/ lunes 22 de noviembre de 2021

Sobre la violencia contra las mujeres

El 25 de noviembre de 1960, las hermanas Mirabal fueron asesinadas por el régimen de Leónidas Trujillo en República Dominicana, en razón de su activismo en contra de aquel gobierno. Es así que en 1999 la ONU proclamó esta fecha como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Desde entonces, ese día y el 25 de cada mes se conoce como el “Día Naranja”, y la idea es realizar acciones de sensibilización y prevención de este tipo de violencia que hoy en día afecta a muchísimas mujeres en el mundo.

Por ejemplo, según datos de la OMS y ONU Mujeres una de cada tres mujeres en el mundo ha sido víctima de violencia física o sexual, mientras que el panorama en México no es muy diferente, pues el INEGI reporta que 66 de cada 100 ha sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida.

En el marco de esta conmemoración, quisiera retomar las declaraciones que hizo el presidente de la república hace unas semanas sobre trata y prostitución infantil en nuestro país, pues según él, este fenómeno es un caso de excepción y no regla; lamentablemente esta forma de pensar disfrazada del respeto a los “usos y costumbres” ha tolerado esta práctica que atenta contra la dignidad de las mujeres y niñas.

De acuerdo con Rita María Hernández, directora de Políticas Públicas de la asociación Rescue Freedom International, no solo es un tema de “usos y costumbres” en México, sino que tenemos que hablar de la trata y explotación sexual, pues este problema ha ido en aumento en todo el mundo. Es importante aclararlo pues en los últimos años ha crecido un movimiento que defiende el supuesto derecho que tienen las mujeres para elegir vender su cuerpo; sin embargo, estudios internacionales demuestran que únicamente el 7% de ellas deciden de manera voluntaria dedicarse a esta práctica para obtener ingresos.

Lo anterior, nos obliga a llamarlo como es, el 93% de estas mujeres y niñas son víctimas de trata y explotación sexual; es decir, están ahí por la fuerza, inmersas en un entorno completamente deshumanizante que las ve como mercancías que en cualquier momento puede venderse, y no como personas con dignidad y libertad inherentes a su condición humana.

De acuerdo con esta asociación civil, el problema radica principalmente en que existe una altísima demanda de compra de servicios sexuales, pues tan solo en la CDMX el 7% de los hombres mayores de 15 años están pagando por actos sexuales; y en todo el país estos números ascienden a casi 6 millones de hombres que forman parte de un mercado que violenta a las mujeres y las niñas.

En nuestra capital, ahora llamada ciudad innovadora y de derechos, hemos sido testigos de intentos para regular el “trabajo sexual” y predomina en el discurso que esta actividad no solo te empodera, sino que te permite ejercer plenamente tu libertad sexual; cuando los números indican todo lo contrario.

Pocas personas se han detenido a ver las consecuencias físicas y mentales de este tipo de prácticas, pues implicaría admitir que no estamos haciendo lo suficiente para cuidar la vida e integridad de las niñas y mujeres.

Peor aún, en la CDMX tenemos una Jefa de Gobierno completamente indiferente a la situación, pero que grita con orgullo “Anótenme en la lista de quienes defendemos la 4T” yo le diría que, en mi caso, prefiero que me anoten en la lista de quienes defendemos la dignidad de las mujeres y las niñas. Hagamos de cada día 25 de mes, una fecha para entregar resultados y balances positivos en beneficio de dignificar las condiciones de vida de niñas y mujeres a nivel mundial.

El 25 de noviembre de 1960, las hermanas Mirabal fueron asesinadas por el régimen de Leónidas Trujillo en República Dominicana, en razón de su activismo en contra de aquel gobierno. Es así que en 1999 la ONU proclamó esta fecha como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Desde entonces, ese día y el 25 de cada mes se conoce como el “Día Naranja”, y la idea es realizar acciones de sensibilización y prevención de este tipo de violencia que hoy en día afecta a muchísimas mujeres en el mundo.

Por ejemplo, según datos de la OMS y ONU Mujeres una de cada tres mujeres en el mundo ha sido víctima de violencia física o sexual, mientras que el panorama en México no es muy diferente, pues el INEGI reporta que 66 de cada 100 ha sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida.

En el marco de esta conmemoración, quisiera retomar las declaraciones que hizo el presidente de la república hace unas semanas sobre trata y prostitución infantil en nuestro país, pues según él, este fenómeno es un caso de excepción y no regla; lamentablemente esta forma de pensar disfrazada del respeto a los “usos y costumbres” ha tolerado esta práctica que atenta contra la dignidad de las mujeres y niñas.

De acuerdo con Rita María Hernández, directora de Políticas Públicas de la asociación Rescue Freedom International, no solo es un tema de “usos y costumbres” en México, sino que tenemos que hablar de la trata y explotación sexual, pues este problema ha ido en aumento en todo el mundo. Es importante aclararlo pues en los últimos años ha crecido un movimiento que defiende el supuesto derecho que tienen las mujeres para elegir vender su cuerpo; sin embargo, estudios internacionales demuestran que únicamente el 7% de ellas deciden de manera voluntaria dedicarse a esta práctica para obtener ingresos.

Lo anterior, nos obliga a llamarlo como es, el 93% de estas mujeres y niñas son víctimas de trata y explotación sexual; es decir, están ahí por la fuerza, inmersas en un entorno completamente deshumanizante que las ve como mercancías que en cualquier momento puede venderse, y no como personas con dignidad y libertad inherentes a su condición humana.

De acuerdo con esta asociación civil, el problema radica principalmente en que existe una altísima demanda de compra de servicios sexuales, pues tan solo en la CDMX el 7% de los hombres mayores de 15 años están pagando por actos sexuales; y en todo el país estos números ascienden a casi 6 millones de hombres que forman parte de un mercado que violenta a las mujeres y las niñas.

En nuestra capital, ahora llamada ciudad innovadora y de derechos, hemos sido testigos de intentos para regular el “trabajo sexual” y predomina en el discurso que esta actividad no solo te empodera, sino que te permite ejercer plenamente tu libertad sexual; cuando los números indican todo lo contrario.

Pocas personas se han detenido a ver las consecuencias físicas y mentales de este tipo de prácticas, pues implicaría admitir que no estamos haciendo lo suficiente para cuidar la vida e integridad de las niñas y mujeres.

Peor aún, en la CDMX tenemos una Jefa de Gobierno completamente indiferente a la situación, pero que grita con orgullo “Anótenme en la lista de quienes defendemos la 4T” yo le diría que, en mi caso, prefiero que me anoten en la lista de quienes defendemos la dignidad de las mujeres y las niñas. Hagamos de cada día 25 de mes, una fecha para entregar resultados y balances positivos en beneficio de dignificar las condiciones de vida de niñas y mujeres a nivel mundial.