/ sábado 2 de diciembre de 2017

Siete vidas

Parece que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) tiene candidato: José Antonio Meade. El ahora exsecretario de Hacienda renunció a su cargo para ser ungido -de manera extraoficial- por la plana mayor del PRI para contender por la Presidencia de la República. Y en lo personal creo que la jugada fue muy inteligente y el PRI demuestra su “colmillo” político una vez más.

El PRI parece tener siete vidas. Cuando todos pensamos que, después del año 2000, jamás recuperarían el poder, nos demostraron lo contrario y doce años después ganaron la Presidencia de la República. Parecía que serían invencibles: los primeros dos años de la gestión de Enrique Peña Nieto fueron logros y aciertos en el terreno de la opinión pública y de la percepción ciudadana. Todo lo que hicieron estuvo enfocado a revertir la imagen del viejo PRI, y que el nuevo PRI se hiciera de mejor fama. Pero no lo consiguieron.

A partir del escándalo de la Casa Blanca, de Ayotzinapa y similares, todo se vino a pique. El gobierno de la República jamás pudo sortear y salvar el obstáculo. Todo le salió mal. La popularidad del mandatario se fue a los suelos y no logró levantar su imagen ante la ciudadanía. Y parecía que en ese contexto, el PRI una vez no volvería a ganar jamás una elección.

La gente se decía: “¿para qué votamos por ellos, si ya los conocemos, después de doce años, lo volvieron a hacer?” Y aquí estamos una vez más frente a la disyuntiva de qué pasará en el 2018, y la carta priista parece tomar fuerza nuevamente.

José Antonio Meade es un hombre preparado. Tiene mucho con qué competir. Es un personaje que atrae a los votantes que se sienten inseguros de escoger a López Obrador, pero que ya no quieren más de lo mismo. El problema de Meade no es él mismo, sino la marca que representa. Y tendrá que desmarcarse a tiempo, denunciar la corrupción y la impunidad y garantizar que su gobierno será uno de leyes, de estado de derecho, de transparencia y de resultados, todo ello basado en políticas públicas bien pensadas y responsables. Pero en este punto ya nada me sorprende. Creo que esa será la jugada maestra del PRI para volver a ganar la Presidencia de la República en 2018.

Los otros candidatos -o aspirantes, más bien- tienen mucho qué hacer. La oposición que podría representar el PAN con Ricardo Anaya o Margarita Zavala está fragmentada. Entre la renuncia de Margarita al PAN y la coalición del Frente con el PRD, no tengo claro cuál será la estrategia que utilizarán. El voto dividido nunca ha ayudado a nadie y tendrían que construir un discurso más sólido en este punto. El problema verdadero para Meade será López Obrador. El eterno candidato -y actual puntero en las encuestas- está a punto de ganar, si las cosas no cambian. Si Andrés Manuel modera su postura, si convence al indeciso, si se vuelve atractivo para la clase media, entonces podrá ganar. El problema de Meade es que tiene mejores herramientas, pero su marca es menos competitiva. Vamos a ver si al final de cuentas logra realmente distanciarse de este gobierno y tomar rumbo propio.

@fedeling

Parece que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) tiene candidato: José Antonio Meade. El ahora exsecretario de Hacienda renunció a su cargo para ser ungido -de manera extraoficial- por la plana mayor del PRI para contender por la Presidencia de la República. Y en lo personal creo que la jugada fue muy inteligente y el PRI demuestra su “colmillo” político una vez más.

El PRI parece tener siete vidas. Cuando todos pensamos que, después del año 2000, jamás recuperarían el poder, nos demostraron lo contrario y doce años después ganaron la Presidencia de la República. Parecía que serían invencibles: los primeros dos años de la gestión de Enrique Peña Nieto fueron logros y aciertos en el terreno de la opinión pública y de la percepción ciudadana. Todo lo que hicieron estuvo enfocado a revertir la imagen del viejo PRI, y que el nuevo PRI se hiciera de mejor fama. Pero no lo consiguieron.

A partir del escándalo de la Casa Blanca, de Ayotzinapa y similares, todo se vino a pique. El gobierno de la República jamás pudo sortear y salvar el obstáculo. Todo le salió mal. La popularidad del mandatario se fue a los suelos y no logró levantar su imagen ante la ciudadanía. Y parecía que en ese contexto, el PRI una vez no volvería a ganar jamás una elección.

La gente se decía: “¿para qué votamos por ellos, si ya los conocemos, después de doce años, lo volvieron a hacer?” Y aquí estamos una vez más frente a la disyuntiva de qué pasará en el 2018, y la carta priista parece tomar fuerza nuevamente.

José Antonio Meade es un hombre preparado. Tiene mucho con qué competir. Es un personaje que atrae a los votantes que se sienten inseguros de escoger a López Obrador, pero que ya no quieren más de lo mismo. El problema de Meade no es él mismo, sino la marca que representa. Y tendrá que desmarcarse a tiempo, denunciar la corrupción y la impunidad y garantizar que su gobierno será uno de leyes, de estado de derecho, de transparencia y de resultados, todo ello basado en políticas públicas bien pensadas y responsables. Pero en este punto ya nada me sorprende. Creo que esa será la jugada maestra del PRI para volver a ganar la Presidencia de la República en 2018.

Los otros candidatos -o aspirantes, más bien- tienen mucho qué hacer. La oposición que podría representar el PAN con Ricardo Anaya o Margarita Zavala está fragmentada. Entre la renuncia de Margarita al PAN y la coalición del Frente con el PRD, no tengo claro cuál será la estrategia que utilizarán. El voto dividido nunca ha ayudado a nadie y tendrían que construir un discurso más sólido en este punto. El problema verdadero para Meade será López Obrador. El eterno candidato -y actual puntero en las encuestas- está a punto de ganar, si las cosas no cambian. Si Andrés Manuel modera su postura, si convence al indeciso, si se vuelve atractivo para la clase media, entonces podrá ganar. El problema de Meade es que tiene mejores herramientas, pero su marca es menos competitiva. Vamos a ver si al final de cuentas logra realmente distanciarse de este gobierno y tomar rumbo propio.

@fedeling