/ lunes 14 de marzo de 2022

Sin retroceso, la lucha de las mujeres

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, se realizó el pasado martes 8 de marzo, una Sesión Solemne en la que la conducción de los trabajos parlamentarios y las intervenciones en tribuna estuvieron a cargo de diputadas de las diversas bancadas.


En ocasión de una fecha tan relevante, me quiero referir a un hecho no menos importante y se refiere al derecho al voto de las mujeres en México y que significó el reconocimiento a la igualdad en la participación política y, a partir de entonces, ha continuado la lucha de las mexicanas por reivindicar sus derechos y ser protagonistas en la toma de decisiones del país.


La lucha inacabada por la igualdad y la paridad de género que, implica este derecho político de la mayor relevancia, marca como punto de partida el 17 de octubre de 1953, cuando se concedió a la mujer el derecho a votar y a ser votada a cargos de elección popular, gracias a las reformas de los artículos 34 y 115 de la Constitución.


Desde entonces han transcurrido casi 69 años, periodo durante el cual, las mujeres han tenido que librar muchas e importantes batallas con el propósito de superar condiciones de exclusión y discriminación en nuestra sociedad y, en no pocos casos, en el seno familiar.


La realidad se impone y reconoce la paridad de género como elemento indispensable en un país tan diverso y pluricultural como el nuestro con 126 millones de habitantes de los cuales 51 por ciento son mujeres y 49 por ciento son hombres, de acuerdo al Censo de Población y Vivienda del 2020.


Es innegable el avance, ciertamente lento, que se ha dado en la lucha por superar el reto de la igualdad, y en este propósito es indispensable la participación de los sectores de la sociedad para alentar condiciones de paridad de género en todos los ámbitos.


Por lo que respecta a la conformación de la Cámara de Diputados, por primera vez en la historia, se cuenta con una legislatura paritaria: 250 mujeres y 250 hombres.


Las mujeres tienen una activa participación en la realización de las tareas legislativas: en la elaboración de iniciativas, en la realización de los dictámenes y en el debate de las ideas de los asuntos que son de trascendencia para el país. Presiden comisiones, forman parte de comités y grupos de trabajo e integran la Mesa Directiva con dos vicepresidentas y seis secretarias de un total de 11 integrantes.


En la Cámara de Diputados hemos impulsado recientemente reformas a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, para establecer políticas públicas que promuevan su empoderamiento, desarrollo social, económico e individual, con el objetivo de cerrar las brechas de desigualdad y prevenir, atender, sancionar y erradicar cualquier tipo de atropello contra las mujeres.


Mi reconocimiento a la voluntad política que en materia de igualdad prevalece en la sede de la representación popular, donde se ha presentado una iniciativa para reformar la Ley Orgánica del Congreso, a fin de adoptar el género como criterio rotativo de la presidencia de la Mesa Directiva. De igual forma, se pretende la construcción de acuerdos entre los grupos parlamentarios para lograr que 50 por ciento de las comisiones sean presididas por diputadas.


Soy un convencido que el derrotero por la igualdad y la paridad de género no admite retrocesos, puesto que son conquistas sociales que debemos preservar con la finalidad de construir una mejor convivencia en la sociedad y alentar el papel protagónico de las mujeres en todos los campos: en la política, la ciencia, la economía, el arte, el deporte y la cultura.

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, se realizó el pasado martes 8 de marzo, una Sesión Solemne en la que la conducción de los trabajos parlamentarios y las intervenciones en tribuna estuvieron a cargo de diputadas de las diversas bancadas.


En ocasión de una fecha tan relevante, me quiero referir a un hecho no menos importante y se refiere al derecho al voto de las mujeres en México y que significó el reconocimiento a la igualdad en la participación política y, a partir de entonces, ha continuado la lucha de las mexicanas por reivindicar sus derechos y ser protagonistas en la toma de decisiones del país.


La lucha inacabada por la igualdad y la paridad de género que, implica este derecho político de la mayor relevancia, marca como punto de partida el 17 de octubre de 1953, cuando se concedió a la mujer el derecho a votar y a ser votada a cargos de elección popular, gracias a las reformas de los artículos 34 y 115 de la Constitución.


Desde entonces han transcurrido casi 69 años, periodo durante el cual, las mujeres han tenido que librar muchas e importantes batallas con el propósito de superar condiciones de exclusión y discriminación en nuestra sociedad y, en no pocos casos, en el seno familiar.


La realidad se impone y reconoce la paridad de género como elemento indispensable en un país tan diverso y pluricultural como el nuestro con 126 millones de habitantes de los cuales 51 por ciento son mujeres y 49 por ciento son hombres, de acuerdo al Censo de Población y Vivienda del 2020.


Es innegable el avance, ciertamente lento, que se ha dado en la lucha por superar el reto de la igualdad, y en este propósito es indispensable la participación de los sectores de la sociedad para alentar condiciones de paridad de género en todos los ámbitos.


Por lo que respecta a la conformación de la Cámara de Diputados, por primera vez en la historia, se cuenta con una legislatura paritaria: 250 mujeres y 250 hombres.


Las mujeres tienen una activa participación en la realización de las tareas legislativas: en la elaboración de iniciativas, en la realización de los dictámenes y en el debate de las ideas de los asuntos que son de trascendencia para el país. Presiden comisiones, forman parte de comités y grupos de trabajo e integran la Mesa Directiva con dos vicepresidentas y seis secretarias de un total de 11 integrantes.


En la Cámara de Diputados hemos impulsado recientemente reformas a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, para establecer políticas públicas que promuevan su empoderamiento, desarrollo social, económico e individual, con el objetivo de cerrar las brechas de desigualdad y prevenir, atender, sancionar y erradicar cualquier tipo de atropello contra las mujeres.


Mi reconocimiento a la voluntad política que en materia de igualdad prevalece en la sede de la representación popular, donde se ha presentado una iniciativa para reformar la Ley Orgánica del Congreso, a fin de adoptar el género como criterio rotativo de la presidencia de la Mesa Directiva. De igual forma, se pretende la construcción de acuerdos entre los grupos parlamentarios para lograr que 50 por ciento de las comisiones sean presididas por diputadas.


Soy un convencido que el derrotero por la igualdad y la paridad de género no admite retrocesos, puesto que son conquistas sociales que debemos preservar con la finalidad de construir una mejor convivencia en la sociedad y alentar el papel protagónico de las mujeres en todos los campos: en la política, la ciencia, la economía, el arte, el deporte y la cultura.