Fueron 43 ataques contra López Obrador.
Una constante sin límite de ámbito, coincidencia imposible de cuatro candidatos presidenciales, esfuerzo frustrado si los hay.
Porque en la medida en que fustigaban al candidato de Morena, y vaya que iba aumentando el enojo del tabasqueño, se instalaba el silencio como respuesta. Ni los vio ni los escuchó.
Aferrado a sus planteamientos de campaña, repitiendo a ratos con desesperante ritmo lento la cartilla que lo ha acompañado, no cayó en la trampa. Porque lo que buscaban era mostrarlo ante la opinión pública como un hombre “violento”, y con esto alimentar la manipulación mediática que busca asociar a López Obrador con un dictador de pacotilla.
¿Logró comunicar algo nuevo a quienes no han decidido su voto? Tal vez sus asesores, él mismo, no creen que esto sea necesario. Consiguió, de sobra, definir una inmensa distancia en sus planteamientos de gobierno con los otros candidatos. Baste mencionar la revocación del mandato presidencial, con el agregado de cuánto nos hubiésemos ahorrado, obvia referencia al gobierno actual.
En calma, controlando el enojo que fue obvio, sobre todo, cuanto lo acusaron de nepotismo, no hubo ataque que hiciera verdadera mella en su fortaleza. Ricardo Anaya demostró que Andrés Manuel ha escrito libros y que el panista los ha leído. José Antonio Meade se refirió, lo más fuerte, a tres departamentos inscritos bajo su propiedad que, cerca del final del Debate, se convirtieron en dos. Viejo asunto ya publicado en New York Times sin éxito.
Y que todos saben que son de sus hijos, herencia a la muerte de su madre. Que no valen los millones de pesos que una casa en Las Lomas, en Chimalistac, o en Querétaro.
De igual manera que el tabasqueño decidió no oír ni ver a los otros candidatos, millones de mexicanos no encontraron razón alguna para voltearlos a ver. Porque ocuparon su tiempo para denostar al otro, para atacar, para acusar, para ser los “peleoneros” que tanto han fatigado a millones de mexicanos. ¿Habrá o no Secretaría de Seguridad Pública en los proyectos del PRI o del PAN? Fue una de las preguntas sin respuesta. ¿Cómo será la relación con Trump? Otra interrogante.
El golpeteó alrededor de la supuesta “amnistía” a criminales, por el contrario, permitió al tabasqueño definir que se trata de buscar la paz, de no combatir violencia con violencia, y hasta de pedir apoyo al papa Francisco. Y, además, fue el único que terminó su exposición con un Viva México que lo volvió a definir con triunfador.
¿Con qué quedarse del Debate? Haciendo a un lado al merolico excepcional de Jaime Rodríguez, el Bronco, que se llevó la noche, se ganó la nota, se mereció todos los memes con su absurda propuesta de “mochar” las manos a los ladrones… Permanece la certeza de que el panista y el priista están desesperados porque ya se sienten o saben derrotados por López Obrador.
¿Todo puede cambiar? Difícilmente todo podría cambiar tanto como necesitan Anaya y Meade que, además, se dieron hasta con la cubeta.
¿Y Margarita? Bien, gracias…
@isabelarvide / EstadoMayor.mx / CambioQRR.com