/ miércoles 15 de noviembre de 2017

Sin Gafete / El peor enemigo de Peña Nieto

El Presidente sí tiene quien le escriba sus discursos. Es más, la persona está recién nombrada en esa responsabilidad así que no podemos achacarle cansancio. Lo que no sabemos es si algunas, terriblemente desafortunadas frases, son de su autoría. Y, simplemente, las encima a lo que está escrito.

De cualquier forma, aunque no hubiese utilizado el vocablo “bullying” el discurso formal, frente a la sociedad civil que está organizada, que se ha manifestado durante todo su sexenio, que ha trabajado o intentado hacerlo por recobrar la seguridad en todo el país, era pésimo.

Porque pedir que aporten, que den “ideas” implica un desconocimiento profundo de lo que han hecho.

Baste con la “idea” de que haya una Fiscalía que corresponda a niveles de ética y eficiencia.

La hartura social estuvo presente en el discurso de María Elena Morera pero con una discreción, elegancia diría yo, extrema. Porque hay mucho que decir. No obstante, para que quede claro, para que se contrasten sus palabras con lo del “bullying”, afirmó que “vamos tarde para reconocer que la violencia que vivimos constituye una emergencia nacional”.

Sería suficiente con voltear la mirada hacía Baja California Sur, donde el presunto precandidato a lo que sea José Antonio Meade estuvo la semana pasada con innumerables elogios al gobernador panista, Carlos Mendoza Davis. Ahí siguen habiendo tantos asesinatos en un día como había en un año. Y no ha servido para nada que las policías estén en manos de marinos, de jefes militares de la Semar en activo.

Lo más reciente, uno de los ejecutados del lunes pasado, fue un hombre torturado que fue subido al señalamiento de la intersección de dos calles en el centro de La Paz, con su correspondiente manta.

Esa realidad, que para Peña Nieto no es sino un lamentable aumento de inseguridad y/o delincuencia.

Otra vez, las que sean necesarias, habrá que preguntar cómo se escribe la contabilidad de la violencia en esas “instituciones” que el primer mandatario defiende a ultranza. ¿Cuántos muertos son suficientes para alarmar su estadística? Porque en algunas ciudades del país hablamos de ocho o diez cada día.

Y no tenemos asesinos, esos asesinos de más de cien ejecutados al mes, en la cárcel. Lo que demuestra que muchos, instituciones incluidas, no están haciendo su trabajo. Ni siquiera lo intentan.

¿Qué habrá querido decir con eso de “bullying”? Palabra que ni siquiera creo que sea correcto usar en el idioma español. ¿Qué nos burlamos de las instituciones? Que vayan y se lo pregunten a los dueños de las mil 500 cajas de seguridad que en Cancún fueron, contra lo que dice la Constitución de presunción de inocencia, violadas por la misma PGR.

¿Qué querría Peña Nieto que hiciera la sociedad civil frente a esta inseguridad? Aparte de poner doble cerradura en la puerta de su casa. ¿Qué no saliese de casa? O, simplemente, estamos hablando, otra vez, de la percepción. El Presidente parece un poco desesperado, harto de que su realidad no sea compartida por millones de mexicanos. Parece molesto porque no le agradecemos, a su gobierno, todo lo que sí hace bien.

El problema son los muertos. La violencia. La inseguridad que ha terminado con modos de vida libres en muchas partes del país, que ha afectado la economía local, que ha desfasado el papel de autoridades, que ha vuelto omisos a los gobernadores.

Dijo Peña Nieto que muchas veces “se critica con afán de desmoronar y descalificar”. Nada más lejos de la sociedad. Tal vez lo que él resiente, considera críticas en contra de su gobierno no sean sino enumeraciones de eso que María Elena Morera, y millones de mexicanos con ella, consideran una “emergencia nacional”.

A todo esto habrá que agregar la “victimización” peligrosa que hizo el Presidente Peña de las instituciones, compararlas con un niño que es acosado por sus compañeros es tremendo… para todos.

 

@isabelarvide Blog: EstadoMayor.mx Blog: CambioQRR.com

El Presidente sí tiene quien le escriba sus discursos. Es más, la persona está recién nombrada en esa responsabilidad así que no podemos achacarle cansancio. Lo que no sabemos es si algunas, terriblemente desafortunadas frases, son de su autoría. Y, simplemente, las encima a lo que está escrito.

De cualquier forma, aunque no hubiese utilizado el vocablo “bullying” el discurso formal, frente a la sociedad civil que está organizada, que se ha manifestado durante todo su sexenio, que ha trabajado o intentado hacerlo por recobrar la seguridad en todo el país, era pésimo.

Porque pedir que aporten, que den “ideas” implica un desconocimiento profundo de lo que han hecho.

Baste con la “idea” de que haya una Fiscalía que corresponda a niveles de ética y eficiencia.

La hartura social estuvo presente en el discurso de María Elena Morera pero con una discreción, elegancia diría yo, extrema. Porque hay mucho que decir. No obstante, para que quede claro, para que se contrasten sus palabras con lo del “bullying”, afirmó que “vamos tarde para reconocer que la violencia que vivimos constituye una emergencia nacional”.

Sería suficiente con voltear la mirada hacía Baja California Sur, donde el presunto precandidato a lo que sea José Antonio Meade estuvo la semana pasada con innumerables elogios al gobernador panista, Carlos Mendoza Davis. Ahí siguen habiendo tantos asesinatos en un día como había en un año. Y no ha servido para nada que las policías estén en manos de marinos, de jefes militares de la Semar en activo.

Lo más reciente, uno de los ejecutados del lunes pasado, fue un hombre torturado que fue subido al señalamiento de la intersección de dos calles en el centro de La Paz, con su correspondiente manta.

Esa realidad, que para Peña Nieto no es sino un lamentable aumento de inseguridad y/o delincuencia.

Otra vez, las que sean necesarias, habrá que preguntar cómo se escribe la contabilidad de la violencia en esas “instituciones” que el primer mandatario defiende a ultranza. ¿Cuántos muertos son suficientes para alarmar su estadística? Porque en algunas ciudades del país hablamos de ocho o diez cada día.

Y no tenemos asesinos, esos asesinos de más de cien ejecutados al mes, en la cárcel. Lo que demuestra que muchos, instituciones incluidas, no están haciendo su trabajo. Ni siquiera lo intentan.

¿Qué habrá querido decir con eso de “bullying”? Palabra que ni siquiera creo que sea correcto usar en el idioma español. ¿Qué nos burlamos de las instituciones? Que vayan y se lo pregunten a los dueños de las mil 500 cajas de seguridad que en Cancún fueron, contra lo que dice la Constitución de presunción de inocencia, violadas por la misma PGR.

¿Qué querría Peña Nieto que hiciera la sociedad civil frente a esta inseguridad? Aparte de poner doble cerradura en la puerta de su casa. ¿Qué no saliese de casa? O, simplemente, estamos hablando, otra vez, de la percepción. El Presidente parece un poco desesperado, harto de que su realidad no sea compartida por millones de mexicanos. Parece molesto porque no le agradecemos, a su gobierno, todo lo que sí hace bien.

El problema son los muertos. La violencia. La inseguridad que ha terminado con modos de vida libres en muchas partes del país, que ha afectado la economía local, que ha desfasado el papel de autoridades, que ha vuelto omisos a los gobernadores.

Dijo Peña Nieto que muchas veces “se critica con afán de desmoronar y descalificar”. Nada más lejos de la sociedad. Tal vez lo que él resiente, considera críticas en contra de su gobierno no sean sino enumeraciones de eso que María Elena Morera, y millones de mexicanos con ella, consideran una “emergencia nacional”.

A todo esto habrá que agregar la “victimización” peligrosa que hizo el Presidente Peña de las instituciones, compararlas con un niño que es acosado por sus compañeros es tremendo… para todos.

 

@isabelarvide Blog: EstadoMayor.mx Blog: CambioQRR.com