/ lunes 12 de noviembre de 2018

Sin gafete | Ser o no ser en Cancún, con el apellido Torruco

La esposa de Javier Duarte, Karime Macías, afirmaba sin pudor alguno que al DIF había que “exprimirlo”, pese a la flojera que le daba.

Esto es lo que han hecho muchas “primeras damas”. Porque al no ser funcionarias públicas, no entran en ningún esquema legal de limitación. Y sí, en cambio, tienen el control, el mando, así sea una posición que se quiere “honoraria”.

¿O es que alguno puede imaginar que una orden dada por cualquier “primera dama” dentro del DIF, lo que incluye recomendaciones para proveedores, pueda ser desobedecida? ¿Quién maneja realmente el presupuesto?

Se trata de una posición que, tradicionalmente, se le otorga a la esposa del mandatario, estatal o federal, para que se “entretenga” haciendo “labor social”. Lo que le permite, también, lucimiento en páginas sociales o, en su caso, un espacio político de conocimiento popular.

La esposa de Andrés Manuel López Obrador, Beatriz Gutiérrez, ha declarado que no tendrá ninguna función pública, que no aceptará ningún cargo en el DIF, así sea “honorario”.

Por eso sorprende tanto el “acuerdo” en Cancún con la hija de Miguel Torruco, próximo titular de la Secretaría de Turismo.

Gloria Torruco es la “presidenta honoraria” del DIF municipal. Sin tener ningún parentesco con la presidenta municipal, Mara Hermelinda Lezama, que ganó bajo las siglas de Morena.

Es decir, tiene todo el poder, todas las prerrogativas y ninguna obligación legal.

Me parece muy respetable que la señora Torruco quiera hacer “labor social”. Lo que no entiendo es por qué a través de un cargo honorario, haciendo las veces de “primera dama”, cuando nacionalmente se ha fustigado esta figura. Es tan sencillo aceptar un puesto público, si esto es lo que se busca. Presentar declaraciones, pagar impuestos, estar sujeta a las leyes y los escrutinios públicos.

Se trata, además, de la hija del próximo titular de Turismo federal, lo que en Cancún es doblemente importante porque todo depende de la actividad turística. Lo que aumenta su poder.

Debajo de ella, como suele suceder con las “primeras damas” había una directora del DIF. Que no aguantó la presión. Y apenas a un mes, semanas de haber iniciado su trabajo, renunció. Erika Camacho no explicó los motivos de esto, pero, como sucede en todos los pueblos chicos, era notorio que resentía las “órdenes” de la señora Torruco.

En su lugar se envió, supongo que previo acuerdo, a la titular de Desarrollo Social con el alcalde Remberto Estrada, del Partido Verde, y tan ingrato recuerdo, Jimena Lasa Aguilar.

El tema es por qué hay una “primera dama” en funciones de “presidenta honoraria” del DIF que ordena sin firmar… o sea, para que nos entendamos, como hizo Rosario Robles en su paso por Sedesol, o como Karime Macías, o como tantas otras esposas del poder.

@isabelarvide / EstadoMayor.mx / CambioQRR.com

La esposa de Javier Duarte, Karime Macías, afirmaba sin pudor alguno que al DIF había que “exprimirlo”, pese a la flojera que le daba.

Esto es lo que han hecho muchas “primeras damas”. Porque al no ser funcionarias públicas, no entran en ningún esquema legal de limitación. Y sí, en cambio, tienen el control, el mando, así sea una posición que se quiere “honoraria”.

¿O es que alguno puede imaginar que una orden dada por cualquier “primera dama” dentro del DIF, lo que incluye recomendaciones para proveedores, pueda ser desobedecida? ¿Quién maneja realmente el presupuesto?

Se trata de una posición que, tradicionalmente, se le otorga a la esposa del mandatario, estatal o federal, para que se “entretenga” haciendo “labor social”. Lo que le permite, también, lucimiento en páginas sociales o, en su caso, un espacio político de conocimiento popular.

La esposa de Andrés Manuel López Obrador, Beatriz Gutiérrez, ha declarado que no tendrá ninguna función pública, que no aceptará ningún cargo en el DIF, así sea “honorario”.

Por eso sorprende tanto el “acuerdo” en Cancún con la hija de Miguel Torruco, próximo titular de la Secretaría de Turismo.

Gloria Torruco es la “presidenta honoraria” del DIF municipal. Sin tener ningún parentesco con la presidenta municipal, Mara Hermelinda Lezama, que ganó bajo las siglas de Morena.

Es decir, tiene todo el poder, todas las prerrogativas y ninguna obligación legal.

Me parece muy respetable que la señora Torruco quiera hacer “labor social”. Lo que no entiendo es por qué a través de un cargo honorario, haciendo las veces de “primera dama”, cuando nacionalmente se ha fustigado esta figura. Es tan sencillo aceptar un puesto público, si esto es lo que se busca. Presentar declaraciones, pagar impuestos, estar sujeta a las leyes y los escrutinios públicos.

Se trata, además, de la hija del próximo titular de Turismo federal, lo que en Cancún es doblemente importante porque todo depende de la actividad turística. Lo que aumenta su poder.

Debajo de ella, como suele suceder con las “primeras damas” había una directora del DIF. Que no aguantó la presión. Y apenas a un mes, semanas de haber iniciado su trabajo, renunció. Erika Camacho no explicó los motivos de esto, pero, como sucede en todos los pueblos chicos, era notorio que resentía las “órdenes” de la señora Torruco.

En su lugar se envió, supongo que previo acuerdo, a la titular de Desarrollo Social con el alcalde Remberto Estrada, del Partido Verde, y tan ingrato recuerdo, Jimena Lasa Aguilar.

El tema es por qué hay una “primera dama” en funciones de “presidenta honoraria” del DIF que ordena sin firmar… o sea, para que nos entendamos, como hizo Rosario Robles en su paso por Sedesol, o como Karime Macías, o como tantas otras esposas del poder.

@isabelarvide / EstadoMayor.mx / CambioQRR.com