@daguilargallego X
En los últimos años, los servicios en la nube han experimentado un crecimiento exponencial a nivel mundial. Desde aplicaciones móviles hasta sistemas empresariales completos, la nube se ha convertido en un pilar esencial para la operación de empresas de todos los tamaños y sectores. Sin embargo, este crecimiento acelerado también ha puesto en evidencia la dependencia global en estas tecnologías, como lo demostró el reciente colapso de los servicios de Microsoft, que afectó a miles de empresas en todo el mundo y dejó en evidencia que la concentración de datos en unos cuantos no es la mejor opción.
México comienza a destacar como un actor relevante en el escenario de los servicios en la nube, impulsado en gran medida por el nearshoring. Este fenómeno, que implica el traslado de operaciones y servicios a países cercanos al mercado principal, ha llevado a una ola de inversión en México, especialmente en el sector tecnológico. Amazon Web Services (AWS), por ejemplo, ha anunciado una inversión de 5,000 millones de dólares en los próximos 15 años para construir centros de datos en el país, con el objetivo de convertir a México en un eje tecnológico continental.
La elección de Querétaro como sede de estos centros de datos no es casualidad. La ubicación estratégica, la baja actividad sísmica y la infraestructura existente lo convierten en un lugar ideal para desarrollar un hub tecnológico de alcance regional y global
Además del crecimiento de los servicios en la nube, el acceso a internet en México está viviendo una expansión significativa. Iniciativas como la digitalización de aduanas y servicios gubernamentales, junto con la llegada de internet a comunidades rurales a través de grandes alianzas con Starlink, están transformando el panorama digital del país. Estas comunidades, que históricamente han estado desconectadas, ahora tienen la oportunidad de integrarse, poco a poco, en la economía digital global, lo que puede catalizar el desarrollo económico y social en regiones historicamente marginadas y con las que hay una gran deuda.
La conectividad en zonas rurales no solo facilita la educación y el acceso a servicios de salud, sino que también abre nuevas oportunidades de negocio y empleo para millones de mexicanos. El impacto positivo de la conectividad en estas comunidades es innegable, y su integración al mundo digital es un paso crucial para reducir la brecha económica y social en el país.
La combinación de inversiones en la nube, la expansión del acceso a internet y la digitalización de servicios clave promete un mejor futuro para todos los mexicanos. Con una infraestructura tecnológica robusta, México no solo atraerá más inversiones extranjeras, sino que también mejorará la calidad de vida de todos los que vivimos en este país.