/ viernes 1 de noviembre de 2019

Toneladas de sustancias químicas contaminan el acuífero de la península de Yucatán

Por Jesús Alvarado-Flores (CICY)

En los últimos diez años, mil 260 toneladas de plaguicidas se han descargado al acuífero de la península de Yucatán: 700 toneladas de bloqueadores solares de manera directa y 600 toneladas como descarga indirecta. En total, 2 mil 560 toneladas de sustancias químicas contaminan los sistemas acuáticos de Yucatán y Quintana Roo.

En el norte de Yucatán se usan con mayor frecuencia plaguicidas organoclorados y, en menor cantidad, organofosforados. Sus componentes se dividen en ingredientes activos e inertes: el activo es el tipo de plaguicida, y la dosis está acorde al número de hectáreas y el tipo de cultivo. Asimismo, en el noreste de la Península, en el estado de Quintana Roo, se reportan en total 54 tipos de bloqueadores solares, 13 por ciento son clasificados como biodegradables y 87 por ciento, no biodegradables. En los bloqueadores biodegradables se puede leer en su etiqueta 82 ingredientes, y en los no biodegradables, 163. El destino final de todas las sustancias químicas son los ecosistemas de la Península.

La magnitud y el riesgo están relacionados al incremento de las actividades antropogénicas; es decir, en Yucatán, la intensidad de la agricultura: 5.3 por ciento del área total de Yucatán es utilizado para la agricultura. En cambio, en Quintana Roo, en 2018 arribaron 19 millones 839 mil turistas (Sedetur,2018). Los plaguicidas son directamente aplicados por los agricultores a los cultivos siguiendo las instrucciones de uso, y los bloqueadores solares los utiliza principalmente el turismo para protección solar en actividades acuáticas, ya que 82 por ciento del turismo en Quintana Roo hace actividades marítimas bajo el sol.

La comunidad científica desde hace años ha indicado que el acuífero de la Península es vulnerable, debido a su geología y las actividades antropogénicas (Aguilar-Duarte et al., 2013; González-Herrera et al., 2018). A pesar de todo, se continúa contaminando el agua.

No podemos cambiar los efectos adversos en los ecosistemas acuáticos: es imposible removerlos del sistema; por lo tanto, todos estamos expuestos a sustancias químicas. Lamentablemente, es complejo conocer su dispersión y concentración exacta, debido a las características hidrológicas del acuífero de la Península, pero realmente, el principal factor de nuestras incertidumbres científicas es debido a que no existe un monitoreo real con participación multidisciplinaria interinstitucional e intrainstitucional. Necesitamos una agencia especializada para la protección del agua.

Algo en el agua no está bien: no debería contener sustancias químicas peligrosas. Necesitamos estudios de riesgo para la salud y la biodiversidad. Es tiempo de actuar, como sociedad, como grupos de investigación sin etiquetas institucionales. Es nuestro recurso el que se contamina, el que alimenta a nuestros hijos y calma la sed de todos. El agua es un recurso, pero no para satisfacer la opulencia. Es importante cambiar nuestro enfoque de preservación y tratamiento de agua. Por ejemplo, el estado de Quintana Roo cuenta con una cobertura de tratamiento de aguas residuales de tan sólo 68 por ciento, y el agua no tratada, ¿a dónde se va?

La presencia de sustancias químicas en la península de Yucatán afectará negativamente la salud de los ecosistemas acuáticos. No hay que perder de vista, que el acuífero representa una de las fuentes más importantes de agua dulce para uso humano en México; por lo tanto, es importante la participación del gobierno desde dos aspectos: 1) el establecimiento y la aplicación de límites máximos permitidos actualizados, y 2) la financiación de un riguroso programa de regulaciones de uso, aplicación y control.

Las sustancias químicas disueltas en el agua son un peligro; los análisis de riesgo ambiental y los datos generados por el grupo de trabajo de la Unidad de Ciencias del Agua, del laboratorio de Ecotoxicología, indican que existe riesgo ambiental. Por lo tanto, es importante estimar la magnitud de las descargas en los sistemas acuáticos de Quintana Roo, hacer pruebas de toxicología con especies acuáticas nativas, cuantificar los ingredientes activos en agua y biota. La contaminación del agua en la península de Yucatán es una realidad, en esta nueva era, el Antropoceno.


Toneladas de problemas están justo debajo de nuestros pies; tal vez, por eso no sentimos el peso, la magnitud del problema. El tiempo será nuestro enemigo, nuestros padecimientos serán crónicos. ¿Seremos espectadores o partícipes de un cambio? Los estudios científicos en los últimos diez años sobre la contaminación del agua en la península de Yucatán son una crónica de una muerte anunciada.

Referencias:

Aguilar-Duarte, Y., F. Bautista, M. E. Mendoza y C. Delgado. 2013. Vulnerabilidad y riesgo de contaminación de acuíferos kársticos. Tropical and Subtropical Agroecosystems. 16; 243-263.

González-Herrera, R. A., B. S. I. Albornoz-Euán, I. A. Sánchez-Pinto y J. H. Osorio-Rodríguez. 2018. El acuífero yucateco, análisis del riesgo de contaminación con apoyo de un sistema de información geográfica. Revista Internacional de Contaminación Ambiental. 34(4); 667-683.

Sedetur. 2018. Resultados de la actividad turística 2018. Disponible en: https://www.datatur.sectur.gob.mx/RAT/RAT-2018-12(ES).pdf

Autor

El doctor Jesús Alvarado-Flores, es un especialista en ecotoxicología y diversidad de especies acuáticas de zooplancton dulceacuícola. Áreas de estudio: a) riesgo ambiental; b) alteraciones morfológicas por exposición a sustancias químicas, y c) descripción taxonómica integrativa de especies de zooplancton de la península de Yucatán. Soy Catedrático Conacyt, miembro del SNI nivel I, adscrito a la Unidad de Ciencias del Agua del Centro de Investigación Científica de Yucatán, A. C., en la línea de Ecología y dinámica de ecosistemas acuáticos. Coordino el laboratorio de Ecotoxicología. El objetivo principal de los resultados obtenidos por nuestro grupo de trabajo en la Unidad de Ciencias del Agua (ubicada en Cancún, Q. R.) es producir bases de datos de microrganismos de la península de Yucatán y establecer indicadores de conectividad y contaminación de los sistemas acuáticos kársticos. Correo de contacto: jesus.alvarado@cicy.mx.


Por Jesús Alvarado-Flores (CICY)

En los últimos diez años, mil 260 toneladas de plaguicidas se han descargado al acuífero de la península de Yucatán: 700 toneladas de bloqueadores solares de manera directa y 600 toneladas como descarga indirecta. En total, 2 mil 560 toneladas de sustancias químicas contaminan los sistemas acuáticos de Yucatán y Quintana Roo.

En el norte de Yucatán se usan con mayor frecuencia plaguicidas organoclorados y, en menor cantidad, organofosforados. Sus componentes se dividen en ingredientes activos e inertes: el activo es el tipo de plaguicida, y la dosis está acorde al número de hectáreas y el tipo de cultivo. Asimismo, en el noreste de la Península, en el estado de Quintana Roo, se reportan en total 54 tipos de bloqueadores solares, 13 por ciento son clasificados como biodegradables y 87 por ciento, no biodegradables. En los bloqueadores biodegradables se puede leer en su etiqueta 82 ingredientes, y en los no biodegradables, 163. El destino final de todas las sustancias químicas son los ecosistemas de la Península.

La magnitud y el riesgo están relacionados al incremento de las actividades antropogénicas; es decir, en Yucatán, la intensidad de la agricultura: 5.3 por ciento del área total de Yucatán es utilizado para la agricultura. En cambio, en Quintana Roo, en 2018 arribaron 19 millones 839 mil turistas (Sedetur,2018). Los plaguicidas son directamente aplicados por los agricultores a los cultivos siguiendo las instrucciones de uso, y los bloqueadores solares los utiliza principalmente el turismo para protección solar en actividades acuáticas, ya que 82 por ciento del turismo en Quintana Roo hace actividades marítimas bajo el sol.

La comunidad científica desde hace años ha indicado que el acuífero de la Península es vulnerable, debido a su geología y las actividades antropogénicas (Aguilar-Duarte et al., 2013; González-Herrera et al., 2018). A pesar de todo, se continúa contaminando el agua.

No podemos cambiar los efectos adversos en los ecosistemas acuáticos: es imposible removerlos del sistema; por lo tanto, todos estamos expuestos a sustancias químicas. Lamentablemente, es complejo conocer su dispersión y concentración exacta, debido a las características hidrológicas del acuífero de la Península, pero realmente, el principal factor de nuestras incertidumbres científicas es debido a que no existe un monitoreo real con participación multidisciplinaria interinstitucional e intrainstitucional. Necesitamos una agencia especializada para la protección del agua.

Algo en el agua no está bien: no debería contener sustancias químicas peligrosas. Necesitamos estudios de riesgo para la salud y la biodiversidad. Es tiempo de actuar, como sociedad, como grupos de investigación sin etiquetas institucionales. Es nuestro recurso el que se contamina, el que alimenta a nuestros hijos y calma la sed de todos. El agua es un recurso, pero no para satisfacer la opulencia. Es importante cambiar nuestro enfoque de preservación y tratamiento de agua. Por ejemplo, el estado de Quintana Roo cuenta con una cobertura de tratamiento de aguas residuales de tan sólo 68 por ciento, y el agua no tratada, ¿a dónde se va?

La presencia de sustancias químicas en la península de Yucatán afectará negativamente la salud de los ecosistemas acuáticos. No hay que perder de vista, que el acuífero representa una de las fuentes más importantes de agua dulce para uso humano en México; por lo tanto, es importante la participación del gobierno desde dos aspectos: 1) el establecimiento y la aplicación de límites máximos permitidos actualizados, y 2) la financiación de un riguroso programa de regulaciones de uso, aplicación y control.

Las sustancias químicas disueltas en el agua son un peligro; los análisis de riesgo ambiental y los datos generados por el grupo de trabajo de la Unidad de Ciencias del Agua, del laboratorio de Ecotoxicología, indican que existe riesgo ambiental. Por lo tanto, es importante estimar la magnitud de las descargas en los sistemas acuáticos de Quintana Roo, hacer pruebas de toxicología con especies acuáticas nativas, cuantificar los ingredientes activos en agua y biota. La contaminación del agua en la península de Yucatán es una realidad, en esta nueva era, el Antropoceno.


Toneladas de problemas están justo debajo de nuestros pies; tal vez, por eso no sentimos el peso, la magnitud del problema. El tiempo será nuestro enemigo, nuestros padecimientos serán crónicos. ¿Seremos espectadores o partícipes de un cambio? Los estudios científicos en los últimos diez años sobre la contaminación del agua en la península de Yucatán son una crónica de una muerte anunciada.

Referencias:

Aguilar-Duarte, Y., F. Bautista, M. E. Mendoza y C. Delgado. 2013. Vulnerabilidad y riesgo de contaminación de acuíferos kársticos. Tropical and Subtropical Agroecosystems. 16; 243-263.

González-Herrera, R. A., B. S. I. Albornoz-Euán, I. A. Sánchez-Pinto y J. H. Osorio-Rodríguez. 2018. El acuífero yucateco, análisis del riesgo de contaminación con apoyo de un sistema de información geográfica. Revista Internacional de Contaminación Ambiental. 34(4); 667-683.

Sedetur. 2018. Resultados de la actividad turística 2018. Disponible en: https://www.datatur.sectur.gob.mx/RAT/RAT-2018-12(ES).pdf

Autor

El doctor Jesús Alvarado-Flores, es un especialista en ecotoxicología y diversidad de especies acuáticas de zooplancton dulceacuícola. Áreas de estudio: a) riesgo ambiental; b) alteraciones morfológicas por exposición a sustancias químicas, y c) descripción taxonómica integrativa de especies de zooplancton de la península de Yucatán. Soy Catedrático Conacyt, miembro del SNI nivel I, adscrito a la Unidad de Ciencias del Agua del Centro de Investigación Científica de Yucatán, A. C., en la línea de Ecología y dinámica de ecosistemas acuáticos. Coordino el laboratorio de Ecotoxicología. El objetivo principal de los resultados obtenidos por nuestro grupo de trabajo en la Unidad de Ciencias del Agua (ubicada en Cancún, Q. R.) es producir bases de datos de microrganismos de la península de Yucatán y establecer indicadores de conectividad y contaminación de los sistemas acuáticos kársticos. Correo de contacto: jesus.alvarado@cicy.mx.