/ viernes 31 de mayo de 2019

Sin gafete | La Comunicación Social de cuarta…

¿Alguien entendió las explicaciones del señor del INAI para “justificar” la no filtración, desmentida y aceptada por igual, de la lista de periodistas que recibieron dinero por publicidad el gobierno anterior?

Porque sus palabras son tan confusas como el manejo en redes sociales del responsable de comunicación social, desmintiendo a su jefe que había jurado que no era filtración. Aceptando por aceptar.

Así de complejo es un tema que tiene obligación de ser absolutamente descifrable para la mayoría de los mexicanos: Comunicación Social.

Que está a cargo de una dependencia que no se conoce, que algunos reporteros dicen que está dentro de Palacio Nacional, que no tiene un escritorio para atender solicitudes de información, que se rige según el humor de la asistente de nombre Noemi, sin apellido.

Enrique Galván Ochoa, un analista que tiene muchos años de publicar, al que se ha identificado desde hace años como cercano al Presidente, escribió la semana pasada sobre las deficiencias de esta oficina, y los enconos que provoca en periodistas su mal trato.

Esta “ausencia” de Jesús Ramírez Cuevas, al que solamente se le puede “localizar” por mensajes de WhatsApp en su celular, que no responde, fue notoria el fin de semana, cuando después de la renuncia de Josefa González Blanco a la Semarnat se comenzó a filtrar el nombre de Manuel Velasco para sustituirla.

Fue viral en Tuiter. Fue tan fuerte esta versión, que el mismo Velasco mandó a su torpe ejército de “bots” a tratar de contrarrestar los comentarios negativos, contra de su nombramiento. Esto siguió provocando mucho ruido sin sentido.

Hubiese bastado una llamada, una “filtración” interesada, para terminar con esto. No fue así. La oficina de Comunicación Social estuvo totalmente ausente. Todo comenzó con un Tuiter de Lourdes Mendoza, que se identifica como “vocera” de Marcelo Ebrard… siguió Joaquín López Dóriga, amigo de Velasco. Ambos lo daban por hecho.

¿Estuvimos frente a una jugada de Marcelo Ebrard para intencionalmente abortar cualquier posibilidad de que el chiapaneco fuese incorporado al gabinete? Es el estilo de Marcelo, tiene su firma. Era tan fácil desarmar su jugada. Era tan simple quitar el caos de redes sociales con una filtración. O, todavía mejor, con un mensaje oficial.

Más allá de las mañaneras, que se están convirtiendo en un circo de elogios que no necesita López Obrador, en un espacio cooptado por los seudo comunicadores de primera fila, en una trampa noticiosa donde ninguno vuelve a preguntar, sin la oportunidad de aclarar temas, de preguntar lo trascendente, se necesita “comunicación oficial”. Se necesita que haya alguien a quien acudir para aclaraciones… como la declaración de 10 mil millones de años que dejaron pasar. Se necesita alguien que haga su chamba.

¿Será mucho pedir? Los periodistas, muchos con razón, se sienten agredidos por la oficina de Jesús Ramírez, haya o no filtrado la lista. Es quien comenzó a hablar del tema. A ese ánimo no aporta nada la soberbia en Palacio Nacional… Se necesita una oficina de comunicación social que no sea de cuarta.

@isabelarvide / EstadoMayor.mx / isabelarvide.com


¿Alguien entendió las explicaciones del señor del INAI para “justificar” la no filtración, desmentida y aceptada por igual, de la lista de periodistas que recibieron dinero por publicidad el gobierno anterior?

Porque sus palabras son tan confusas como el manejo en redes sociales del responsable de comunicación social, desmintiendo a su jefe que había jurado que no era filtración. Aceptando por aceptar.

Así de complejo es un tema que tiene obligación de ser absolutamente descifrable para la mayoría de los mexicanos: Comunicación Social.

Que está a cargo de una dependencia que no se conoce, que algunos reporteros dicen que está dentro de Palacio Nacional, que no tiene un escritorio para atender solicitudes de información, que se rige según el humor de la asistente de nombre Noemi, sin apellido.

Enrique Galván Ochoa, un analista que tiene muchos años de publicar, al que se ha identificado desde hace años como cercano al Presidente, escribió la semana pasada sobre las deficiencias de esta oficina, y los enconos que provoca en periodistas su mal trato.

Esta “ausencia” de Jesús Ramírez Cuevas, al que solamente se le puede “localizar” por mensajes de WhatsApp en su celular, que no responde, fue notoria el fin de semana, cuando después de la renuncia de Josefa González Blanco a la Semarnat se comenzó a filtrar el nombre de Manuel Velasco para sustituirla.

Fue viral en Tuiter. Fue tan fuerte esta versión, que el mismo Velasco mandó a su torpe ejército de “bots” a tratar de contrarrestar los comentarios negativos, contra de su nombramiento. Esto siguió provocando mucho ruido sin sentido.

Hubiese bastado una llamada, una “filtración” interesada, para terminar con esto. No fue así. La oficina de Comunicación Social estuvo totalmente ausente. Todo comenzó con un Tuiter de Lourdes Mendoza, que se identifica como “vocera” de Marcelo Ebrard… siguió Joaquín López Dóriga, amigo de Velasco. Ambos lo daban por hecho.

¿Estuvimos frente a una jugada de Marcelo Ebrard para intencionalmente abortar cualquier posibilidad de que el chiapaneco fuese incorporado al gabinete? Es el estilo de Marcelo, tiene su firma. Era tan fácil desarmar su jugada. Era tan simple quitar el caos de redes sociales con una filtración. O, todavía mejor, con un mensaje oficial.

Más allá de las mañaneras, que se están convirtiendo en un circo de elogios que no necesita López Obrador, en un espacio cooptado por los seudo comunicadores de primera fila, en una trampa noticiosa donde ninguno vuelve a preguntar, sin la oportunidad de aclarar temas, de preguntar lo trascendente, se necesita “comunicación oficial”. Se necesita que haya alguien a quien acudir para aclaraciones… como la declaración de 10 mil millones de años que dejaron pasar. Se necesita alguien que haga su chamba.

¿Será mucho pedir? Los periodistas, muchos con razón, se sienten agredidos por la oficina de Jesús Ramírez, haya o no filtrado la lista. Es quien comenzó a hablar del tema. A ese ánimo no aporta nada la soberbia en Palacio Nacional… Se necesita una oficina de comunicación social que no sea de cuarta.

@isabelarvide / EstadoMayor.mx / isabelarvide.com