/ jueves 28 de diciembre de 2017

Sin gafete / El fracaso de los publicistas

Este fin de año debería ser propicio, en Los Pinos, sobre todo, para meditar sobre el gran fracaso de los “publicistas” de este gobierno.

Situación que es común a la de sus antecesores, pero que adquiere tintes dramáticos por las cifras del gasto en publicidad oficial, y por los nulos resultados.

No obstante campañas como la de “lo bueno cuenta”, no ha habido capacidad para comunicar los aspectos positivos durante este sexenio. No hay sino referirnos a la “popularidad” del presidente Enrique Peña Nieto.

Otro tanto habría que decir sobre el PRI, que es el partido en el poder. Lo que se verá en las próximas elecciones.

Incapacidad para traducir lo que se ha hecho, que no puede sino adjudicarse a quiénes diseñaron la estrategia de comunicación social, a quienes contrataron a los creativos de las campañas publicitarias, a quienes establecieron los parámetros del otorgamiento de la publicidad oficial.

Algo, mucho, tiene que estar equivocado en todo esto, por mucho tiempo, para tener resultados tan pobres e incluso, contrarios a lo que podría esperarse. Cualquier empresa, venda cervezas o pasta de dientes, habría corrido a los responsables por los resultados.

Lo que el gobierno federal, y todos los gobiernos estatales, pretenden con el otorgamiento de la publicidad oficial, pero sobre todo con su diseño, con la estrategia de comunicación que está detrás de la inserción pagada, es dar a conocer lo que han hecho bien. Y que esto, los llamados “positivos”, resalten más que todas las críticas y los “negativos”.

Esto no lo ha conseguido el gobierno de la República. Con un costo millonario, millones y millones de pesos gastados de forma equivocada.

A los medios de comunicación, escritos y también la radio, la televisión, no les corresponde sino “insertar” estos mensajes. Punto. Con una factura de por medio, por eso es posible hoy analizar, cuestionar a qué medios se les ha dado una mayor cantidad de dinero a través de estas inserciones pagadas. Quiero suponer que uno de los criterios fue de audiencia, pero aún así, fue un criterio equivocado.

Como ya dictaminó la Suprema Corte de Justicia. Discriminación en el otorgamiento de publicidad oficial que puede interpretarse como un “castigo” a medios más críticos, o que en su caso privilegian la publicación de notas “negativas”.

No se diga el fracaso, igual de inmenso, en la estrategia digital de comunicación.

Lo cierto es que la realidad es una. Y se publique en primera página, se magnifique en horario estelar, o no seguirá siendo eso, la realidad. No se tapa la luz del sol por decreto, lo que todos deberíamos saber a estas alturas.

Insisto, el escándalo no es solamente la cantidad de dinero invertida en publicidad oficial, sino los resultados que han tenido estos “esfuerzos” de divulgación oficial. Imaginemos que este dinero, miles de millones de pesos, invertidos, gastados de manera distinta, en campañas diferentes, hubiesen tenido resultado… Es obvio que Peña Nieto tendría una aprobación tres veces mayor.

¿No funciona así? Entonces, es pregunta, para qué gastar dinero de las maneras en qué se ha hecho…

Quién quiera que sea el próximo mandatario del país tiene que cambiar esto. Y, sobre todo, contratar a otras personas, a otros funcionarios públicos, a otros creativos, a otros asesores, porque no han conseguido lo mínimo que se les requirió.

Las críticas en diarios como el New York Times tienen que ayudar a este análisis porque, además del fracaso, de los nulos resultados, la exhibición del gasto millonario es letal.

@isabelarvide Blog: EstadoMayor.mx Blog: CambioQRR.com

Este fin de año debería ser propicio, en Los Pinos, sobre todo, para meditar sobre el gran fracaso de los “publicistas” de este gobierno.

Situación que es común a la de sus antecesores, pero que adquiere tintes dramáticos por las cifras del gasto en publicidad oficial, y por los nulos resultados.

No obstante campañas como la de “lo bueno cuenta”, no ha habido capacidad para comunicar los aspectos positivos durante este sexenio. No hay sino referirnos a la “popularidad” del presidente Enrique Peña Nieto.

Otro tanto habría que decir sobre el PRI, que es el partido en el poder. Lo que se verá en las próximas elecciones.

Incapacidad para traducir lo que se ha hecho, que no puede sino adjudicarse a quiénes diseñaron la estrategia de comunicación social, a quienes contrataron a los creativos de las campañas publicitarias, a quienes establecieron los parámetros del otorgamiento de la publicidad oficial.

Algo, mucho, tiene que estar equivocado en todo esto, por mucho tiempo, para tener resultados tan pobres e incluso, contrarios a lo que podría esperarse. Cualquier empresa, venda cervezas o pasta de dientes, habría corrido a los responsables por los resultados.

Lo que el gobierno federal, y todos los gobiernos estatales, pretenden con el otorgamiento de la publicidad oficial, pero sobre todo con su diseño, con la estrategia de comunicación que está detrás de la inserción pagada, es dar a conocer lo que han hecho bien. Y que esto, los llamados “positivos”, resalten más que todas las críticas y los “negativos”.

Esto no lo ha conseguido el gobierno de la República. Con un costo millonario, millones y millones de pesos gastados de forma equivocada.

A los medios de comunicación, escritos y también la radio, la televisión, no les corresponde sino “insertar” estos mensajes. Punto. Con una factura de por medio, por eso es posible hoy analizar, cuestionar a qué medios se les ha dado una mayor cantidad de dinero a través de estas inserciones pagadas. Quiero suponer que uno de los criterios fue de audiencia, pero aún así, fue un criterio equivocado.

Como ya dictaminó la Suprema Corte de Justicia. Discriminación en el otorgamiento de publicidad oficial que puede interpretarse como un “castigo” a medios más críticos, o que en su caso privilegian la publicación de notas “negativas”.

No se diga el fracaso, igual de inmenso, en la estrategia digital de comunicación.

Lo cierto es que la realidad es una. Y se publique en primera página, se magnifique en horario estelar, o no seguirá siendo eso, la realidad. No se tapa la luz del sol por decreto, lo que todos deberíamos saber a estas alturas.

Insisto, el escándalo no es solamente la cantidad de dinero invertida en publicidad oficial, sino los resultados que han tenido estos “esfuerzos” de divulgación oficial. Imaginemos que este dinero, miles de millones de pesos, invertidos, gastados de manera distinta, en campañas diferentes, hubiesen tenido resultado… Es obvio que Peña Nieto tendría una aprobación tres veces mayor.

¿No funciona así? Entonces, es pregunta, para qué gastar dinero de las maneras en qué se ha hecho…

Quién quiera que sea el próximo mandatario del país tiene que cambiar esto. Y, sobre todo, contratar a otras personas, a otros funcionarios públicos, a otros creativos, a otros asesores, porque no han conseguido lo mínimo que se les requirió.

Las críticas en diarios como el New York Times tienen que ayudar a este análisis porque, además del fracaso, de los nulos resultados, la exhibición del gasto millonario es letal.

@isabelarvide Blog: EstadoMayor.mx Blog: CambioQRR.com