/ domingo 31 de enero de 2021

Sobre la salud del Presidente

Por Javier Oliva Posada


Me refiero al leve cuadro de infección viral que tiene Andrés Manuel López Obrador. La cuestión es propia de cualquier ser humano, que en funciones de gobierno, también, por supuesto, está expuesto a problemas de salud. No es una exageración señalar, que es un tema de Seguridad Nacional, pues la afectación a sus condiciones físicas y orgánicas que tenga la Primera Ministra o el Rey o el Presidente, provoca además de las inherentes y naturales especulaciones, la incertidumbre respecto del futuro inmediato de las instituciones.

De lo contario, sobre todo en una era en donde la irrupción de los medios digitales de comunicación no pueden ser controlados, generan una enorme cantidad de rumores, insidias pero sobre todo, de especulaciones, lo que también afecta de manera negativa a la dinámica del país y puede terminar por generar una crisis social, pues la de credibilidad sobre lo que informan las autoridades, ya está en curso. En México, de siempre, han sido un tabú los padecimientos de los Presidentes. Ya sea el caso, probablemente el más conocido, de Adolfo López Mateos, que a los meses de dejar el cargo murió de un aneurisma, pasando desde luego, por la apendicitis operada en Los Pinos de Adolfo Ruiz Cortines, así como una larga serie de especulaciones sobre el resto de los mandatarios.

En la grave situación que vive México como consecuencia de la doble tenaza, la generada por la actividad delictiva y la epidemia, informar con oportunidad y transparencia la salud del titular del Ejecutivo, es una forma –y muy importante, de proporcionar una variable de estabilidad. Tratar con madurez una coyuntura como la nuestra, aporta al conjunto de la sociedad, la certeza de que hay un equipo responsable, que cuando aún y no esté el Presidente en condiciones de decidir y dar instrucciones, se cuenta con una estructura y funcionarios capaces y competentes para darle rumbo al país. La transparencia y oportunidad en la información, es el mejor antídoto para atajar rumores e insidias.

Actuar en cualquier otro sentido, va en contra del manejo de la situación de crisis, que incluso se puede agravar por la impericia de ofrecer información endeble en sus argumentos y por lo tanto, sin posibilidad alguna de ser creída por la población. Por eso, la oportunidad con que se explique cómo está y cómo evoluciona Andrés Manuel López Obrador, es una cuestión de Seguridad Nacional. Es muy probable que en su entorno y me parece lógico, necesario e indispensable, que los mejores médicos civiles y militares estén minuto a minuto atendiendo y procurando la salud del Presidente. Aunque si bien es cierto que la Constitución contempla los escenarios de faltas temporales o definitivas del Ejecutivo, ninguno de ellos es deseable.

Espero que el Presidente, tenga una pronta y saludable recuperación. México lo necesita al frente de sus tareas y en la conducción de los grandes problemas nacionales.


javierolivaposada@gmail.com

@JOPso

Por Javier Oliva Posada


Me refiero al leve cuadro de infección viral que tiene Andrés Manuel López Obrador. La cuestión es propia de cualquier ser humano, que en funciones de gobierno, también, por supuesto, está expuesto a problemas de salud. No es una exageración señalar, que es un tema de Seguridad Nacional, pues la afectación a sus condiciones físicas y orgánicas que tenga la Primera Ministra o el Rey o el Presidente, provoca además de las inherentes y naturales especulaciones, la incertidumbre respecto del futuro inmediato de las instituciones.

De lo contario, sobre todo en una era en donde la irrupción de los medios digitales de comunicación no pueden ser controlados, generan una enorme cantidad de rumores, insidias pero sobre todo, de especulaciones, lo que también afecta de manera negativa a la dinámica del país y puede terminar por generar una crisis social, pues la de credibilidad sobre lo que informan las autoridades, ya está en curso. En México, de siempre, han sido un tabú los padecimientos de los Presidentes. Ya sea el caso, probablemente el más conocido, de Adolfo López Mateos, que a los meses de dejar el cargo murió de un aneurisma, pasando desde luego, por la apendicitis operada en Los Pinos de Adolfo Ruiz Cortines, así como una larga serie de especulaciones sobre el resto de los mandatarios.

En la grave situación que vive México como consecuencia de la doble tenaza, la generada por la actividad delictiva y la epidemia, informar con oportunidad y transparencia la salud del titular del Ejecutivo, es una forma –y muy importante, de proporcionar una variable de estabilidad. Tratar con madurez una coyuntura como la nuestra, aporta al conjunto de la sociedad, la certeza de que hay un equipo responsable, que cuando aún y no esté el Presidente en condiciones de decidir y dar instrucciones, se cuenta con una estructura y funcionarios capaces y competentes para darle rumbo al país. La transparencia y oportunidad en la información, es el mejor antídoto para atajar rumores e insidias.

Actuar en cualquier otro sentido, va en contra del manejo de la situación de crisis, que incluso se puede agravar por la impericia de ofrecer información endeble en sus argumentos y por lo tanto, sin posibilidad alguna de ser creída por la población. Por eso, la oportunidad con que se explique cómo está y cómo evoluciona Andrés Manuel López Obrador, es una cuestión de Seguridad Nacional. Es muy probable que en su entorno y me parece lógico, necesario e indispensable, que los mejores médicos civiles y militares estén minuto a minuto atendiendo y procurando la salud del Presidente. Aunque si bien es cierto que la Constitución contempla los escenarios de faltas temporales o definitivas del Ejecutivo, ninguno de ellos es deseable.

Espero que el Presidente, tenga una pronta y saludable recuperación. México lo necesita al frente de sus tareas y en la conducción de los grandes problemas nacionales.


javierolivaposada@gmail.com

@JOPso