/ jueves 16 de mayo de 2019

Sistema penitenciario en una gran crisis

Aunque se desconoce el móvil del múltiple homicidio de custodios del Centro Federal de Readaptación Social de Coatlán del Río, llevado a cabo el pasado día 10 en Puente de Ixtla en el Estado de Morelos, el secretario de Gobierno de dicho Estado, Pablo Ojeda Cárdenas, explicó que ocurrió “en el contexto de una amenaza que fue recibida por las autoridades del centro penitenciario”.

En tanto, la Secretaría de Seguridad federal informó que, tras el ataque, el Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social emitió una alerta de riesgo en todos los penales federales del país. O sea, hubo amenaza de por medio lo que significa que hay peligro de que el acto de violencia se repita en todos los penales federales de México. De allí el riesgo y la advertencia sobre tal.

Ahora bien, el móvil preciso no se ha dado a conocer pero tampoco hay que imaginar mucho para concluir en que el narcotráfico de una manera u otra se halla inmiscuido. En pocas palabras la corrupción. Lo terrible es que en donde se priva de la libertad a los responsables de un delito, en donde se aplican las penas de prisión, abunde la corrupción al grado de la autoría, el encubrimiento, la coparticipación o la complicidad en hechos criminales de la mayor gravedad. Aquí mismo he sostenido en varias ocasiones la crisis del Derecho Penal, ya aguda y alarmante en las circunstancias actuales de México y del mundo entero, puesto que la responsabilidad principal de ese Derecho, su función, es sancionar los delitos aunque hoy por hoy en un ambiente nefasto y bajo el peso de una atmósfera sin duda criminal. Por su parte, repito, las autoridades han hablado de amenazas y riesgo.

Es decir, que la crisis del Derecho Penal repercute en una crisis del Estado de Derecho en una tarea tan relevante como la función punitiva del Estado. Al respecto es evidente que el Estado Mexicano está hundido -por múltiples razones y que vienen de tiempo atrás- en un mar de corrupción. Y lo que espera el pueblo en su angustia y temor crecientes es que el gobierno, primero, reconozca esa desmesurada realidad y, segundo, anuncie en la materia medidas lógicas, razonables, realizables y que impliquen “los primeros pasos” de una anhelada solución. No es posible remediar en poco tiempo la crisis de que hablo.

Sin embargo urge encararla porque cualquier problema empieza a resolverse reconociéndolo. Durante innumerables sexenios nos han engañado torciendo la realidad, alterándola, con demagogia mal disimulada y en medio de un desfile innumerable de complicidades y encubrimientos. Y esto es algo gigantesco, igual que una maraña. ¿Desenredar lo enredado con tanta meticulosidad criminal? Por eso es que ante el problema enorme que ha heredado el actual gobierno, y que tiene en ascuas al pueblo, el gobierno debe ser muy cuidadoso en el reconocimiento de los problemas y en el planteamiento de su posible solución. Lo contrario confunde y desilusiona. Lo fundamental es que entendamos que no hay soluciones milagrosas ni inmediatas, y que el gobierno lo diga detallando la magnitud del problema.

EN LO TOCANTE AL PROBLEMA PENITENCIARIO, Y QUE ES DE PROPORCIONES DESCOMUNALES, HABRÍA QUE PROPICIAR QUE HABLE LA UNIVERSIDAD, QUE HABLEN LOS CONOCEDORES, LOS ESPECIALISTAS, E INVITARLOS A QUE APORTEN SOLUCIONES CUYO “PRIMER PASO” DEBERÍA SER INMEDIATO. NADA MÁS. ME REFIERO A LOS CIMIENTOS DE UN EDIFICIO Y NO A QUERER CONSTRUIR YA Y DE GOLPE EL EDIFICIO ENTERO.

@RaulCarranca

www.facebook.com/despacho.raulcarranca

Aunque se desconoce el móvil del múltiple homicidio de custodios del Centro Federal de Readaptación Social de Coatlán del Río, llevado a cabo el pasado día 10 en Puente de Ixtla en el Estado de Morelos, el secretario de Gobierno de dicho Estado, Pablo Ojeda Cárdenas, explicó que ocurrió “en el contexto de una amenaza que fue recibida por las autoridades del centro penitenciario”.

En tanto, la Secretaría de Seguridad federal informó que, tras el ataque, el Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social emitió una alerta de riesgo en todos los penales federales del país. O sea, hubo amenaza de por medio lo que significa que hay peligro de que el acto de violencia se repita en todos los penales federales de México. De allí el riesgo y la advertencia sobre tal.

Ahora bien, el móvil preciso no se ha dado a conocer pero tampoco hay que imaginar mucho para concluir en que el narcotráfico de una manera u otra se halla inmiscuido. En pocas palabras la corrupción. Lo terrible es que en donde se priva de la libertad a los responsables de un delito, en donde se aplican las penas de prisión, abunde la corrupción al grado de la autoría, el encubrimiento, la coparticipación o la complicidad en hechos criminales de la mayor gravedad. Aquí mismo he sostenido en varias ocasiones la crisis del Derecho Penal, ya aguda y alarmante en las circunstancias actuales de México y del mundo entero, puesto que la responsabilidad principal de ese Derecho, su función, es sancionar los delitos aunque hoy por hoy en un ambiente nefasto y bajo el peso de una atmósfera sin duda criminal. Por su parte, repito, las autoridades han hablado de amenazas y riesgo.

Es decir, que la crisis del Derecho Penal repercute en una crisis del Estado de Derecho en una tarea tan relevante como la función punitiva del Estado. Al respecto es evidente que el Estado Mexicano está hundido -por múltiples razones y que vienen de tiempo atrás- en un mar de corrupción. Y lo que espera el pueblo en su angustia y temor crecientes es que el gobierno, primero, reconozca esa desmesurada realidad y, segundo, anuncie en la materia medidas lógicas, razonables, realizables y que impliquen “los primeros pasos” de una anhelada solución. No es posible remediar en poco tiempo la crisis de que hablo.

Sin embargo urge encararla porque cualquier problema empieza a resolverse reconociéndolo. Durante innumerables sexenios nos han engañado torciendo la realidad, alterándola, con demagogia mal disimulada y en medio de un desfile innumerable de complicidades y encubrimientos. Y esto es algo gigantesco, igual que una maraña. ¿Desenredar lo enredado con tanta meticulosidad criminal? Por eso es que ante el problema enorme que ha heredado el actual gobierno, y que tiene en ascuas al pueblo, el gobierno debe ser muy cuidadoso en el reconocimiento de los problemas y en el planteamiento de su posible solución. Lo contrario confunde y desilusiona. Lo fundamental es que entendamos que no hay soluciones milagrosas ni inmediatas, y que el gobierno lo diga detallando la magnitud del problema.

EN LO TOCANTE AL PROBLEMA PENITENCIARIO, Y QUE ES DE PROPORCIONES DESCOMUNALES, HABRÍA QUE PROPICIAR QUE HABLE LA UNIVERSIDAD, QUE HABLEN LOS CONOCEDORES, LOS ESPECIALISTAS, E INVITARLOS A QUE APORTEN SOLUCIONES CUYO “PRIMER PASO” DEBERÍA SER INMEDIATO. NADA MÁS. ME REFIERO A LOS CIMIENTOS DE UN EDIFICIO Y NO A QUERER CONSTRUIR YA Y DE GOLPE EL EDIFICIO ENTERO.

@RaulCarranca

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