/ domingo 27 de febrero de 2022

Sinodalidad, no democracia eclesial

MIRAR

Se está desarrollando un Sínodo de la Iglesia Católica en Alemania, con temas muy delicados sobre moral sexual, el sacerdocio, también para la mujer, el celibato presbiteral y las estructuras eclesiales. En esas reuniones se puede discutir de todo, no sólo en Alemania. Participé en el Sínodo de los Obispos sobre la formación sacerdotal (1990), en el Sínodo de América (1997), en las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y de El Caribe en Santo Domingo (1992) y en Aparecida (2007), y en esos eventos también se discutieron temas delicados. No hay problema en que se aborden; sin embargo, las decisiones no se pueden asumir por mayoría de votos, cuando entran en juego temas doctrinales o morales sancionados por la Palabra de Dios y por el Magisterio eclesial. No podemos hacer una iglesia según los gustos o convicciones de mayorías, que pueden ser manipuladas por diversos intereses, por las modas culturales del momento, y no siempre inspiradas por la Palabra de Dios. Por eso surgen dudas sobre el Sínodo de Alemania, pues se dijo que sus conclusiones serían vinculantes; es decir, que si la mayoría decidía una cosa, los obispos y toda la iglesia alemana debería regirse por ello, aunque fuera algo contrario a la Iglesia universal. Todo se puede discutir, pero el servicio del magisterio eclesial es cuidar la recta doctrina y la fidelidad al Evangelio. No somos una iglesia democrática; somos sinodalidad.

El cardenal Joseph Ratzinger, antes de ser elegido Papa, pidió al CELAM “proseguir el camino de profundización de los contenidos doctrinales de la Teología India, para avanzar en su clarificación a la luz de la Palabra de Dios y del Magisterio de la Iglesia”. Para ello, se instituyó un equipo asesor, del que soy coordinador hasta la fecha, y hemos organizado simposios sobre temas muy delicados, como Jesucristo, la Creación, la Revelación, la Trinidad, el Espíritu Santo y los pueblos originarios. Se escuchan muchas opiniones sobre las culturas indígenas y la fe, pero nuestro servicio es ofrecer criterios para que Jesucristo sea nuestro punto central de referencia, con la ayuda del magisterio eclesial.

En muchas diócesis se están llevando a cabo procesos de consulta en orden al Sínodo mundial sobre la sinodalidad, a realizarse en Roma en octubre de 2023. Tomar en cuenta a toda la comunidad para analizar qué está pasando y qué se propone para mejorar la misión de la Iglesia, es un proceso que no debería ser novedad, sino una forma ordinaria de vivir nuestra identidad eclesial, que es comunión.

DISCERNIR

Dijo el Papa Francisco a la Asamblea Plenaria de la Congregación para las Iglesias Orientales, insistió: “El camino sinodal no es un parlamento, no es decirnos diferentes opiniones y luego hacer una síntesis o una votación; no. El camino sinodal es caminar juntos bajo la guía del Espíritu Santo. En la sinodalidad está el Espíritu, y cuando no hay Espíritu sólo hay un parlamento o una encuesta de opinión, pero no el Sínodo” (18-II-2022).

ACTUAR

Pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a vivir nuestra libertad de hijos de Dios y hermanos unos de otros, para ser corresponsables con la jerarquía en la renovación de la Iglesia, y no seamos apáticos a este proceso sinodal que estamos incrementando. Si tienes algo que proponer, hazlo con libertad de espíritu y con amor fraternal, como hijo que ama a su madre la Iglesia, que anhela verla libre de manchas y arrugas, no como un juez implacable y vengativo.

MIRAR

Se está desarrollando un Sínodo de la Iglesia Católica en Alemania, con temas muy delicados sobre moral sexual, el sacerdocio, también para la mujer, el celibato presbiteral y las estructuras eclesiales. En esas reuniones se puede discutir de todo, no sólo en Alemania. Participé en el Sínodo de los Obispos sobre la formación sacerdotal (1990), en el Sínodo de América (1997), en las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y de El Caribe en Santo Domingo (1992) y en Aparecida (2007), y en esos eventos también se discutieron temas delicados. No hay problema en que se aborden; sin embargo, las decisiones no se pueden asumir por mayoría de votos, cuando entran en juego temas doctrinales o morales sancionados por la Palabra de Dios y por el Magisterio eclesial. No podemos hacer una iglesia según los gustos o convicciones de mayorías, que pueden ser manipuladas por diversos intereses, por las modas culturales del momento, y no siempre inspiradas por la Palabra de Dios. Por eso surgen dudas sobre el Sínodo de Alemania, pues se dijo que sus conclusiones serían vinculantes; es decir, que si la mayoría decidía una cosa, los obispos y toda la iglesia alemana debería regirse por ello, aunque fuera algo contrario a la Iglesia universal. Todo se puede discutir, pero el servicio del magisterio eclesial es cuidar la recta doctrina y la fidelidad al Evangelio. No somos una iglesia democrática; somos sinodalidad.

El cardenal Joseph Ratzinger, antes de ser elegido Papa, pidió al CELAM “proseguir el camino de profundización de los contenidos doctrinales de la Teología India, para avanzar en su clarificación a la luz de la Palabra de Dios y del Magisterio de la Iglesia”. Para ello, se instituyó un equipo asesor, del que soy coordinador hasta la fecha, y hemos organizado simposios sobre temas muy delicados, como Jesucristo, la Creación, la Revelación, la Trinidad, el Espíritu Santo y los pueblos originarios. Se escuchan muchas opiniones sobre las culturas indígenas y la fe, pero nuestro servicio es ofrecer criterios para que Jesucristo sea nuestro punto central de referencia, con la ayuda del magisterio eclesial.

En muchas diócesis se están llevando a cabo procesos de consulta en orden al Sínodo mundial sobre la sinodalidad, a realizarse en Roma en octubre de 2023. Tomar en cuenta a toda la comunidad para analizar qué está pasando y qué se propone para mejorar la misión de la Iglesia, es un proceso que no debería ser novedad, sino una forma ordinaria de vivir nuestra identidad eclesial, que es comunión.

DISCERNIR

Dijo el Papa Francisco a la Asamblea Plenaria de la Congregación para las Iglesias Orientales, insistió: “El camino sinodal no es un parlamento, no es decirnos diferentes opiniones y luego hacer una síntesis o una votación; no. El camino sinodal es caminar juntos bajo la guía del Espíritu Santo. En la sinodalidad está el Espíritu, y cuando no hay Espíritu sólo hay un parlamento o una encuesta de opinión, pero no el Sínodo” (18-II-2022).

ACTUAR

Pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a vivir nuestra libertad de hijos de Dios y hermanos unos de otros, para ser corresponsables con la jerarquía en la renovación de la Iglesia, y no seamos apáticos a este proceso sinodal que estamos incrementando. Si tienes algo que proponer, hazlo con libertad de espíritu y con amor fraternal, como hijo que ama a su madre la Iglesia, que anhela verla libre de manchas y arrugas, no como un juez implacable y vengativo.

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