/ miércoles 20 de junio de 2018

Sin Gafete

Las malas ecuaciones


Sus “ecuaciones” no le ayudan en lo absoluto. Sus asesores, comenzando por Luis Videgaray, parecen sus peores enemigos. Lo que, a estas alturas del sexenio, a diez minutos del final, se convierte en un absurdo mayor.

Suma mal cuando cree, y actúa en consecuencia, que a la larga ser paciente, amable, gentil, suave en toda la extensión del vocablo, con Estados Unidos, va a traer dividendos. No entiende cuánto le resta esta actitud, pasiva, omisa, frente a sus gobernados.

De cara a la atrocidad, que ha merecido un rechazo internacional, de niños de mexicanos puestos en jaulas, sujetos a condiciones que no merecen ser legales, lo que decidió hacer, con retraso, además, el presidente Peña Nieto fue “enviar” a la embajadora ante organismos internacionales a quejarse ante la ONU.

O sea, la nada.

Cuando pudo cerrar la embajada de México en Washington, hacer el señalamiento más fuerte a imaginar, que le hubiese acarreado las simpatías que tanto necesita. En lugar de eso decidió, una vez más, restar. Y restarse a sí mismo.

Es inconcebible que pongan a niños, bebes, en tal estado de vulnerabilidad, que los traten peor que a animales, que los separen de sus padres como están haciendo. Es criminal. Y la esposa de Donald Trump, Melanie, lo ha dicho en la crítica más fuerte contra su marido.

Si ella puede manifestarse públicamente a favor de estos niños… ¿por qué el silencio de Peña Nieto?

Luis Videgaray dijo cuando llegó a la Secretaría de Relaciones Exteriores que llegaba a “aprender”. Supongo que ya le hemos pagado su “aprendizaje”. Y que es hora de que actúe como lo que es. Ya es tiempo de que salga a dar la cara por el país.

El domingo pasado la hazaña de ganar un partido de futbol contra un equipo poderoso, que ha sido campeón del mundo, unió a millones de mexicanos en un sentimiento de poder, de capacidad. No entiendo, supongo que millones de mexicanos tampoco lo entienden, por qué ese sentimiento no puede darse alrededor de medidas o declaraciones de gobierno.

En este caso no puede haber duda sobre qué sentir. La indignación rebasa cualquier calificativo. Son condiciones infrahumanas, no puede existir razón alguna para poner en estas jaulas, sin apenas lo indispensable, a niños que nunca han estado separados de sus padres, que no tienen edad ni capacidad para sobrevivir en condiciones tan dramáticas como ésta.

Nada justifica la medida de Trump, de su gobierno, de tratar así a estos niños que son hijos de mexicanos, y por tanto merecen toda la protección de su gobierno.

Peña Nieto ha vuelto a resolver mal la ecuación de lo que tendría que hacerse, a priori, desde ese gobierno, ese escritorio de poder que a ratos parece que le ha resultado muy duro, muy difícil.

Y eso, lo que tendría que hacerse, no es nunca enviar a una embajadora a poner una queja… ese no es el nivel. Esa no es la respuesta que millones de mexicanos exigimos.


@isabelarvide / EstadoMayor.mx / CambioQRR.com

Las malas ecuaciones


Sus “ecuaciones” no le ayudan en lo absoluto. Sus asesores, comenzando por Luis Videgaray, parecen sus peores enemigos. Lo que, a estas alturas del sexenio, a diez minutos del final, se convierte en un absurdo mayor.

Suma mal cuando cree, y actúa en consecuencia, que a la larga ser paciente, amable, gentil, suave en toda la extensión del vocablo, con Estados Unidos, va a traer dividendos. No entiende cuánto le resta esta actitud, pasiva, omisa, frente a sus gobernados.

De cara a la atrocidad, que ha merecido un rechazo internacional, de niños de mexicanos puestos en jaulas, sujetos a condiciones que no merecen ser legales, lo que decidió hacer, con retraso, además, el presidente Peña Nieto fue “enviar” a la embajadora ante organismos internacionales a quejarse ante la ONU.

O sea, la nada.

Cuando pudo cerrar la embajada de México en Washington, hacer el señalamiento más fuerte a imaginar, que le hubiese acarreado las simpatías que tanto necesita. En lugar de eso decidió, una vez más, restar. Y restarse a sí mismo.

Es inconcebible que pongan a niños, bebes, en tal estado de vulnerabilidad, que los traten peor que a animales, que los separen de sus padres como están haciendo. Es criminal. Y la esposa de Donald Trump, Melanie, lo ha dicho en la crítica más fuerte contra su marido.

Si ella puede manifestarse públicamente a favor de estos niños… ¿por qué el silencio de Peña Nieto?

Luis Videgaray dijo cuando llegó a la Secretaría de Relaciones Exteriores que llegaba a “aprender”. Supongo que ya le hemos pagado su “aprendizaje”. Y que es hora de que actúe como lo que es. Ya es tiempo de que salga a dar la cara por el país.

El domingo pasado la hazaña de ganar un partido de futbol contra un equipo poderoso, que ha sido campeón del mundo, unió a millones de mexicanos en un sentimiento de poder, de capacidad. No entiendo, supongo que millones de mexicanos tampoco lo entienden, por qué ese sentimiento no puede darse alrededor de medidas o declaraciones de gobierno.

En este caso no puede haber duda sobre qué sentir. La indignación rebasa cualquier calificativo. Son condiciones infrahumanas, no puede existir razón alguna para poner en estas jaulas, sin apenas lo indispensable, a niños que nunca han estado separados de sus padres, que no tienen edad ni capacidad para sobrevivir en condiciones tan dramáticas como ésta.

Nada justifica la medida de Trump, de su gobierno, de tratar así a estos niños que son hijos de mexicanos, y por tanto merecen toda la protección de su gobierno.

Peña Nieto ha vuelto a resolver mal la ecuación de lo que tendría que hacerse, a priori, desde ese gobierno, ese escritorio de poder que a ratos parece que le ha resultado muy duro, muy difícil.

Y eso, lo que tendría que hacerse, no es nunca enviar a una embajadora a poner una queja… ese no es el nivel. Esa no es la respuesta que millones de mexicanos exigimos.


@isabelarvide / EstadoMayor.mx / CambioQRR.com