/ domingo 17 de noviembre de 2019

Sobre la estrategia como teoría y práctica

En la entrega anterior, me refería a un par de acepciones desde la Etimología y la Ciencia Política sobre dicho concepto, a partir del agravamiento de la crisis de inseguridad pública que se vive en varias partes del país. A raíz y consecuencia directa de los hechos de semanas pasadas, varios articulistas y analistas, hemos coincidido que la situación es propicia para realizar un balance, análisis y corrección de lo que de manera eufemística se le conoce como estrategia de Seguridad Pública.

En esta entrega me centraré en un concepto de estrategia, pero desde la perspectiva del pensamiento militar, que nos puede ofrecer rasgos de mucha utilidad para formular ahora sí, la estrategia de Seguridad Pública, que sin duda, reclama nuestro país. Me apoyo en el libro del prestigiado autor Miguel Alonso Baquer ¿En qué consiste la estrategia?, publicado por el Ministerio de la Defensa de España.

Son cinco los pasos para formular una estrategia de carácter integral. Objeto; forma; materia; estructura; y contenido. La secuencia de estas variables le permite al diseñador de la estrategia en su conjunto, reconocer con precisión cuáles, por qué y cómo habrá de alcanzar las metas en la aplicación de los recursos disponibles así como el tiempo con el que se cuenta. Estos no son sólo términos que expresados desde la perspectiva académica, sino que son aplicables a negocios, campañas electorales y desde luego, al diseño de políticas pública, en donde se encuentra por supuesto, la estrategia de Seguridad Pública.

Atendiendo a la dinámica criminal que hay en México, la creación de la referida y multicitada estrategia, requiere entonces, de una expresión clara, específica y sin dudas, de cuáles son las metas u objetivos a alcanzar. En nuestro caso, por ejemplo se ha señalado desde las áreas civiles del gobierno de la República, que uno de los principales logros, sería reducir el número de homicidios dolosos. Sin embargo hay varios tipos de asesinatos perpetrados con intención: con arma de fuego (¿larga o corta?), con armas punzocortantes, con golpes entre otros. También deben especificarse las circunstancias. La verdad es que siempre hay homicidios con diversas excusas: pasionales, por disputas familiares (herencias, rencillas), entre vecinos, por mencionar algunos.

Es obvio que en el caso de México, lo que se pretende es que los homicidios dolosos cometidos con armas de fuego, en un entorno de disputa entre grupos criminales y los cometidos contra personas inocentes, son uno de los más importantes objetivos a alcanzar. La cuestión es que no hay claridad en cómo alcanzar esa fundamental meta. La estrategia, como se señaló líneas arribas, requiere para poder funcionar, de las medidas a aplicar, las cuales deben ser asequibles para que contribuyan de manera efectiva en contener primero y reducir después, la crecientes tasas de homicidios como sucede mes con mes.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso

En la entrega anterior, me refería a un par de acepciones desde la Etimología y la Ciencia Política sobre dicho concepto, a partir del agravamiento de la crisis de inseguridad pública que se vive en varias partes del país. A raíz y consecuencia directa de los hechos de semanas pasadas, varios articulistas y analistas, hemos coincidido que la situación es propicia para realizar un balance, análisis y corrección de lo que de manera eufemística se le conoce como estrategia de Seguridad Pública.

En esta entrega me centraré en un concepto de estrategia, pero desde la perspectiva del pensamiento militar, que nos puede ofrecer rasgos de mucha utilidad para formular ahora sí, la estrategia de Seguridad Pública, que sin duda, reclama nuestro país. Me apoyo en el libro del prestigiado autor Miguel Alonso Baquer ¿En qué consiste la estrategia?, publicado por el Ministerio de la Defensa de España.

Son cinco los pasos para formular una estrategia de carácter integral. Objeto; forma; materia; estructura; y contenido. La secuencia de estas variables le permite al diseñador de la estrategia en su conjunto, reconocer con precisión cuáles, por qué y cómo habrá de alcanzar las metas en la aplicación de los recursos disponibles así como el tiempo con el que se cuenta. Estos no son sólo términos que expresados desde la perspectiva académica, sino que son aplicables a negocios, campañas electorales y desde luego, al diseño de políticas pública, en donde se encuentra por supuesto, la estrategia de Seguridad Pública.

Atendiendo a la dinámica criminal que hay en México, la creación de la referida y multicitada estrategia, requiere entonces, de una expresión clara, específica y sin dudas, de cuáles son las metas u objetivos a alcanzar. En nuestro caso, por ejemplo se ha señalado desde las áreas civiles del gobierno de la República, que uno de los principales logros, sería reducir el número de homicidios dolosos. Sin embargo hay varios tipos de asesinatos perpetrados con intención: con arma de fuego (¿larga o corta?), con armas punzocortantes, con golpes entre otros. También deben especificarse las circunstancias. La verdad es que siempre hay homicidios con diversas excusas: pasionales, por disputas familiares (herencias, rencillas), entre vecinos, por mencionar algunos.

Es obvio que en el caso de México, lo que se pretende es que los homicidios dolosos cometidos con armas de fuego, en un entorno de disputa entre grupos criminales y los cometidos contra personas inocentes, son uno de los más importantes objetivos a alcanzar. La cuestión es que no hay claridad en cómo alcanzar esa fundamental meta. La estrategia, como se señaló líneas arribas, requiere para poder funcionar, de las medidas a aplicar, las cuales deben ser asequibles para que contribuyan de manera efectiva en contener primero y reducir después, la crecientes tasas de homicidios como sucede mes con mes.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso