/ lunes 4 de abril de 2022

Traje a la medida, o ¿la devolución de los favores?

Desde finales de 2019 reflexionaba el tema de los anuncios y acuerdos de la Jefa de Gobierno en materia de obras y desarrollo urbano, y en este mismo espacio, en agosto de 2021 señalaba algunas concesiones y beneficios un tanto extraños en favor del sector inmobiliario.

El tiempo nos da la razón, pues tremendo revés se ha llevado el gobierno central en algunos temas, por que los tribunales decretaron que excedió sus facultades por encima de las Alcaldías, en Acuerdos emitidos el año pasado; ya que se les olvida en el Palacio del Ayuntamiento que no actúan solos, y además de los contrapesos, la ciudadanía vigila su trabajo y no olvida cuando no son atendidos.

Ahora vemos que no son medidas inofensivas al amparo de la reactivación económica, que por cierto ha durado casi 3 años; y aún no vemos rumbo o resultado claro en este nuevo “orden inmobiliario”; lo cierto es que hay más incertidumbre que certeza.

El objetivo es claro, generar y generar vivienda ¿pero a que costo? Por un lado hablan de vivienda accesible e incluyente, y por otro su nueva norma 26 redujo criterios de sustentabilidad, en perjuicio de la ciudad verde y ecológica que soñamos; ahora se reduce el porcentaje de vivienda accesible, sin considerar el impacto.

Por citar un ejemplo, en la apuesta para que las oficinas sean departamentos ¿Se midió nuevamente el impacto?; cuando se construyeron esos edificios se consideró población flotante, no lo que requiere una población que habite en la zona, con la demanda de servicios urbanos, agua, luz, drenaje o de movilidad, cajones de estacionamiento y otros temas más.

Aclaremos que no estoy contra el desarrollo urbano de la capital; lo extraño es que siempre se habló del “cartel inmobiliario” y el voraz aumento de construcciones durante la administración pasada; ahora no nos sorprenda, que en esta Universidad llamada Gobierno de la CDMX, la 4T no sólo tiene maestría, sino que se profesionalizó en culpar a los demás y perfeccionar los vicios, abusos y excesos; pues con estos programas especiales de vivienda, seguimos llenos de desarrollos y departamentos a la vuelta de cada esquina.

A como de lugar, y como en juego de azar “Monopoly”, la Jefa de Gobierno mueve sus fichas por toda la Ciudad, aferrada a lo que ha considerado área prioritaria para la reactivación económica, expidiendo -como banco del juego- cheques en blanco para desarrolladores. Creciendo el tablero de 12 a 18 corredores y 7 zonas distintas, sólo para el 2022, es decir poco más del doble.

Me he puesto a pensar que ni estos incentivos, ni facilidades administrativas fueron suficientes en años pasados, pero con este movimiento de fichas y ajuste en la estrategia del juego, hay beneficio para los desarrolladores, ahora en vez del 30% de vivienda incluyente, sólo tendrán que entregar el 20%, a ver si así se animan.

Se los dije: “Piensa mal y acertarás”. Ante el desaire en años anteriores, fue necesario lanzar el programa junto con la industria; confirmando mi analogía: el sector inmobiliario y la Jefa de Gobierno tienen un trato; la industria es el cliente que quiere un traje a la medida, y Sheinbaum es el sastre que cuidadosamente “diseña y ajusta” el Programa Especial de Regeneración Urbana y Vivienda, para garantizar el ajuste perfecto y a modo, o la ¿devolución de los favores?

Lo digo por que no nos sorprenda después, saber porqué tantas concesiones de esta 4T al sector que nunca ha dejado de trabajar desde el inicio de la pandemia, y que se ha beneficiado de muchos acuerdos y facilidades; pues ni el sector restaurantero ni la ciudadanía, hemos tenido tanta suerte.

No vaya a ser se cumpla mi dicho, y se anuncie un retiro anticipado de la jefa de Gobierno para una campaña presidencial, donde pase a cobro las facturas de tantos trajes… perdón, acuerdos a la medida.

Desde finales de 2019 reflexionaba el tema de los anuncios y acuerdos de la Jefa de Gobierno en materia de obras y desarrollo urbano, y en este mismo espacio, en agosto de 2021 señalaba algunas concesiones y beneficios un tanto extraños en favor del sector inmobiliario.

El tiempo nos da la razón, pues tremendo revés se ha llevado el gobierno central en algunos temas, por que los tribunales decretaron que excedió sus facultades por encima de las Alcaldías, en Acuerdos emitidos el año pasado; ya que se les olvida en el Palacio del Ayuntamiento que no actúan solos, y además de los contrapesos, la ciudadanía vigila su trabajo y no olvida cuando no son atendidos.

Ahora vemos que no son medidas inofensivas al amparo de la reactivación económica, que por cierto ha durado casi 3 años; y aún no vemos rumbo o resultado claro en este nuevo “orden inmobiliario”; lo cierto es que hay más incertidumbre que certeza.

El objetivo es claro, generar y generar vivienda ¿pero a que costo? Por un lado hablan de vivienda accesible e incluyente, y por otro su nueva norma 26 redujo criterios de sustentabilidad, en perjuicio de la ciudad verde y ecológica que soñamos; ahora se reduce el porcentaje de vivienda accesible, sin considerar el impacto.

Por citar un ejemplo, en la apuesta para que las oficinas sean departamentos ¿Se midió nuevamente el impacto?; cuando se construyeron esos edificios se consideró población flotante, no lo que requiere una población que habite en la zona, con la demanda de servicios urbanos, agua, luz, drenaje o de movilidad, cajones de estacionamiento y otros temas más.

Aclaremos que no estoy contra el desarrollo urbano de la capital; lo extraño es que siempre se habló del “cartel inmobiliario” y el voraz aumento de construcciones durante la administración pasada; ahora no nos sorprenda, que en esta Universidad llamada Gobierno de la CDMX, la 4T no sólo tiene maestría, sino que se profesionalizó en culpar a los demás y perfeccionar los vicios, abusos y excesos; pues con estos programas especiales de vivienda, seguimos llenos de desarrollos y departamentos a la vuelta de cada esquina.

A como de lugar, y como en juego de azar “Monopoly”, la Jefa de Gobierno mueve sus fichas por toda la Ciudad, aferrada a lo que ha considerado área prioritaria para la reactivación económica, expidiendo -como banco del juego- cheques en blanco para desarrolladores. Creciendo el tablero de 12 a 18 corredores y 7 zonas distintas, sólo para el 2022, es decir poco más del doble.

Me he puesto a pensar que ni estos incentivos, ni facilidades administrativas fueron suficientes en años pasados, pero con este movimiento de fichas y ajuste en la estrategia del juego, hay beneficio para los desarrolladores, ahora en vez del 30% de vivienda incluyente, sólo tendrán que entregar el 20%, a ver si así se animan.

Se los dije: “Piensa mal y acertarás”. Ante el desaire en años anteriores, fue necesario lanzar el programa junto con la industria; confirmando mi analogía: el sector inmobiliario y la Jefa de Gobierno tienen un trato; la industria es el cliente que quiere un traje a la medida, y Sheinbaum es el sastre que cuidadosamente “diseña y ajusta” el Programa Especial de Regeneración Urbana y Vivienda, para garantizar el ajuste perfecto y a modo, o la ¿devolución de los favores?

Lo digo por que no nos sorprenda después, saber porqué tantas concesiones de esta 4T al sector que nunca ha dejado de trabajar desde el inicio de la pandemia, y que se ha beneficiado de muchos acuerdos y facilidades; pues ni el sector restaurantero ni la ciudadanía, hemos tenido tanta suerte.

No vaya a ser se cumpla mi dicho, y se anuncie un retiro anticipado de la jefa de Gobierno para una campaña presidencial, donde pase a cobro las facturas de tantos trajes… perdón, acuerdos a la medida.