/ domingo 7 de abril de 2019

“¡Tierra y Libertad!”: historia de un lema

En el centenario del asesinato del Caudillo del Sur

“Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres”

Emiliano Zapata

“Esclavos, empuñad el Winchester. Trabajad la tierra cuando hayáis tomado posesión de ella. Sed fuertes todos y ricos haciéndoos dueños de la tierra; pero para eso necesitáis el fusil: compradlo, pedidlo prestado en último caso, y lanzaos a la lucha gritando con todas vuestras fuerzas: ¡Tierra y Libertad!”

Ricardo Flores Magón

En el imaginario colectivo de la Revolución Mexicana, una de las más célebres frases es la que representa a la gesta del Caudillo del Sur: “Tierra y Libertad”, solo que el lema por ella adoptado fue en realidad el de “Reforma, Libertad, Justicia y Ley”, con el que rubricó el Plan de Ayala el 28 de noviembre de 1911.

¿De dónde surgió entonces el primero? Los orígenes de dicho apotegma no se encuentran en el legado zapatista: se remontan a la Rusia zarista, a la España decimonónica y, finalmente, los encontramos engarzados y revivificados en el pensamiento de Ricardo Flores Magón. En 1861 nace en San Petersburgo una sociedad secreta: Zemlyá i Volya (Tierra y Libertad), creada por diversos intelectuales de filiación socialista y anarcocomunista como Óbruchev, Rymarenko, Chernyshevski y Gerzen –el impulsor de La Campana y promotor de que la tierra trabajada por siervos pasara bajo la posesión comunitaria de estos-. Su objeto era detonar una revolución campesina de mujiks a los que la reforma agraria de Alejandro II condenó a quedar endeudados con los antiguos propietarios y el Estado a cambio de tierras, pero el zarismo la suprimió y la base social no supo reaccionar. El grupo resurgirá en los años 70 con la participación de maestros, alumnos, médicos e intelectuales como Plejanov, siendo de tal magnitud su impronta ideológica que no solo se convertirá en lema del Partido Socialista Revolucionario en 1898 y fuente de inspiración de los movimientos populares de 1902, 1905 y 1907. En 1888 verá aparecer en España la revista “Tierra y Libertad”. Semanario anarquista madrileño donde escribirán personajes de la talla de Federico Urales (Joan Montseny), Soledad Gustavo (Teresa Mañé), Rafael Urbano y Eliseo Reclus, al que el gobierno igualmente atacará, solo que en este caso gracias a la Federación Anarquista Ibérica su existencia logró sobrevivir hasta los años 40. Década en la que comenzó a editarse en México por un grupo de anarquistas hispanos exiliados, producto de cuyo esfuerzo fueron publicados más de cuatro centenares de números entre 1944 y 1988.

Por su parte, será Ricardo Flores Magón en nuestro país el intelectual que habrá de centrar gran parte de su utopía y obra en el concepto “tierra y libertad”, al que dedicará diversos artículos en su periódico Regeneración, particularmente el del 1º de octubre de 1910, en el que luego de hacer una revisión histórica sobre la común aspiración de tierra que ha hermanado a “los rebeldes del planeta”, desde los Gracos, los anabaptistas de Munzer, Babeuf, Bakunin, Kropotkin, Ferrer, hasta la Revolución Mexicana, concluye sentenciando: solo “trabajad la tierra cuando hayáis tomado posesión de ella… ¡Tierra y Libertad!”. Y algo más, a él consagrará una obra de teatro que lo lleva por título y acuñará en 1911 como emblema del Partido Liberal Mexicano, porque “Tierra y Libertad” es la utopía de un comunista libertario, el anarquista que negaba al Estado porque creía en la dignidad y capacidad autogestiva del pueblo, en particular de campesinos, sindicatos y gremios. Lema de su bandera roja en letras blancas, siguiendo la tradición de los populistas rusos, los narodniki. Grito de combate: “¡Tierra y Libertad o muerte!” al que el zapatismo se adhirió, tal y como lo hizo también entre 1913 y 1915 el Partido Socialista del Sureste que hizo de él su lema (Lu’un etel Almehenil en maya) bajo la conducción de Felipe Carrillo Puerto, quien había militado en el Ejército Libertador del Sur. Ideal que en Cuba arribaría al propio guevarismo décadas después.

La pregunta final sería ¿cómo fue entonces que este lema llega al zapatismo? Autores como J. Womak sostienen que fue a través de la influencia de miembros de la Casa del Obrero Mundial -fundada en 1912- como Antonio Díaz Soto y Gama, Rosendo Salazar y Rafael Pérez Taylor. Y tendría pleno sentido, porque si de alguien ellos a su vez fueron influidos fue por Flores Magón: profundo conocedor del pensamiento anarquista ruso y de la realidad social mexicana.

Sí, “¡Tierra y Libertad!” no fue solo un lema más, fue el lema de la Revolución Mexicana, como antes lo fue de la rusa y como lo sería de muchas otras más después, solo que su destino fue el mismo que enfrentó Flores Magón: “Yo quise deciros algo hermanos … yo quise deciros algo, pero no me pudisteis comprender”.

bettyzanolli@hotmail.com\u0009\u0009@BettyZanolli


En el centenario del asesinato del Caudillo del Sur

“Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres”

Emiliano Zapata

“Esclavos, empuñad el Winchester. Trabajad la tierra cuando hayáis tomado posesión de ella. Sed fuertes todos y ricos haciéndoos dueños de la tierra; pero para eso necesitáis el fusil: compradlo, pedidlo prestado en último caso, y lanzaos a la lucha gritando con todas vuestras fuerzas: ¡Tierra y Libertad!”

Ricardo Flores Magón

En el imaginario colectivo de la Revolución Mexicana, una de las más célebres frases es la que representa a la gesta del Caudillo del Sur: “Tierra y Libertad”, solo que el lema por ella adoptado fue en realidad el de “Reforma, Libertad, Justicia y Ley”, con el que rubricó el Plan de Ayala el 28 de noviembre de 1911.

¿De dónde surgió entonces el primero? Los orígenes de dicho apotegma no se encuentran en el legado zapatista: se remontan a la Rusia zarista, a la España decimonónica y, finalmente, los encontramos engarzados y revivificados en el pensamiento de Ricardo Flores Magón. En 1861 nace en San Petersburgo una sociedad secreta: Zemlyá i Volya (Tierra y Libertad), creada por diversos intelectuales de filiación socialista y anarcocomunista como Óbruchev, Rymarenko, Chernyshevski y Gerzen –el impulsor de La Campana y promotor de que la tierra trabajada por siervos pasara bajo la posesión comunitaria de estos-. Su objeto era detonar una revolución campesina de mujiks a los que la reforma agraria de Alejandro II condenó a quedar endeudados con los antiguos propietarios y el Estado a cambio de tierras, pero el zarismo la suprimió y la base social no supo reaccionar. El grupo resurgirá en los años 70 con la participación de maestros, alumnos, médicos e intelectuales como Plejanov, siendo de tal magnitud su impronta ideológica que no solo se convertirá en lema del Partido Socialista Revolucionario en 1898 y fuente de inspiración de los movimientos populares de 1902, 1905 y 1907. En 1888 verá aparecer en España la revista “Tierra y Libertad”. Semanario anarquista madrileño donde escribirán personajes de la talla de Federico Urales (Joan Montseny), Soledad Gustavo (Teresa Mañé), Rafael Urbano y Eliseo Reclus, al que el gobierno igualmente atacará, solo que en este caso gracias a la Federación Anarquista Ibérica su existencia logró sobrevivir hasta los años 40. Década en la que comenzó a editarse en México por un grupo de anarquistas hispanos exiliados, producto de cuyo esfuerzo fueron publicados más de cuatro centenares de números entre 1944 y 1988.

Por su parte, será Ricardo Flores Magón en nuestro país el intelectual que habrá de centrar gran parte de su utopía y obra en el concepto “tierra y libertad”, al que dedicará diversos artículos en su periódico Regeneración, particularmente el del 1º de octubre de 1910, en el que luego de hacer una revisión histórica sobre la común aspiración de tierra que ha hermanado a “los rebeldes del planeta”, desde los Gracos, los anabaptistas de Munzer, Babeuf, Bakunin, Kropotkin, Ferrer, hasta la Revolución Mexicana, concluye sentenciando: solo “trabajad la tierra cuando hayáis tomado posesión de ella… ¡Tierra y Libertad!”. Y algo más, a él consagrará una obra de teatro que lo lleva por título y acuñará en 1911 como emblema del Partido Liberal Mexicano, porque “Tierra y Libertad” es la utopía de un comunista libertario, el anarquista que negaba al Estado porque creía en la dignidad y capacidad autogestiva del pueblo, en particular de campesinos, sindicatos y gremios. Lema de su bandera roja en letras blancas, siguiendo la tradición de los populistas rusos, los narodniki. Grito de combate: “¡Tierra y Libertad o muerte!” al que el zapatismo se adhirió, tal y como lo hizo también entre 1913 y 1915 el Partido Socialista del Sureste que hizo de él su lema (Lu’un etel Almehenil en maya) bajo la conducción de Felipe Carrillo Puerto, quien había militado en el Ejército Libertador del Sur. Ideal que en Cuba arribaría al propio guevarismo décadas después.

La pregunta final sería ¿cómo fue entonces que este lema llega al zapatismo? Autores como J. Womak sostienen que fue a través de la influencia de miembros de la Casa del Obrero Mundial -fundada en 1912- como Antonio Díaz Soto y Gama, Rosendo Salazar y Rafael Pérez Taylor. Y tendría pleno sentido, porque si de alguien ellos a su vez fueron influidos fue por Flores Magón: profundo conocedor del pensamiento anarquista ruso y de la realidad social mexicana.

Sí, “¡Tierra y Libertad!” no fue solo un lema más, fue el lema de la Revolución Mexicana, como antes lo fue de la rusa y como lo sería de muchas otras más después, solo que su destino fue el mismo que enfrentó Flores Magón: “Yo quise deciros algo hermanos … yo quise deciros algo, pero no me pudisteis comprender”.

bettyzanolli@hotmail.com\u0009\u0009@BettyZanolli