/ jueves 7 de julio de 2022

Tráfico de personas: un fenómeno que trasciende fronteras 

El 28 de junio pasado fue encontrado un tráiler abandonado en una carretera cercana a la ciudad de San Antonio, Texas, en Estados Unidos. Dentro de su contenedor perdieron la vida 53 migrantes, por asfixia, hacinamiento y deshidratación. 27 eran de nacionalidad mexicana, y también había personas provenientes de Guatemala y Honduras. 16 más, incluyendo menores de edad, fueron sacadas vivas del transporte para ser trasladadas a un hospital, aunque de ellas lamentablemente ya han fallecido seis.

Las investigaciones se encuentran en marcha y de manera conjunta entre autoridades mexicanas y estadounidenses. El comisionado del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño, adelantó que el vehículo salió de una casa de seguridad situada en la localidad de El Valle de Río Grande, en Texas, y que en su trayecto cruzó dos puestos de revisión de la Oficina de Aduanas y Protección Migratoria de la Unión Americana. Agregó que el tráiler nunca estuvo en puestos fronterizos de nuestro país ni pasó por ninguna de las garitas nacionales, por lo que, hipotéticamente, las y los migrantes ya estaban en suelo estadounidense.

Por su parte, el gobernador de Texas, Greg Abbott, indicó que la patrulla fronteriza no tenía recursos para inspeccionar todos los camiones.

Una de las derivaciones del crimen organizado es el tráfico de personas, un fenómeno que implica facilitar el cruce ilegal de fronteras, a cambio de una ganancia económica o material. Desafortunadamente, alrededor de ese tráfico giran otros ilícitos, como secuestros, trata laboral y sexual, tráfico de drogas y de armas, así como cobro de derecho de piso por ejercer tales acciones, entre otros, sin soslayar que las políticas migratorias restrictivas incrementan los costos y los riesgos de cruce por rutas más peligrosas para las personas migrantes.

La industria del tráfico de personas en América genera alrededor de 14 mil millones de dólares al año, debido al traslado de personas o familias hacia la Unión Americana, cruzando por México.

Se sabe que las causas de la migración y, por ende, del incremento de actividades ilegales, como el tráfico de personas, son desempleo, pobreza, desastres naturales, pandemia, violencia y conflicto armado o persecución.

Los delincuentes aprovechan estas situaciones para hacer negocio, al mismo tiempo que fomentan la corrupción a través de sobornos a funcionarios o autoridades. A esto se suma que estos contrabandistas de personas se organizan de manera cada vez más sofisticada y establecen redes profesionales que sobrepasan límites fronterizos o regiones.

Los esfuerzos de diversos gobiernos del continente americano no han sido pocos para buscar combatir este fenómeno pernicioso. A finales de 2021, se instaló el Grupo de Acción Inmediata, que es un trabajo de coordinación internacional entre países como México, Guatemala, Ecuador, Estados Unidos, Honduras, Nicaragua y República Dominicana, para compartir información de inteligencia generada en cada nación.

Recién en junio de 2022, durante la IX Cumbre de la Américas, los países participantes (incluido México) se comprometieron a fortalecer y ampliar las vías regulares de migración y el acceso a la protección internacional, además de incrementar la colaboración para procesar a las organizaciones delictivas dedicadas al tráfico ilícito de migrantes, entre otras medidas.

La migración debe ser una elección voluntaria e informada, no una necesidad. Infortunadamente, desgracias como las ya referidas ponen de momento la atención en la importancia de crear las condiciones para generar una migración segura, ordenada, regular y humana, así como reforzar las acciones y los marcos necesarios para la cooperación y protección internacionales.

Sin embargo, se requiere también voluntad política persistente, además de ajustar, actualizar y redefinir en forma permanente todas las acciones planteadas, así como resolver las causas del fenómeno migratorio desde su origen.

ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA


El 28 de junio pasado fue encontrado un tráiler abandonado en una carretera cercana a la ciudad de San Antonio, Texas, en Estados Unidos. Dentro de su contenedor perdieron la vida 53 migrantes, por asfixia, hacinamiento y deshidratación. 27 eran de nacionalidad mexicana, y también había personas provenientes de Guatemala y Honduras. 16 más, incluyendo menores de edad, fueron sacadas vivas del transporte para ser trasladadas a un hospital, aunque de ellas lamentablemente ya han fallecido seis.

Las investigaciones se encuentran en marcha y de manera conjunta entre autoridades mexicanas y estadounidenses. El comisionado del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño, adelantó que el vehículo salió de una casa de seguridad situada en la localidad de El Valle de Río Grande, en Texas, y que en su trayecto cruzó dos puestos de revisión de la Oficina de Aduanas y Protección Migratoria de la Unión Americana. Agregó que el tráiler nunca estuvo en puestos fronterizos de nuestro país ni pasó por ninguna de las garitas nacionales, por lo que, hipotéticamente, las y los migrantes ya estaban en suelo estadounidense.

Por su parte, el gobernador de Texas, Greg Abbott, indicó que la patrulla fronteriza no tenía recursos para inspeccionar todos los camiones.

Una de las derivaciones del crimen organizado es el tráfico de personas, un fenómeno que implica facilitar el cruce ilegal de fronteras, a cambio de una ganancia económica o material. Desafortunadamente, alrededor de ese tráfico giran otros ilícitos, como secuestros, trata laboral y sexual, tráfico de drogas y de armas, así como cobro de derecho de piso por ejercer tales acciones, entre otros, sin soslayar que las políticas migratorias restrictivas incrementan los costos y los riesgos de cruce por rutas más peligrosas para las personas migrantes.

La industria del tráfico de personas en América genera alrededor de 14 mil millones de dólares al año, debido al traslado de personas o familias hacia la Unión Americana, cruzando por México.

Se sabe que las causas de la migración y, por ende, del incremento de actividades ilegales, como el tráfico de personas, son desempleo, pobreza, desastres naturales, pandemia, violencia y conflicto armado o persecución.

Los delincuentes aprovechan estas situaciones para hacer negocio, al mismo tiempo que fomentan la corrupción a través de sobornos a funcionarios o autoridades. A esto se suma que estos contrabandistas de personas se organizan de manera cada vez más sofisticada y establecen redes profesionales que sobrepasan límites fronterizos o regiones.

Los esfuerzos de diversos gobiernos del continente americano no han sido pocos para buscar combatir este fenómeno pernicioso. A finales de 2021, se instaló el Grupo de Acción Inmediata, que es un trabajo de coordinación internacional entre países como México, Guatemala, Ecuador, Estados Unidos, Honduras, Nicaragua y República Dominicana, para compartir información de inteligencia generada en cada nación.

Recién en junio de 2022, durante la IX Cumbre de la Américas, los países participantes (incluido México) se comprometieron a fortalecer y ampliar las vías regulares de migración y el acceso a la protección internacional, además de incrementar la colaboración para procesar a las organizaciones delictivas dedicadas al tráfico ilícito de migrantes, entre otras medidas.

La migración debe ser una elección voluntaria e informada, no una necesidad. Infortunadamente, desgracias como las ya referidas ponen de momento la atención en la importancia de crear las condiciones para generar una migración segura, ordenada, regular y humana, así como reforzar las acciones y los marcos necesarios para la cooperación y protección internacionales.

Sin embargo, se requiere también voluntad política persistente, además de ajustar, actualizar y redefinir en forma permanente todas las acciones planteadas, así como resolver las causas del fenómeno migratorio desde su origen.

ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA