/ domingo 26 de enero de 2020

Tragedia ambiental en Australia

Vivimos tiempos de permanente replanteamiento sobre lo que los seres humanos hemos hecho en el planeta, dejando una lamentable huella que hoy nos pasa factura con un cambio climático que cada vez con mayor fuerza muestra cómo está alterando los equilibrios a nivel global, algo que se puede ver en huracanes cada vez más frecuentes y fuertes, sequías más prolongadas, lluvias torrenciales, derretimiento de glaciares y el hielo de los polos, además de grandes incendios forestales como los que recientemente devastaron buena parte de la selva amazónica y actualmente generan caos y destrucción en los bosques de Australia.

Lo que está ocurriendo en Australia, puede decirse que no tiene precedentes, pues hasta el momento han costado la vida de más de 1,250 millones de animales, más 26 personas muertas, 2 mil viviendas destruidas y más de 8 millones de hectáreas de bosque arrasadas por las llamas, lo que es equivalente a una superficie mayor al territorio total de países como Bélgica o Irlanda.

Por otra parte, especies que ya estaban en peligro de extinción, como el Koala y el Wombat, ambos marsupiales, han acelerado su desaparición. El Koala estaba ya en peligro debido a la destrucción de su hábitat y los Wombat han sufrido una situación similar en la medida en que fueron introduciendo ganado de búfalos en las regiones donde habita.

Pero incendios de la magnitud de estos que hoy afectan a Australia y de una u otra forma impactan al mundo entero, tienen una razón de ser y una de ellas es que en ese país durante el año pasado se rompieron dos récords de temperatura promedio, el primero fue de 40.9 grados centígrados y el segundo de 41.9 grados, ambos tan solo durante el pasado mes de diciembre.

A lo mencionado, se le suma un prolongado período de sequía, que fue perfecto caldo de cultivo para estos incendios, que, para colmo de males, fueron deliberados, según han determinado las investigaciones que se llevan a cabo y por las que ya se tienen detenidos.

Esta sequía que ha afectado a Australia, deriva de un fenómeno al que se le conoce como ‘Dipolo Positivo’, que se dio en el Océano Índico, mismo que se llevó la mayor parte de la humedad hacia el extremo occidental, dejando más seco el oriente que es donde se encuentra Australia.

Los incendios tienen además sus propios mecanismos para reproducirse, creando su propio clima, dando forma entre el humo y la escasa humedad existente a nubes conocidas como ‘Pyrocumulus’ o nubes de fuego, que, movidas por los vientos hacia zonas lejanas, provocan relámpagos en zonas secas que van extendiendo los incendios.

Lo que como humanidad presenciamos en estos días en Australia, nos hace ver una suerte de nueva generación de fenómenos ocasionados por el cambio climático, los que a su vez provocan daños de mayor nivel catastrófico.

Tan sólo el pensar en todos los animales muertos, además de insectos y otras especies, nos permite visualizar lo que viene en cuanto a daños a ecosistemas de los que aún no tenemos ideas y de los que nos iremos dando cuenta conforme se vayan notando.

Por otra parte, los bosques siniestrados, en caso de reponerse, tardarán décadas en hacerlo, algo que implica un daño que entre otras cosas impactará aún más a los ya escasos equilibrios climatológicos de nuestro planeta.

Lo que está pasando en Australia, sumado a hechos como los incendios en el Amazonas y la presencia cada vez más frecuente de mandatarios que rechazan el cambio climático pintan un difícil escenario que conforme pase más el tiempo irá exigiendo más de nosotros para rescatar lo que aún se pueda de la Tierra.

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre


Vivimos tiempos de permanente replanteamiento sobre lo que los seres humanos hemos hecho en el planeta, dejando una lamentable huella que hoy nos pasa factura con un cambio climático que cada vez con mayor fuerza muestra cómo está alterando los equilibrios a nivel global, algo que se puede ver en huracanes cada vez más frecuentes y fuertes, sequías más prolongadas, lluvias torrenciales, derretimiento de glaciares y el hielo de los polos, además de grandes incendios forestales como los que recientemente devastaron buena parte de la selva amazónica y actualmente generan caos y destrucción en los bosques de Australia.

Lo que está ocurriendo en Australia, puede decirse que no tiene precedentes, pues hasta el momento han costado la vida de más de 1,250 millones de animales, más 26 personas muertas, 2 mil viviendas destruidas y más de 8 millones de hectáreas de bosque arrasadas por las llamas, lo que es equivalente a una superficie mayor al territorio total de países como Bélgica o Irlanda.

Por otra parte, especies que ya estaban en peligro de extinción, como el Koala y el Wombat, ambos marsupiales, han acelerado su desaparición. El Koala estaba ya en peligro debido a la destrucción de su hábitat y los Wombat han sufrido una situación similar en la medida en que fueron introduciendo ganado de búfalos en las regiones donde habita.

Pero incendios de la magnitud de estos que hoy afectan a Australia y de una u otra forma impactan al mundo entero, tienen una razón de ser y una de ellas es que en ese país durante el año pasado se rompieron dos récords de temperatura promedio, el primero fue de 40.9 grados centígrados y el segundo de 41.9 grados, ambos tan solo durante el pasado mes de diciembre.

A lo mencionado, se le suma un prolongado período de sequía, que fue perfecto caldo de cultivo para estos incendios, que, para colmo de males, fueron deliberados, según han determinado las investigaciones que se llevan a cabo y por las que ya se tienen detenidos.

Esta sequía que ha afectado a Australia, deriva de un fenómeno al que se le conoce como ‘Dipolo Positivo’, que se dio en el Océano Índico, mismo que se llevó la mayor parte de la humedad hacia el extremo occidental, dejando más seco el oriente que es donde se encuentra Australia.

Los incendios tienen además sus propios mecanismos para reproducirse, creando su propio clima, dando forma entre el humo y la escasa humedad existente a nubes conocidas como ‘Pyrocumulus’ o nubes de fuego, que, movidas por los vientos hacia zonas lejanas, provocan relámpagos en zonas secas que van extendiendo los incendios.

Lo que como humanidad presenciamos en estos días en Australia, nos hace ver una suerte de nueva generación de fenómenos ocasionados por el cambio climático, los que a su vez provocan daños de mayor nivel catastrófico.

Tan sólo el pensar en todos los animales muertos, además de insectos y otras especies, nos permite visualizar lo que viene en cuanto a daños a ecosistemas de los que aún no tenemos ideas y de los que nos iremos dando cuenta conforme se vayan notando.

Por otra parte, los bosques siniestrados, en caso de reponerse, tardarán décadas en hacerlo, algo que implica un daño que entre otras cosas impactará aún más a los ya escasos equilibrios climatológicos de nuestro planeta.

Lo que está pasando en Australia, sumado a hechos como los incendios en el Amazonas y la presencia cada vez más frecuente de mandatarios que rechazan el cambio climático pintan un difícil escenario que conforme pase más el tiempo irá exigiendo más de nosotros para rescatar lo que aún se pueda de la Tierra.

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre