/ martes 28 de noviembre de 2017

Sobre la violencia contra las mujeres

Fue en 1999 cuando la Asamblea General de la ONU declaró el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (aunque en Latinoamérica se conmemoraba desde 1981). Cabe decir que esta fecha no es arbitraria.

El 25 de noviembre de 1960 tuvo lugar un acontecimiento trágico en República Dominicana que dio lugar a esta conmemoración. Las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, activistas políticas contra la dictadura de Rafael Trujillo, fueron asesinadas a golpes por orden del dictador, sus cadáveres fueron puestos en un automóvil, y éste fue arrojado por un precipicio para hacer creer que sus asesinatos en realidad habían sido producto de un accidente. Así, la frase de Minerva Mirabal se volvió un presagio: “Si me matan sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte”.

Pero el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres no acaba ahí. Esta fecha también marca el inicio de otro movimiento, conocido como los #16Días de activismo. El movimiento, que se desarrolla del 25 de noviembre al 10 de diciembre (Día de los Derechos Humanos), invita a la sociedad civil a sumarse y realizar acciones concretas para celebrar y promover los derechos de las mujeres.

Este año, el lema de la campaña es “Que nadie se quede atrás: Pongamos fin a la violencia contra las mujeres y niñas”, el cual referencia al principio fundamental de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con la intención de hacer hincapié en que estos objetivos no podrán cumplirse si no se pone fin a la violencia contra las mujeres y niñas en todo el mundo.

Así que estamos ante una invitación a la reflexión. Por lo que en estos días debemos preguntarnos con seriedad ¿cómo nos afecta la violencia contra las mujeres? En este ejercicio reflexivo no debemos pasar por alto que, si bien las mujeres son las más afectadas llegando a sufrir violencia feminicida, tanto a hombres como a mujeres nos afectan los imaginarios de género. Frente a los modelos del ser mujer y ser hombre, no hay quien gane.

Es innegable que hoy tenemos igualdad formal, pero en la vía de los hechos este avance, aunque significativo, es insuficiente ante las diferentes expresiones de violencia contra las mujeres que siguen ocurriendo en el país. Por ese motivo, las instituciones debemos garantizar a las mujeres el derecho a vivir una vida libre de violencia para facilitar que accedan plenamente a la condición de ciudadanas, y en consecuencia, al ejercer su ciudadanía y participar en la vida política, debe evitarse cualquier tipo de acoso o violencia en su contra.

Hoy debemos reconocer que el principio de paridad previsto en el artículo 41 Constitucional constituye un camino sin retorno, así que debemos acostumbrarnos a ver tanto a hombres como a mujeres en los cargos de toma de decisiones más importantes en nuestro país y en nuestra comunidad.

Como sociedad, tenemos todavía mucho por hacer. Y aunque pueda representar grandes complejidades, debemos insistir en la deconstrucción de paradigmas culturales que nos dañan y que nos impidan vivir en igualdad y libertad.

Consejera electoral del INE

Fue en 1999 cuando la Asamblea General de la ONU declaró el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (aunque en Latinoamérica se conmemoraba desde 1981). Cabe decir que esta fecha no es arbitraria.

El 25 de noviembre de 1960 tuvo lugar un acontecimiento trágico en República Dominicana que dio lugar a esta conmemoración. Las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, activistas políticas contra la dictadura de Rafael Trujillo, fueron asesinadas a golpes por orden del dictador, sus cadáveres fueron puestos en un automóvil, y éste fue arrojado por un precipicio para hacer creer que sus asesinatos en realidad habían sido producto de un accidente. Así, la frase de Minerva Mirabal se volvió un presagio: “Si me matan sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte”.

Pero el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres no acaba ahí. Esta fecha también marca el inicio de otro movimiento, conocido como los #16Días de activismo. El movimiento, que se desarrolla del 25 de noviembre al 10 de diciembre (Día de los Derechos Humanos), invita a la sociedad civil a sumarse y realizar acciones concretas para celebrar y promover los derechos de las mujeres.

Este año, el lema de la campaña es “Que nadie se quede atrás: Pongamos fin a la violencia contra las mujeres y niñas”, el cual referencia al principio fundamental de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con la intención de hacer hincapié en que estos objetivos no podrán cumplirse si no se pone fin a la violencia contra las mujeres y niñas en todo el mundo.

Así que estamos ante una invitación a la reflexión. Por lo que en estos días debemos preguntarnos con seriedad ¿cómo nos afecta la violencia contra las mujeres? En este ejercicio reflexivo no debemos pasar por alto que, si bien las mujeres son las más afectadas llegando a sufrir violencia feminicida, tanto a hombres como a mujeres nos afectan los imaginarios de género. Frente a los modelos del ser mujer y ser hombre, no hay quien gane.

Es innegable que hoy tenemos igualdad formal, pero en la vía de los hechos este avance, aunque significativo, es insuficiente ante las diferentes expresiones de violencia contra las mujeres que siguen ocurriendo en el país. Por ese motivo, las instituciones debemos garantizar a las mujeres el derecho a vivir una vida libre de violencia para facilitar que accedan plenamente a la condición de ciudadanas, y en consecuencia, al ejercer su ciudadanía y participar en la vida política, debe evitarse cualquier tipo de acoso o violencia en su contra.

Hoy debemos reconocer que el principio de paridad previsto en el artículo 41 Constitucional constituye un camino sin retorno, así que debemos acostumbrarnos a ver tanto a hombres como a mujeres en los cargos de toma de decisiones más importantes en nuestro país y en nuestra comunidad.

Como sociedad, tenemos todavía mucho por hacer. Y aunque pueda representar grandes complejidades, debemos insistir en la deconstrucción de paradigmas culturales que nos dañan y que nos impidan vivir en igualdad y libertad.

Consejera electoral del INE