/ miércoles 12 de diciembre de 2018

Sin gafete | Los no tan “súper” delegados…

¿Los gobernadores necesitan “vigilantes”?

Cuando López Obrador presentó la figura de un delegado estatal, con funciones equivalentes a las que realizaban hasta veinte “enviados” de la federación, pareció muy adecuado que se contara con una especie de “supervisor” que evitaría los excesos que algunos gobernadores, valga la referencia a Javier Duarte, cometieron en el pasado inmediato.

Que estos tuvieran acceso directo al primer mandatario, que fuesen gente cercana a él, de toda su confianza, parecía totalmente lógico.

A lo que se agregó un protagonismo político, como en el caso del Estado de México al nombrar delegada a la que fue candidata de Morena a gobernador, que comenzó a provocar reacciones no tan positivas de los gobernadores.

En cada entidad hubo una realidad distinta, de acuerdo en gran parte a la propia personalidad del “súper delegado”.

Ningún mandatario pudo objetar, sin embargo, que hubiese una “supervisión” sobre el gasto, el destino de los recursos federales. No obstante que esto, en muchos estados, son utilizados para otros temas, muchos de estos políticos.

Aunque de ninguna forma había contento por estas designaciones, lo que vino a derramar el vaso fue la cita que estos, “súper delegados”, hicieron a los gobernadores para “asistir” a una primera reunión sobre seguridad que ellos supervisarían.

Es decir, en el segundo día de gobierno de AMLO, los “súper delegados” demostraron tener la “fuerza” para convocar, sin previo anuncio, por carta, a los gobernadores, autoridad electa, para darles instrucciones sobre temas de seguridad.

Ahí saltaron muchos en silencio y otros, pocos, con mucho ruido.

En la primera reunión que tuvieron los gobernadores, esa misma semana, con el primer mandatario, expresaron su negativa a esta realidad. Con varios tonos e intensidades, pero negativa.

Y para asombro de muchos, López Obrador reculó. Lo que no ha hecho en otros temas muy sensibles para la opinión pública. Ahí mismo declaró que no serían “súper delegados” en temas de seguridad. Las declaraciones de Enrique Alfaro, que encabezaba esta oposición, fueron totalmente amables.

Las instrucciones del presidente fueron que los “súper delegados” solamente asistieran a las reuniones de seguridad como “invitados”, lo que también debe haberse recibido con gran alegría entre ellos, porque vaya que la responsabilidad en el tema es grande.

Y las autoridades militares tienen que haber sido las más satisfechas, porque aceptar órdenes de tantos civiles, comenzando por el secretario de Seguridad, era muy complicado. Zapatero a tus zapatos, los “súper delegados” dejaron de serlo en alguna medida para beneplácito de todos.

Incluso el tema de “presupuesto” se decidió que fuese tratado directamente entre los gobernadores y los titulares de las secretarías, lo que se traduce entre ellos y el mismo primer mandatario.

Lo que falta es una prohibición tácita o legal para que los señores y las señoras “súper delegados” se conviertan en candidatos en las entidades federativas, lo que vendría a ser una garantía de que no habrá afán protagonista ni conllevará intención política su trabajo…

@isabelarvide / EstadoMayor.mx / isabelarvide.com

¿Los gobernadores necesitan “vigilantes”?

Cuando López Obrador presentó la figura de un delegado estatal, con funciones equivalentes a las que realizaban hasta veinte “enviados” de la federación, pareció muy adecuado que se contara con una especie de “supervisor” que evitaría los excesos que algunos gobernadores, valga la referencia a Javier Duarte, cometieron en el pasado inmediato.

Que estos tuvieran acceso directo al primer mandatario, que fuesen gente cercana a él, de toda su confianza, parecía totalmente lógico.

A lo que se agregó un protagonismo político, como en el caso del Estado de México al nombrar delegada a la que fue candidata de Morena a gobernador, que comenzó a provocar reacciones no tan positivas de los gobernadores.

En cada entidad hubo una realidad distinta, de acuerdo en gran parte a la propia personalidad del “súper delegado”.

Ningún mandatario pudo objetar, sin embargo, que hubiese una “supervisión” sobre el gasto, el destino de los recursos federales. No obstante que esto, en muchos estados, son utilizados para otros temas, muchos de estos políticos.

Aunque de ninguna forma había contento por estas designaciones, lo que vino a derramar el vaso fue la cita que estos, “súper delegados”, hicieron a los gobernadores para “asistir” a una primera reunión sobre seguridad que ellos supervisarían.

Es decir, en el segundo día de gobierno de AMLO, los “súper delegados” demostraron tener la “fuerza” para convocar, sin previo anuncio, por carta, a los gobernadores, autoridad electa, para darles instrucciones sobre temas de seguridad.

Ahí saltaron muchos en silencio y otros, pocos, con mucho ruido.

En la primera reunión que tuvieron los gobernadores, esa misma semana, con el primer mandatario, expresaron su negativa a esta realidad. Con varios tonos e intensidades, pero negativa.

Y para asombro de muchos, López Obrador reculó. Lo que no ha hecho en otros temas muy sensibles para la opinión pública. Ahí mismo declaró que no serían “súper delegados” en temas de seguridad. Las declaraciones de Enrique Alfaro, que encabezaba esta oposición, fueron totalmente amables.

Las instrucciones del presidente fueron que los “súper delegados” solamente asistieran a las reuniones de seguridad como “invitados”, lo que también debe haberse recibido con gran alegría entre ellos, porque vaya que la responsabilidad en el tema es grande.

Y las autoridades militares tienen que haber sido las más satisfechas, porque aceptar órdenes de tantos civiles, comenzando por el secretario de Seguridad, era muy complicado. Zapatero a tus zapatos, los “súper delegados” dejaron de serlo en alguna medida para beneplácito de todos.

Incluso el tema de “presupuesto” se decidió que fuese tratado directamente entre los gobernadores y los titulares de las secretarías, lo que se traduce entre ellos y el mismo primer mandatario.

Lo que falta es una prohibición tácita o legal para que los señores y las señoras “súper delegados” se conviertan en candidatos en las entidades federativas, lo que vendría a ser una garantía de que no habrá afán protagonista ni conllevará intención política su trabajo…

@isabelarvide / EstadoMayor.mx / isabelarvide.com