/ lunes 2 de julio de 2018

Sin Gafete

Lo que le queda a Peña Nieto…


Este lunes, 2 de julio de 2018, Enrique Peña Nieto despertará a un mundo totalmente distinto al que imaginó que sería el principio del final de su sexenio. Todo, mucho, habrá cambiado en el país que ha gobernado. Y frente a sí tendrá una lista de pendientes y otra, compleja, de opciones para los próximos meses. Para irse en paz, con dignidad.

¿Aceptará las limitaciones de su propia realidad? De la mejor manera, quiero decir. De la mejor manera para millones de mexicanos y no para un grupo de personas en su entorno más cercano. Porque no se trata, no solamente, de la transición ordenada, de propiciar que haya un proceso democrático y tranquilo de entrega de poderes, gradual, al próximo mandatario, sino de terminar su gobierno con la menor cantidad posible de diferidos.

Que incluyen abrir investigaciones penales, concluir investigaciones penales abiertas. ¿O es que dejará que esto suceda a partir del primero de diciembre próximo?

Tiene la opción de descubrir, así como suena: Descubrimiento, los grandes fraudes, estafas, de varios de sus colaboradores o cerrar los ojos. Tiene la opción de poner a uno o dos en la cárcel o cerrar los ojos.

Y, también, tiene la posibilidad de entender cuántos fracasos políticos electorales pudieron evitarse si hubiese tomado otras decisiones. Es decir, si no hubiese oído voces ajenas al PRI en el momento de inclinar su voluntad hacia uno u otro candidato. ¿Qué decidirá sobre su partido, en las nuevas circunstancias?

El país, definitivo, será otro. Será el país donde millones de ciudadanos hayan expresado su enojo. Y Peña Nieto tendrá la posibilidad de entender, de mirar hacía las razones de ese enojo social o, una vez más cerrar los ojos.

Se despertará de cara a una devaluación que ha venido arrastrando, a un mandatario estadounidense capaz de encerrar en jaulas a niños, a una política exterior mexicana que no ha sabido responder a las agresiones y los insultos de ese mandatario. Y tendrá la opción de seguir errando o levantar su voz.

Es decir, lo más importante, Enrique Peña Nieto tendrá unos meses para enmendar en la medida de lo posible errores de su mandato constitucional que millones de mexicanos han venido señalando, o insistir en aferrarse a conductas, a expresiones de poder, a gobernar como lo ha hecho hasta ahora.

¿Hay alguna diferencia? Esto es lo que tiene que decidir, a fondo, Peña Nieto. Si hay alguna diferencia, para el país, para él, para sus colaboradores, en la forma en que puede gobernar los meses que le quedan. Es su próxima cita con la historia. Es lo que le queda, es lo que puede hacer. Es, sobre todo, la decisión sobre si quiere o puede enmendar algo en los últimos minutos de su sexenio, si quiere o puede escuchar lo que millones de mexicanos han dicho…


@isabelarvide / EstadoMayor.mx/ CambioQRR.com

Lo que le queda a Peña Nieto…


Este lunes, 2 de julio de 2018, Enrique Peña Nieto despertará a un mundo totalmente distinto al que imaginó que sería el principio del final de su sexenio. Todo, mucho, habrá cambiado en el país que ha gobernado. Y frente a sí tendrá una lista de pendientes y otra, compleja, de opciones para los próximos meses. Para irse en paz, con dignidad.

¿Aceptará las limitaciones de su propia realidad? De la mejor manera, quiero decir. De la mejor manera para millones de mexicanos y no para un grupo de personas en su entorno más cercano. Porque no se trata, no solamente, de la transición ordenada, de propiciar que haya un proceso democrático y tranquilo de entrega de poderes, gradual, al próximo mandatario, sino de terminar su gobierno con la menor cantidad posible de diferidos.

Que incluyen abrir investigaciones penales, concluir investigaciones penales abiertas. ¿O es que dejará que esto suceda a partir del primero de diciembre próximo?

Tiene la opción de descubrir, así como suena: Descubrimiento, los grandes fraudes, estafas, de varios de sus colaboradores o cerrar los ojos. Tiene la opción de poner a uno o dos en la cárcel o cerrar los ojos.

Y, también, tiene la posibilidad de entender cuántos fracasos políticos electorales pudieron evitarse si hubiese tomado otras decisiones. Es decir, si no hubiese oído voces ajenas al PRI en el momento de inclinar su voluntad hacia uno u otro candidato. ¿Qué decidirá sobre su partido, en las nuevas circunstancias?

El país, definitivo, será otro. Será el país donde millones de ciudadanos hayan expresado su enojo. Y Peña Nieto tendrá la posibilidad de entender, de mirar hacía las razones de ese enojo social o, una vez más cerrar los ojos.

Se despertará de cara a una devaluación que ha venido arrastrando, a un mandatario estadounidense capaz de encerrar en jaulas a niños, a una política exterior mexicana que no ha sabido responder a las agresiones y los insultos de ese mandatario. Y tendrá la opción de seguir errando o levantar su voz.

Es decir, lo más importante, Enrique Peña Nieto tendrá unos meses para enmendar en la medida de lo posible errores de su mandato constitucional que millones de mexicanos han venido señalando, o insistir en aferrarse a conductas, a expresiones de poder, a gobernar como lo ha hecho hasta ahora.

¿Hay alguna diferencia? Esto es lo que tiene que decidir, a fondo, Peña Nieto. Si hay alguna diferencia, para el país, para él, para sus colaboradores, en la forma en que puede gobernar los meses que le quedan. Es su próxima cita con la historia. Es lo que le queda, es lo que puede hacer. Es, sobre todo, la decisión sobre si quiere o puede enmendar algo en los últimos minutos de su sexenio, si quiere o puede escuchar lo que millones de mexicanos han dicho…


@isabelarvide / EstadoMayor.mx/ CambioQRR.com