/ domingo 24 de abril de 2022

“Si no es Chana, es Juana, y si no…su hermana.”

La idea es verle siempre a las circunstancias el lado que nos conviene, como el de medir fuerzas con una famélica oposición que se negó a promover una revocación de mandato en la que estaban seriamente interesados exclusivamente el presidente y sus muchísimos seguidores, al grado de ser ellos quienes se dieron a la tarea de recolectar las firmas necesarias para cumplir con el requisito de ley con que se inicia el ejercicio, lo que en el papel les correspondía a sus adversarios, que a su vez, según argumentaron, no cayeron en la provocación de hacerle el “caldo gordo” al ejecutivo. Y si bien es cierto que el resultado en votos se cuenta por millones, también lo es que distan mucho de lo que sus promotores realmente esperaban, a los que no les quedó otra que insistir con más intensidad en el “sabotaje” del que se afirmaron víctimas por parte del INE y en presumir los cuantiosos votos obtenidos no obstante que nos les alcanzaron para alcanzar la vinculación a su favor. Claro está que, si lo hubieran logrado, estaríamos hablando de otra cosa.

En el mismo sentido es visible el desgastante y también costoso proceso que sigue el camino de la reforma de la reforma eléctrica o más bien, la contrarreforma que ahora nos entretiene con un circo de tres pistas: la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Congreso de la Unión y la Mañanera, tema convertido en el pleito estelar una vez concluido el ejercicio de la ratificación del que los analistas de uno y otro bando aún siguen arañando aspectos positivos para su causa.

En la Corte, donde se ventila la discutida constitucionalidad de la Ley de la Industria Eléctrica, están hechos bolas con el cómputo de los votos y en lugar de clarificarnos a los simples mortales el asunto que en si es complejo, complican la parte más simple de la tarea que es, contar votos.

Por su parte, en el Congreso, los legisladores se están dando hasta con la cubeta y aquello que el presidente supuso sería la solución al cuestionamiento judicial de la ley, promoviendo una reforma Constitucional, complicó todavía más las cosas ya que no pudo dividir lo suficiente a la oposición para cumplir con el cometido y asegurar que el Estado volviera a controlar totalmente la generación y distribución de la energía eléctrica, lo que sin duda representa un duro golpe para la Cuarta Trasformación, cuando menos en estos momentos.

Sin embargo, por lo que hace a la Mañanera, la cancha es solo del presidente y siendo hoy por hoy, la contrarreforma y el litio los temas que más le interesan, les viene dedicando la mayor parte del tiempo en esa tribuna de su propiedad exclusiva, ahora arremetiendo contra los legisladores de la oposición a quienes califica como “vende patrias” porque votaron en contra su iniciativa de reforma rebasando, desde mi punto de vista, los límites que permitirían a las opiniones encontradas llegar a acuerdos satisfactorios para todos. Tal parece que en la conferencia mañanera se acusa, juzga y condena a los adversarios, ya sea por pensar legítimamente diferente sobre la reforma eléctrica o bien defender intereses de empresas extranjeras, estableciendo un abismo insalvable entre las posiciones.

No hay duda de que la polarización social está creciendo y no hay voluntad para serenarnos.


“Lo único que no se puede tolerar es la intolerancia.”

napoleonef@hotmail.com

La idea es verle siempre a las circunstancias el lado que nos conviene, como el de medir fuerzas con una famélica oposición que se negó a promover una revocación de mandato en la que estaban seriamente interesados exclusivamente el presidente y sus muchísimos seguidores, al grado de ser ellos quienes se dieron a la tarea de recolectar las firmas necesarias para cumplir con el requisito de ley con que se inicia el ejercicio, lo que en el papel les correspondía a sus adversarios, que a su vez, según argumentaron, no cayeron en la provocación de hacerle el “caldo gordo” al ejecutivo. Y si bien es cierto que el resultado en votos se cuenta por millones, también lo es que distan mucho de lo que sus promotores realmente esperaban, a los que no les quedó otra que insistir con más intensidad en el “sabotaje” del que se afirmaron víctimas por parte del INE y en presumir los cuantiosos votos obtenidos no obstante que nos les alcanzaron para alcanzar la vinculación a su favor. Claro está que, si lo hubieran logrado, estaríamos hablando de otra cosa.

En el mismo sentido es visible el desgastante y también costoso proceso que sigue el camino de la reforma de la reforma eléctrica o más bien, la contrarreforma que ahora nos entretiene con un circo de tres pistas: la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Congreso de la Unión y la Mañanera, tema convertido en el pleito estelar una vez concluido el ejercicio de la ratificación del que los analistas de uno y otro bando aún siguen arañando aspectos positivos para su causa.

En la Corte, donde se ventila la discutida constitucionalidad de la Ley de la Industria Eléctrica, están hechos bolas con el cómputo de los votos y en lugar de clarificarnos a los simples mortales el asunto que en si es complejo, complican la parte más simple de la tarea que es, contar votos.

Por su parte, en el Congreso, los legisladores se están dando hasta con la cubeta y aquello que el presidente supuso sería la solución al cuestionamiento judicial de la ley, promoviendo una reforma Constitucional, complicó todavía más las cosas ya que no pudo dividir lo suficiente a la oposición para cumplir con el cometido y asegurar que el Estado volviera a controlar totalmente la generación y distribución de la energía eléctrica, lo que sin duda representa un duro golpe para la Cuarta Trasformación, cuando menos en estos momentos.

Sin embargo, por lo que hace a la Mañanera, la cancha es solo del presidente y siendo hoy por hoy, la contrarreforma y el litio los temas que más le interesan, les viene dedicando la mayor parte del tiempo en esa tribuna de su propiedad exclusiva, ahora arremetiendo contra los legisladores de la oposición a quienes califica como “vende patrias” porque votaron en contra su iniciativa de reforma rebasando, desde mi punto de vista, los límites que permitirían a las opiniones encontradas llegar a acuerdos satisfactorios para todos. Tal parece que en la conferencia mañanera se acusa, juzga y condena a los adversarios, ya sea por pensar legítimamente diferente sobre la reforma eléctrica o bien defender intereses de empresas extranjeras, estableciendo un abismo insalvable entre las posiciones.

No hay duda de que la polarización social está creciendo y no hay voluntad para serenarnos.


“Lo único que no se puede tolerar es la intolerancia.”

napoleonef@hotmail.com

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