/ sábado 7 de diciembre de 2019

Significado y compromiso

“Sopla el viento de la libertad”

Lema de la Universidad de Stanford

La Universidad de Stanford fue fundada por Leland y Jane Stanford como un tributo a la memoria de su hijo, que murió en 1884 a los 15 años de fiebre tifoidea. La pérdida fue el motor que impulsó la creación de una institución que se ha convertido en una de las principales fuentes de conocimiento en la historia de la humanidad.

Al 2019, 83 premios Nobel, 27 premios Turing y 8 ganadores de la medalla Fields, han estado afiliados a Stanford como alumnos o profesores. Es la alma mater de un presidente de Estados Unidos, 30 billonarios vivos y 17 astronautas.

El 16 de junio de 1991, John W. Gardner, reconocido líder civil en Estados Unidos, fue invitado para pronunciar el discurso de graduación en el centenario de la prestigiosa Universidad. Este mensaje, está lleno de sabios consejos que me gustaría compartir con ustedes en estas fechas que, por lo general, invitan a la reflexión:

“...Aprendan toda su vida. Aprendan de sus fracasos, de sus éxitos.”

“...Aprendemos de nuestros trabajos, de nuestros amigos y familias. Aprendemos al aceptar los compromisos de la vida, desempeñando los roles que la vida nos entrega (no necesariamente los roles que hubiéramos elegido). Aprendemos tomando riesgos, sufriendo, disfrutando, amando, llevando las indignidades de la vida con dignidad.”

“...Tu identidad es aquello a lo que estás comprometido. Si no haces ningún compromiso, eres una persona incompleta. Libertad y obligación, libertad y deber, ese es el trato.”

“...Uno de los enemigos de la motivación real y permanente, es la concepción más bien infantil que tenemos acerca del tipo de metas descriptibles y concretas hacia la que todos nuestros esfuerzos deben conducirnos. Queremos creer que hay un punto en el que podemos sentir que hemos llegado. Queremos un sistema de puntuación que nos diga cuando ya hayamos acumulado suficientes puntos para considerarnos exitosos.

Entonces te revuelcas y sudas y escalas para alcanzar lo que creías que era la meta. Y, cuando llegas ahí, te levantas, miras alrededor y lo más probable es que te sientas un poco vacío. Tal vez más que un poco vacío.

Te preguntas si escalaste la montaña equivocada.

Pero la metáfora está mal. La vida no es una montaña que tenga una cumbre. Tampoco es -como algunos suponen- un acertijo que tenga una respuesta. Ni un juego que tenga un marcador final.

La vida es un desarrollo sin fin y -si queremos que lo sea- un interminable proceso de autodescubrimiento, un interminable e impredecible diálogo entre nuestros propios potenciales y las situaciones de vida en las que nos encontramos.”

“...Déjenme concluir diciendo, tan directo como me es posible, que esta nación se está enfrentando a una prueba de carácter, mucho más profunda por ser difusa, mucho más difícil al no ser precipitada por un ataque enemigo.

La prueba es si, entre toda la confusión y choques de intereses, todos los conflictos distractores y propósitos cruzados, todas las tentaciones para la autocomplacencia y autoexoneración, tenemos la fortaleza de propósito, las agallas, la convicción, el poder de permanencia espiritual para construir un futuro digno de nuestro pasado.”

Espero que este cierre de año nos llene de la fuerza y determinación que nuestro país necesita para superar una prueba que apenas comienza.


“Sopla el viento de la libertad”

Lema de la Universidad de Stanford

La Universidad de Stanford fue fundada por Leland y Jane Stanford como un tributo a la memoria de su hijo, que murió en 1884 a los 15 años de fiebre tifoidea. La pérdida fue el motor que impulsó la creación de una institución que se ha convertido en una de las principales fuentes de conocimiento en la historia de la humanidad.

Al 2019, 83 premios Nobel, 27 premios Turing y 8 ganadores de la medalla Fields, han estado afiliados a Stanford como alumnos o profesores. Es la alma mater de un presidente de Estados Unidos, 30 billonarios vivos y 17 astronautas.

El 16 de junio de 1991, John W. Gardner, reconocido líder civil en Estados Unidos, fue invitado para pronunciar el discurso de graduación en el centenario de la prestigiosa Universidad. Este mensaje, está lleno de sabios consejos que me gustaría compartir con ustedes en estas fechas que, por lo general, invitan a la reflexión:

“...Aprendan toda su vida. Aprendan de sus fracasos, de sus éxitos.”

“...Aprendemos de nuestros trabajos, de nuestros amigos y familias. Aprendemos al aceptar los compromisos de la vida, desempeñando los roles que la vida nos entrega (no necesariamente los roles que hubiéramos elegido). Aprendemos tomando riesgos, sufriendo, disfrutando, amando, llevando las indignidades de la vida con dignidad.”

“...Tu identidad es aquello a lo que estás comprometido. Si no haces ningún compromiso, eres una persona incompleta. Libertad y obligación, libertad y deber, ese es el trato.”

“...Uno de los enemigos de la motivación real y permanente, es la concepción más bien infantil que tenemos acerca del tipo de metas descriptibles y concretas hacia la que todos nuestros esfuerzos deben conducirnos. Queremos creer que hay un punto en el que podemos sentir que hemos llegado. Queremos un sistema de puntuación que nos diga cuando ya hayamos acumulado suficientes puntos para considerarnos exitosos.

Entonces te revuelcas y sudas y escalas para alcanzar lo que creías que era la meta. Y, cuando llegas ahí, te levantas, miras alrededor y lo más probable es que te sientas un poco vacío. Tal vez más que un poco vacío.

Te preguntas si escalaste la montaña equivocada.

Pero la metáfora está mal. La vida no es una montaña que tenga una cumbre. Tampoco es -como algunos suponen- un acertijo que tenga una respuesta. Ni un juego que tenga un marcador final.

La vida es un desarrollo sin fin y -si queremos que lo sea- un interminable proceso de autodescubrimiento, un interminable e impredecible diálogo entre nuestros propios potenciales y las situaciones de vida en las que nos encontramos.”

“...Déjenme concluir diciendo, tan directo como me es posible, que esta nación se está enfrentando a una prueba de carácter, mucho más profunda por ser difusa, mucho más difícil al no ser precipitada por un ataque enemigo.

La prueba es si, entre toda la confusión y choques de intereses, todos los conflictos distractores y propósitos cruzados, todas las tentaciones para la autocomplacencia y autoexoneración, tenemos la fortaleza de propósito, las agallas, la convicción, el poder de permanencia espiritual para construir un futuro digno de nuestro pasado.”

Espero que este cierre de año nos llene de la fuerza y determinación que nuestro país necesita para superar una prueba que apenas comienza.


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