/ sábado 25 de junio de 2022

Tech trends | Tecnología contra las adicciones

@daguilargallego Twitter


La pandemia por COVID-19 nos tomó por sorpresa a todos y nos puso la vida de cabeza, pero hubo un grupo de personas más vulnerable, con grandes afectaciones y que pudiera pasar desapercibido; los alcohólicos. En México, la Comisión Nacional contra las Adiciones (CONADIC) estima que hay 20 millones de mexicanos que enfrentan adicción al alcohol y de estos, casi 2 millones enfrentan ya una dependencia. La Organización Mundial de la Salud en 1957, definió el alcoholismo como una enfermedad incurable, progresiva y mortal; claro, siempre y cuando no se pare el consumo del alcohol.

Esta enfermedad no es sencilla ni simple de atender, sus repercusiones son amplísimas porque incapacitan al adicto y, de manera gradual y crónica, deteriora el organismo hasta llegar a la muerte que se cobra la vida de más de 20 mil personas al año en nuestro país. El tratamiento es aún más complejo, las emociones son algo fundamental para acompañar a los tratamientos médicos y la ayuda emocional y grupal que ofrecen organizaciones como AA son fundamentales para el mantenimiento de la recuperación. ¿Qué pasó en la pandemia? Pues a partir de un confinamiento forzoso y el cierre de escuelas, centros de trabajo y centros de apoyo como AA, los alcohólicos en recuperación quedaron a merced de la ansiedad, la falta de rutina, la depresión y el desempleo. ¿El resultado? Miles de personas echaron marcha atrás y el consumo de alcohol y otras sustancias se convirtió en su compañero aumentando de manera exponencial los casos de hospitalizados por sobredosis, daño hepático y trastornos psiquiátricos.

Afortunadamente los centros de apoyo se han abierto nuevamente y el confinamiento se retiró permitiendo recuperar algo de la normalidad perdida en la pandemia. Junto con estos centros, la tecnología juega un papel fundamental en la recuperación; la tecnología de los fármacos ha sido importantísima como el uso del Topiramato, que en sus inicios fue descubierto como un antiepiléptico y ahora ha demostrado ser un gran aliado para evitar recaídas para los alcohólicos en recuperación. La tecnología de estimulación magnética transcreaneal (TAM), que estimula la corteza cerebral con pequeños impulsos electromagnéticos y ha logrado obtener una disminución en el consumo de alcohol y el ansia; este tratamiento ofrece también muchas virtudes para tratar la depresión permitiendo mejorar el estado de ánimo del paciente.

Por supuesto que el acompañamiento de los terapeutas especializados en adicciones y el grupo de apoyo como AA son fundamentales en el éxito para evitar una recaída; pero el logro más grande lo lleva la voluntad, el corazón y el empeño que tienen los adictos en recuperación al enfrentar un problema que pareciera invisible y normalizado para el mundo; donde vender alcohol a menores de edad es algo común y el consumo excesivo a muy temprana edad cobrará factura a muchos millones de mexicanos que cada año se envuelven en el alcoholismo que pudo haberse evitado.

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La pandemia por COVID-19 nos tomó por sorpresa a todos y nos puso la vida de cabeza, pero hubo un grupo de personas más vulnerable, con grandes afectaciones y que pudiera pasar desapercibido; los alcohólicos. En México, la Comisión Nacional contra las Adiciones (CONADIC) estima que hay 20 millones de mexicanos que enfrentan adicción al alcohol y de estos, casi 2 millones enfrentan ya una dependencia. La Organización Mundial de la Salud en 1957, definió el alcoholismo como una enfermedad incurable, progresiva y mortal; claro, siempre y cuando no se pare el consumo del alcohol.

Esta enfermedad no es sencilla ni simple de atender, sus repercusiones son amplísimas porque incapacitan al adicto y, de manera gradual y crónica, deteriora el organismo hasta llegar a la muerte que se cobra la vida de más de 20 mil personas al año en nuestro país. El tratamiento es aún más complejo, las emociones son algo fundamental para acompañar a los tratamientos médicos y la ayuda emocional y grupal que ofrecen organizaciones como AA son fundamentales para el mantenimiento de la recuperación. ¿Qué pasó en la pandemia? Pues a partir de un confinamiento forzoso y el cierre de escuelas, centros de trabajo y centros de apoyo como AA, los alcohólicos en recuperación quedaron a merced de la ansiedad, la falta de rutina, la depresión y el desempleo. ¿El resultado? Miles de personas echaron marcha atrás y el consumo de alcohol y otras sustancias se convirtió en su compañero aumentando de manera exponencial los casos de hospitalizados por sobredosis, daño hepático y trastornos psiquiátricos.

Afortunadamente los centros de apoyo se han abierto nuevamente y el confinamiento se retiró permitiendo recuperar algo de la normalidad perdida en la pandemia. Junto con estos centros, la tecnología juega un papel fundamental en la recuperación; la tecnología de los fármacos ha sido importantísima como el uso del Topiramato, que en sus inicios fue descubierto como un antiepiléptico y ahora ha demostrado ser un gran aliado para evitar recaídas para los alcohólicos en recuperación. La tecnología de estimulación magnética transcreaneal (TAM), que estimula la corteza cerebral con pequeños impulsos electromagnéticos y ha logrado obtener una disminución en el consumo de alcohol y el ansia; este tratamiento ofrece también muchas virtudes para tratar la depresión permitiendo mejorar el estado de ánimo del paciente.

Por supuesto que el acompañamiento de los terapeutas especializados en adicciones y el grupo de apoyo como AA son fundamentales en el éxito para evitar una recaída; pero el logro más grande lo lleva la voluntad, el corazón y el empeño que tienen los adictos en recuperación al enfrentar un problema que pareciera invisible y normalizado para el mundo; donde vender alcohol a menores de edad es algo común y el consumo excesivo a muy temprana edad cobrará factura a muchos millones de mexicanos que cada año se envuelven en el alcoholismo que pudo haberse evitado.