ellos se siente como la amenaza de la espada de Damocles, sobre la cabeza de quienes organicen y participen de marchas y bloqueos, auténtica limitación a la protesta pública.

Artículo 196 bis: “Si alguien no tiene facultad legal e impide que se ejecuten trabajos y obras públicas y privadas, se le puede sancionar con una pena de 6 a 13 años de prisión. Igual pena a quien bloquee u obstruya el acceso de personal o de maquinaria, al lugar de una obra”.

El resto van en el mismo tenor, clara advertencia para quienes intentaran obstaculizar, de cualquier manera, la construcción de la refinería de Dos Bocas o el Tren Maya. Una fórmula para inhibir a los quejosos.

Si esta ley se hubiera publicado cuando Andrés Manuel tomó los pozos petroleros, lo habrían puesto un buen rato, a la sombra. A quienes ahora levantan la voz y se inconforman por las afectaciones de las obras emblemáticas de la 4T, se les perseguirá con la rudeza del autoritarismo.

Por lo demás se dice que es hábil para el diálogo, cualidad que tendrá que enjuiciar la oposición, en esta etapa en la que hay una verdadera obsesión por las elecciones del 2024.

AMLO necesitaba a un amigo incondicional en la Secretaría a la que redujo al mínimo. Olga Sánchez Cordero fue la imagen del “florero”, al que hizo referencia el interfecto, además de tirar por la borda una trayectoria que, para ciertos sectores era “distinguidísima”.

Nunca la vi así: a su paso por la Suprema Corte de Justicia, se supo de tejemanejes en los que movió sus influencias, impropios de una jueza ética.

Su hija tuvo enormes dificultades para aprobar el examen del notariado, prueba que ni de panzazo pasó, pero que le retribuyeron con el título de notaria, como si hubiera sacado un excelente.

Resulta incomprensible su personalidad. Con una fortuna personal y familiar de las gruesas, inteligente y con amplia preparación, extraña que se fuera de cabeza con quien, en numerosas ocasiones en público y en privado, la humilló. Incluso al ocultarle que al fin iba para afuera de gobernación, hasta el último momento. Refiere, por un lado, el sentido misógino del tabasqueño –aunque se quiera negar- y por el otro el uso que hace de sus colaboradores, a los que trata a patadas (Salvo que pertenezcan al exclusivo círculo de sus amistades tropicales).

Será la apetencia del Poder, que vuelve loco, que la ex ministra toleró un trato de ignominia, como tantos otros seguidores de un gurú muy poco confiable en sus relaciones humanas.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq