/ jueves 14 de junio de 2018

Tiempo extra

Y es que Lopetegui no es el primero ni será el último director técnico que llega a un acuerdo con un club siendo seleccionador nacional. Las formas sí importan, pero están lejos de llevar a la deriva a todos los involucrados en esta situación.

Vaya, todo ese pesimismo que se muestra por este movimiento debería solamente quedar en eso, una palabra, ya que en otras ocasiones bajo circunstancias similares las cosas no salieron tan mal.

En la Eurocopa del 2008, justo antes de las semifinales, el entrenador de la Furia, Luis Aragonés, dio a conocer que al terminar el torneo se convertiría en el nuevo estratega del Fenerbahçe de Turquíay nadie se escandalizó.

Unos días después, la selección de España ganó el título dando inicio a la época dorada del futbol ibérico.

Otro ejemplo más reciente nos traslada a unas semanas del arranque de Brasil 2014, cuando el Manchester United anunció que Louis Van Gaal iba a ser el nuevo entrenador de los “red devils” al finalizar su participación con el equipo de Holanda en la justa veraniega.

Lejos de perjudicar al combinado de los Países Bajos, aquella selección hizo un gran papel en el Mundial alcanzando merecidamente las semifinales, donde finalmente cayeron en penales ante la Argentinade Lionel Messi.

Y cómo olvidar el caso de Antonio Conte, al que el Chelsea de Inglaterra oficializó como nuevo entrenador en el 2016 pese a que todavía estaba al frente del combinado Italianoen la Eurocopa.

Los Azzurri llegaron a los cuartos de final, donde cayeron en la tanda de penales ante Alemania. Una vez más, en ningún momento existió gran preocupación por el hecho de que Conte ya tuviera equipo para la siguiente temporada.

En conclusión, las formas podrán no ser las correctas, pero de ninguna manera terminan sentenciando el éxito deportivo de los equipos y/o selecciones.

Y es que Lopetegui no es el primero ni será el último director técnico que llega a un acuerdo con un club siendo seleccionador nacional. Las formas sí importan, pero están lejos de llevar a la deriva a todos los involucrados en esta situación.

Vaya, todo ese pesimismo que se muestra por este movimiento debería solamente quedar en eso, una palabra, ya que en otras ocasiones bajo circunstancias similares las cosas no salieron tan mal.

En la Eurocopa del 2008, justo antes de las semifinales, el entrenador de la Furia, Luis Aragonés, dio a conocer que al terminar el torneo se convertiría en el nuevo estratega del Fenerbahçe de Turquíay nadie se escandalizó.

Unos días después, la selección de España ganó el título dando inicio a la época dorada del futbol ibérico.

Otro ejemplo más reciente nos traslada a unas semanas del arranque de Brasil 2014, cuando el Manchester United anunció que Louis Van Gaal iba a ser el nuevo entrenador de los “red devils” al finalizar su participación con el equipo de Holanda en la justa veraniega.

Lejos de perjudicar al combinado de los Países Bajos, aquella selección hizo un gran papel en el Mundial alcanzando merecidamente las semifinales, donde finalmente cayeron en penales ante la Argentinade Lionel Messi.

Y cómo olvidar el caso de Antonio Conte, al que el Chelsea de Inglaterra oficializó como nuevo entrenador en el 2016 pese a que todavía estaba al frente del combinado Italianoen la Eurocopa.

Los Azzurri llegaron a los cuartos de final, donde cayeron en la tanda de penales ante Alemania. Una vez más, en ningún momento existió gran preocupación por el hecho de que Conte ya tuviera equipo para la siguiente temporada.

En conclusión, las formas podrán no ser las correctas, pero de ninguna manera terminan sentenciando el éxito deportivo de los equipos y/o selecciones.