/ domingo 7 de enero de 2018

“Su San Martín les llegará…”

El pasado 26 de diciembre, cuando solo faltaban escasos cinco días para que terminara sus funciones, la anterior Legislatura local de Coahuila llevó a cabo un alevoso atraco legislativo. Lo realizó al más puro estilo de los Moreira. En el caso de Moreira dos, de nombre Rubén. Veinticinco días antes éste había dejado la gubernatura.

Pero solo formalmente, porque todo parece indicar que en la realidad sigue ahí. Dando órdenes y consolidando el blindaje que le permita evadir la acción de la justicia. Pero “su San Martín le llegará, como a todo puerco”, según reza un conocido refrán del Quijote.

Como es de suponer, fueron diputados locales del PRI y otros de sus partidos satélites, los que en un mismo día, en menos de dos horas y con dispensa de todos los trámites dieron el albazo.

¿En qué consistió el atraco? En precipitadas reformas a la Ley Orgánica del Congreso de Coahuila (LOC). Obviamente con el propósito de que el priismo continúe teniendo el control de la nueva Legislatura, a pesar de que en la nueva, cuyas funciones iniciaron el pasado 1 de enero, ese partido solo cuenta con 10 de los 25 diputados que la integran. Antes, el PRI recurrió a la conocida técnica del descontón.

Para asegurarse de continuar con el manejo del Congreso, reformaron a modo diversos preceptos de la LOC, entre éstos los que garantizan a los priistas seguir administrando el presupuesto de la Cámara como si fuera propio, así como la designación de los principales funcionarios de esta

Hechas las leoninas modificaciones por los priistas y sus corifeos, pusieron luego como candado, para evitar su posterior reforma por la actual mayoría opositora, que en lo sucesivo la LOC solo podrá ser reformada con “la aprobación de las dos terceras partes de los integrantes de la Legislatura”.

Es decir, ni siquiera por las dos terceras partes de los diputados presentes en la sesión, como es la fórmula de nuestro sistema jurídico cuando de votaciones de mayoría calificada se trata, no, sino de todos los diputados, estén o no presentes, lo cual implica que los ausentes voten. Un absurdo, pues.

¿Cuál es el argumento esgrimido por los autores de la iniciativa para exigir esa mayoría calificada? Dicen en su exposición de motivos que es “para otorgar certidumbre jurídica a las disposiciones” que apruebe el Congreso. Si de eso se trata, que se exija entonces votación del cien por ciento de los diputados, y así no habrá duda de lo que aprueben. Qué irracionalidad.

En su desaforada precipitación, los priistas no contaron con que tanto en la Constitución local de Coahuila, en sus artículos 52 y 62 Bis, como en el numeral 212 de la propia LOC, se establece en qué casos y materias es exigible votación calificada de las dos terceras partes. Y con la sorpresa, para los priistas, de que para la Ley relativa al propio Congreso del estado no se señala este requisito.

Procede entonces interponer, como se hará, una acción local de inconstitucionalidad, figura prevista por la Constitución de Coahuila, ante el Tribunal Superior de Justicia. Lo que a su vez permitirá verificar qué tan independiente es este Tribunal en el estado de Madero.

Por último, una perla negra para vergüenza de Coahuila. Dispusieron los priistas que sus reformas entrarán “en vigor a partir del momento de su aprobación por el Pleno del Congreso del Estado”. Increíble, pero así lo ordenaron. Todo un monumento a la ignominia. Y a la estupidez.

El pasado 26 de diciembre, cuando solo faltaban escasos cinco días para que terminara sus funciones, la anterior Legislatura local de Coahuila llevó a cabo un alevoso atraco legislativo. Lo realizó al más puro estilo de los Moreira. En el caso de Moreira dos, de nombre Rubén. Veinticinco días antes éste había dejado la gubernatura.

Pero solo formalmente, porque todo parece indicar que en la realidad sigue ahí. Dando órdenes y consolidando el blindaje que le permita evadir la acción de la justicia. Pero “su San Martín le llegará, como a todo puerco”, según reza un conocido refrán del Quijote.

Como es de suponer, fueron diputados locales del PRI y otros de sus partidos satélites, los que en un mismo día, en menos de dos horas y con dispensa de todos los trámites dieron el albazo.

¿En qué consistió el atraco? En precipitadas reformas a la Ley Orgánica del Congreso de Coahuila (LOC). Obviamente con el propósito de que el priismo continúe teniendo el control de la nueva Legislatura, a pesar de que en la nueva, cuyas funciones iniciaron el pasado 1 de enero, ese partido solo cuenta con 10 de los 25 diputados que la integran. Antes, el PRI recurrió a la conocida técnica del descontón.

Para asegurarse de continuar con el manejo del Congreso, reformaron a modo diversos preceptos de la LOC, entre éstos los que garantizan a los priistas seguir administrando el presupuesto de la Cámara como si fuera propio, así como la designación de los principales funcionarios de esta

Hechas las leoninas modificaciones por los priistas y sus corifeos, pusieron luego como candado, para evitar su posterior reforma por la actual mayoría opositora, que en lo sucesivo la LOC solo podrá ser reformada con “la aprobación de las dos terceras partes de los integrantes de la Legislatura”.

Es decir, ni siquiera por las dos terceras partes de los diputados presentes en la sesión, como es la fórmula de nuestro sistema jurídico cuando de votaciones de mayoría calificada se trata, no, sino de todos los diputados, estén o no presentes, lo cual implica que los ausentes voten. Un absurdo, pues.

¿Cuál es el argumento esgrimido por los autores de la iniciativa para exigir esa mayoría calificada? Dicen en su exposición de motivos que es “para otorgar certidumbre jurídica a las disposiciones” que apruebe el Congreso. Si de eso se trata, que se exija entonces votación del cien por ciento de los diputados, y así no habrá duda de lo que aprueben. Qué irracionalidad.

En su desaforada precipitación, los priistas no contaron con que tanto en la Constitución local de Coahuila, en sus artículos 52 y 62 Bis, como en el numeral 212 de la propia LOC, se establece en qué casos y materias es exigible votación calificada de las dos terceras partes. Y con la sorpresa, para los priistas, de que para la Ley relativa al propio Congreso del estado no se señala este requisito.

Procede entonces interponer, como se hará, una acción local de inconstitucionalidad, figura prevista por la Constitución de Coahuila, ante el Tribunal Superior de Justicia. Lo que a su vez permitirá verificar qué tan independiente es este Tribunal en el estado de Madero.

Por último, una perla negra para vergüenza de Coahuila. Dispusieron los priistas que sus reformas entrarán “en vigor a partir del momento de su aprobación por el Pleno del Congreso del Estado”. Increíble, pero así lo ordenaron. Todo un monumento a la ignominia. Y a la estupidez.