/ miércoles 12 de enero de 2022

Simular sin persuadir 

De manera creciente, los usuarios de las ciclovías nos quejamos de la presencia de motocicletas en estos espacios. En horas pico, particularmente, decenas o cientos de motociclistas evaden la congestión a través de las áreas confinadas. Al ser vehículos más pesados y que circulan a mayor velocidad, ponen en riesgo a quienes se trasladan en bicicleta.

Muy de vez en cuando, los infractores se topan con el “Jefe Radar”, un funcionario a cargo de la Secretaría de Movilidad, quien con su brigada tiene la misión de persuadir sin multar, a quienes invaden los espacios ciclistas. Como se ha dicho, en la práctica sólo simulan sin persuadir.

Las atribuciones para multar están en la Secretaría de Seguridad Ciudadana, en el área de tránsito que ya he criticado en innumerables ocasiones tanto en este espacio como en mis redes sociales.

Me parece que en el fondo en la Secretaría de Movilidad están desesperados: son meros adornos en las dinámicas viales. Hacen ciclovías, ciclocarriles y carriles bus-bici, hasta donde los estudios de tránsito les dicen que no afectarán al automóvil. Nada pueden hacer para bajar la velocidad, o para evitar las invasiones a los carriles del Metrobús o la bicicleta. En Seguridad Ciudadana creen que su misión es agilizar el tránsito, no salvar vidas, no mejorar el respeto a la normatividad, menos el respeto al espacio público.

Los unos, los de la Semovi, se apoyan en sus aliados, quienes nos recuerdan que la atribución es de la SSC, y tienen razón, lo lamentable es que se mantenga el juego de la simulación cuando necesitamos alzar la voz para que en la Subsecretaría de Control de Tránsito actúen, en vez de la pantomima de una brigada persuasiva.

Recién, mientras el subsecretario de Planeación, Rodrigo Díaz, daba una entrevista, pasaron por lo menos diez motociclistas invadiendo la flamante ciclovía de Eje 2 Poniente.

Este gobierno presume que ha hecho más kilómetros de ciclovías que ningún otro, algo innegable. Lo que sí se puede negar es su apego a normas técnicas y la capacidad para hacer cumplir la ley. Seguramente existen muchas herramientas persuasivas, pero las sanciones cívicas, al menos hoy, poseen un impacto limitadísimo, no hay campañas informativas y hasta se ha simplificado la renovación de la licencia, sin garantizar que quien la obtiene sepa, por lo menos, manejar.

El paquete completo es una absoluta simulación. Nuestros funcionarios de la Semovi simulan hacer la más grande red de ciclovías que ningún gobierno haya hecho jamás pese a fallas técnicas, simulan cambiar conductas, simulan recorrer la infraestructura ciclista con un cuerpo de servidores públicos que invitan a conductores a liberar estas vías, pero que son incapaces de multar. Han sobreestimado las bondades de las fotocívicas, han minimizado los beneficios de las fotomultas, pero sobre todo, se han disfrazado de expertos para simular resultados porque son incapaces de alzar la voz frente al verdadero poder: una mediocre policía que en vez de construir respeto, se hinca ante el rey motor.

De manera creciente, los usuarios de las ciclovías nos quejamos de la presencia de motocicletas en estos espacios. En horas pico, particularmente, decenas o cientos de motociclistas evaden la congestión a través de las áreas confinadas. Al ser vehículos más pesados y que circulan a mayor velocidad, ponen en riesgo a quienes se trasladan en bicicleta.

Muy de vez en cuando, los infractores se topan con el “Jefe Radar”, un funcionario a cargo de la Secretaría de Movilidad, quien con su brigada tiene la misión de persuadir sin multar, a quienes invaden los espacios ciclistas. Como se ha dicho, en la práctica sólo simulan sin persuadir.

Las atribuciones para multar están en la Secretaría de Seguridad Ciudadana, en el área de tránsito que ya he criticado en innumerables ocasiones tanto en este espacio como en mis redes sociales.

Me parece que en el fondo en la Secretaría de Movilidad están desesperados: son meros adornos en las dinámicas viales. Hacen ciclovías, ciclocarriles y carriles bus-bici, hasta donde los estudios de tránsito les dicen que no afectarán al automóvil. Nada pueden hacer para bajar la velocidad, o para evitar las invasiones a los carriles del Metrobús o la bicicleta. En Seguridad Ciudadana creen que su misión es agilizar el tránsito, no salvar vidas, no mejorar el respeto a la normatividad, menos el respeto al espacio público.

Los unos, los de la Semovi, se apoyan en sus aliados, quienes nos recuerdan que la atribución es de la SSC, y tienen razón, lo lamentable es que se mantenga el juego de la simulación cuando necesitamos alzar la voz para que en la Subsecretaría de Control de Tránsito actúen, en vez de la pantomima de una brigada persuasiva.

Recién, mientras el subsecretario de Planeación, Rodrigo Díaz, daba una entrevista, pasaron por lo menos diez motociclistas invadiendo la flamante ciclovía de Eje 2 Poniente.

Este gobierno presume que ha hecho más kilómetros de ciclovías que ningún otro, algo innegable. Lo que sí se puede negar es su apego a normas técnicas y la capacidad para hacer cumplir la ley. Seguramente existen muchas herramientas persuasivas, pero las sanciones cívicas, al menos hoy, poseen un impacto limitadísimo, no hay campañas informativas y hasta se ha simplificado la renovación de la licencia, sin garantizar que quien la obtiene sepa, por lo menos, manejar.

El paquete completo es una absoluta simulación. Nuestros funcionarios de la Semovi simulan hacer la más grande red de ciclovías que ningún gobierno haya hecho jamás pese a fallas técnicas, simulan cambiar conductas, simulan recorrer la infraestructura ciclista con un cuerpo de servidores públicos que invitan a conductores a liberar estas vías, pero que son incapaces de multar. Han sobreestimado las bondades de las fotocívicas, han minimizado los beneficios de las fotomultas, pero sobre todo, se han disfrazado de expertos para simular resultados porque son incapaces de alzar la voz frente al verdadero poder: una mediocre policía que en vez de construir respeto, se hinca ante el rey motor.

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