/ jueves 16 de agosto de 2018

TLCAN y transición de gobierno

Por fin inicia la transición formal de gobierno con la calificación de la elección, la entrega de la constancia de mayoría y la segunda reunión con el presidente de la República, donde el presidente electo reconoce la evolución democratica y ratifica su vocación de cambio.

Al mismo tiempo se desenvuelve un paréntesis en las negociaciones del TLCAN entre EEUU y México para acelerar temas clave del sector automotriz y las reglas de origen.

Los tiempos son más que apretados para el Congreso de EEUU y la reincorporación de Canadá a las mesas de negociación y terminar de afinar los aspectos difíciles.

La trilateralidad del acuerdo está en juego por el estilo de negociación y las formas en las que se comunican los avances.

Sin duda, las expectativas de modernización del TLCAN para la región son fundamentales en el futuro inmediato de los tres países.

La transición de gobierno también interviene en las negociaciones, situación que ha permitido una postura más flexible en cuanto a la justicia salarial y el aumento de contenido nacional.

Los mensajes han sido claros,combatir la desigualdad, la corrupción, fomentar el empleo y revertir la impunidad y la inseguridad.

Los anuncios están a la orden, los equipos de trabajo empiezan la realimentación,se perfilan los planes de austeridad y las primeras reformas legales.

El futuro del TLCAN está tomando su propio “carril” y parece que sobrepasa sus tiempos políticos.

La negociación avanza en la medida de la complejidad del propio tratado y de los cambios ideológicos que fundamentan sus premisas.

La bilateralidadde la negociación, primero con Canadá y ahora con EEUU, puede poner otras dimensiones políticas a los acuerdos y facilitar nuevos mecanismos de cooperación, por ejemplo en ciudades fronterizas, PYMES, coherencia regulatoria y sistemas aduaneros.

La transición de gobierno también marca una ruta de política industrial con proyectos estratégicos y programas de compensación social como el de jóvenes y el de adultos mayores.

Las reformas legales empezarán a formularse para iniciar un rediseño institucional con las nuevas secretarias y el restablecimiento jurídico del “Estado de Bienestar”.

La colaboración del gobierno saliente también es un tema a resaltar en un ánimo constructivo y de reconciliación.

Una larga transición de gobierno augura un proceso derealimentación continúa con grupos sociales, gobiernos y los responsables de diferentes carteras de atención del nuevo gobierno que empieza con los foros de pacíficación por un lado, y los foros de fomento económico empresarial por otro.

El nuevo estilo de gestión que se avecina implica un buen acuerdo trilateral para dar continuidad y corrección a la agenda económica.

La política industrial que se enfoca a aumentar el contenido nacional, integrar cadenas productivas, transferir tecnologías y acelerar la promoción de inversiones será el resultado previsible para una mejor integración económica.

Una integración económica que NO acentúe las asimetrías económicas y la desigualdad en los tres países del bloque comercial más importante del mundo.

Los mercados serán fundamentales para articular un desarrollo incluyente de México, el aprovechamiento del bono demográfico, la recalificación de su fuerza laboral, mejorar los salarios y diversificar mercados de exportación mediante una nueva política exterior sincronizada con la política industrial.


Por fin inicia la transición formal de gobierno con la calificación de la elección, la entrega de la constancia de mayoría y la segunda reunión con el presidente de la República, donde el presidente electo reconoce la evolución democratica y ratifica su vocación de cambio.

Al mismo tiempo se desenvuelve un paréntesis en las negociaciones del TLCAN entre EEUU y México para acelerar temas clave del sector automotriz y las reglas de origen.

Los tiempos son más que apretados para el Congreso de EEUU y la reincorporación de Canadá a las mesas de negociación y terminar de afinar los aspectos difíciles.

La trilateralidad del acuerdo está en juego por el estilo de negociación y las formas en las que se comunican los avances.

Sin duda, las expectativas de modernización del TLCAN para la región son fundamentales en el futuro inmediato de los tres países.

La transición de gobierno también interviene en las negociaciones, situación que ha permitido una postura más flexible en cuanto a la justicia salarial y el aumento de contenido nacional.

Los mensajes han sido claros,combatir la desigualdad, la corrupción, fomentar el empleo y revertir la impunidad y la inseguridad.

Los anuncios están a la orden, los equipos de trabajo empiezan la realimentación,se perfilan los planes de austeridad y las primeras reformas legales.

El futuro del TLCAN está tomando su propio “carril” y parece que sobrepasa sus tiempos políticos.

La negociación avanza en la medida de la complejidad del propio tratado y de los cambios ideológicos que fundamentan sus premisas.

La bilateralidadde la negociación, primero con Canadá y ahora con EEUU, puede poner otras dimensiones políticas a los acuerdos y facilitar nuevos mecanismos de cooperación, por ejemplo en ciudades fronterizas, PYMES, coherencia regulatoria y sistemas aduaneros.

La transición de gobierno también marca una ruta de política industrial con proyectos estratégicos y programas de compensación social como el de jóvenes y el de adultos mayores.

Las reformas legales empezarán a formularse para iniciar un rediseño institucional con las nuevas secretarias y el restablecimiento jurídico del “Estado de Bienestar”.

La colaboración del gobierno saliente también es un tema a resaltar en un ánimo constructivo y de reconciliación.

Una larga transición de gobierno augura un proceso derealimentación continúa con grupos sociales, gobiernos y los responsables de diferentes carteras de atención del nuevo gobierno que empieza con los foros de pacíficación por un lado, y los foros de fomento económico empresarial por otro.

El nuevo estilo de gestión que se avecina implica un buen acuerdo trilateral para dar continuidad y corrección a la agenda económica.

La política industrial que se enfoca a aumentar el contenido nacional, integrar cadenas productivas, transferir tecnologías y acelerar la promoción de inversiones será el resultado previsible para una mejor integración económica.

Una integración económica que NO acentúe las asimetrías económicas y la desigualdad en los tres países del bloque comercial más importante del mundo.

Los mercados serán fundamentales para articular un desarrollo incluyente de México, el aprovechamiento del bono demográfico, la recalificación de su fuerza laboral, mejorar los salarios y diversificar mercados de exportación mediante una nueva política exterior sincronizada con la política industrial.