/ martes 14 de julio de 2020

Súper potencias, nuevo escenario

Por: Alejandro Hernández Buen y Gerardo Trujano Velásquez

La pandemia de Covid-19 ha provocado que empresas e industrias alrededor del mundo frenen sus actividades. A medida que más trabajadores fueron puestos en confinamiento, el consumo se redujo y la producción en las fábricas se detuvo, causando fuertes pérdidas en la producción de China y un alto desempleo en EU.

Ambos países están retomando actividades económicas, a pesar de las advertencias de las autoridades sanitarias, que temen un rebrote. Más allá de reactivar sus respectivas economías, tanto el gobierno chino como el estadounidense están en una carrera por salir de la crisis actual y ganar ventaja sobre el otro para alcanzar o mantener el liderazgo económico.

Previo a la pandemia ya se enfrentaban en una guerra comercial derivada de la competencia económica, principalmente en el sector de innovación y tecnología. La causa, el acelerado crecimiento económico chino, que le otorgó al país importantes ventajas geopolíticas y fue de gran atractivo para las empresas occidentales; aunque el aumento en el ingreso de su población provocó la pérdida gradual de una de sus principales ventajas competitivas: la mano de obra barata.

Para resolver este dilema y evitar el estancamiento de su economía, la estrategia china se enfocó en la innovación, en el sector de tecnologías digitales. Por ejemplo, en 2014 Lenovo Group compró el área de servidores de IBM por 2 mil 300 millones de dólares; ese mismo año también adquirió Motorola de Google Inc. Dos años más tarde, en 2016, Lenovo se convirtió en el principal fabricante de computadores del mundo, superando a la estadounidense HP. Este tipo de estrategias le permitieron transferir tanto la tecnología como el conocimiento de estas empresas. Eventualmente, fue capaz de desarrollar la red 5G y competir directamente con Estados Unidos por este nuevo mercado.

Desde la presidencia de Obama se buscó frenar el desarrollo y transferencia de tecnología a China y durante el periodo de Trump estos esfuerzos tomaron un giro mucho más agresivo en forma de aranceles.

La pandemia del coronavirus ha marcado nuevos retos en el sector digital (de trabajos, educación e incluso el consumo vía internet) por lo que,no sólo serán importantes herramientas como computadoras y celulares sino las mismas plataformas digitales y la red 5G.

La reactivación económica es urgente para ambos países: el presidente Trump deberá reducir el desempleo camino a las elecciones, al mismo tiempo que consolida proyectos como el T-MEC. Pero también China se encuentra en un momento crítico, puesto que proyectos como la Nueva Ruta de la Seda, su expansión en el Mar Meridional Chino e inversiones en África y América Latina, tendrán un presupuesto mucho más ajustado, pues se prevé que múltiples empresas buscarán descentralizar sus industrias fuera de China.

En concreto, la competencia económica entre China y EU toma una nueva relevancia con el Covid-19. Evidente en la urgencia de ambos países por reanudar su actividad, aunque implique un riesgo para su población. Si bien es imposible predecir el resultado de esta competencia, es probable que, debido a la coyuntura, las estrategias de ambos se vuelvan más agresivas.

Por: Alejandro Hernández Buen y Gerardo Trujano Velásquez

La pandemia de Covid-19 ha provocado que empresas e industrias alrededor del mundo frenen sus actividades. A medida que más trabajadores fueron puestos en confinamiento, el consumo se redujo y la producción en las fábricas se detuvo, causando fuertes pérdidas en la producción de China y un alto desempleo en EU.

Ambos países están retomando actividades económicas, a pesar de las advertencias de las autoridades sanitarias, que temen un rebrote. Más allá de reactivar sus respectivas economías, tanto el gobierno chino como el estadounidense están en una carrera por salir de la crisis actual y ganar ventaja sobre el otro para alcanzar o mantener el liderazgo económico.

Previo a la pandemia ya se enfrentaban en una guerra comercial derivada de la competencia económica, principalmente en el sector de innovación y tecnología. La causa, el acelerado crecimiento económico chino, que le otorgó al país importantes ventajas geopolíticas y fue de gran atractivo para las empresas occidentales; aunque el aumento en el ingreso de su población provocó la pérdida gradual de una de sus principales ventajas competitivas: la mano de obra barata.

Para resolver este dilema y evitar el estancamiento de su economía, la estrategia china se enfocó en la innovación, en el sector de tecnologías digitales. Por ejemplo, en 2014 Lenovo Group compró el área de servidores de IBM por 2 mil 300 millones de dólares; ese mismo año también adquirió Motorola de Google Inc. Dos años más tarde, en 2016, Lenovo se convirtió en el principal fabricante de computadores del mundo, superando a la estadounidense HP. Este tipo de estrategias le permitieron transferir tanto la tecnología como el conocimiento de estas empresas. Eventualmente, fue capaz de desarrollar la red 5G y competir directamente con Estados Unidos por este nuevo mercado.

Desde la presidencia de Obama se buscó frenar el desarrollo y transferencia de tecnología a China y durante el periodo de Trump estos esfuerzos tomaron un giro mucho más agresivo en forma de aranceles.

La pandemia del coronavirus ha marcado nuevos retos en el sector digital (de trabajos, educación e incluso el consumo vía internet) por lo que,no sólo serán importantes herramientas como computadoras y celulares sino las mismas plataformas digitales y la red 5G.

La reactivación económica es urgente para ambos países: el presidente Trump deberá reducir el desempleo camino a las elecciones, al mismo tiempo que consolida proyectos como el T-MEC. Pero también China se encuentra en un momento crítico, puesto que proyectos como la Nueva Ruta de la Seda, su expansión en el Mar Meridional Chino e inversiones en África y América Latina, tendrán un presupuesto mucho más ajustado, pues se prevé que múltiples empresas buscarán descentralizar sus industrias fuera de China.

En concreto, la competencia económica entre China y EU toma una nueva relevancia con el Covid-19. Evidente en la urgencia de ambos países por reanudar su actividad, aunque implique un riesgo para su población. Si bien es imposible predecir el resultado de esta competencia, es probable que, debido a la coyuntura, las estrategias de ambos se vuelvan más agresivas.