/ lunes 16 de octubre de 2017

Transparencia, responsabilidad de todos

Si por algo los mexicanos deberemos de recordar el mes de septiembre de 2017, es por las sucesivas tragedias que este mes nos trajo, destacando por mucho los sismos sacudieron nuestro territorio los días 7 y 19. El primero fue el más fuerte de toda nuestra historia, con 8.2 en la escala de Richter, causando graves daños principalmente en los estados de Oaxaca y Chiapas, donde miles de personas perdieron su patrimonio, entre sus hogares y negocios, además de que resultaron dañadas instalaciones gubernamentales, como el Palacio Municipal de Juchitán, Oaxaca.

Lo más grave vino 12 días después, cuando en la Ciudad de México conmemorábamos el aniversario 32 del terremoto de 1985, que dejó más de diez mil muertos, al dar las 13 horas con 15 minutos, un movimiento telúrico con epicentro en los límites de los estados de Puebla y Morelos, causó sismo trepidatorio, que provocó la caída de decenas de edificios y daños de consideración a miles, muchos de los cuales quedaron inútiles, por lo que muchas familias quedaron sin patrimonio en todos los niveles sociales.

Estas primeras líneas han tenido como motivo, el dar una idea a grandes rasgos de lo que implicarán las tareas de reconstrucción, las que se espera tengan un costo que ronde varios miles de millones de pesos, sobre lo que lo más probable es que cualquier cifra que se pueda estimar en principio, al final quede ampliamente rebasada, lo que además de representar una exigencia histórica de recursos, demandará un gran ejercicio de transparencia, tanto para el manejo de dinero, como de recursos materiales y desde luego el trabajo que se desarrolle.

El trabajo que tenemos por delante todos los mexicanos para conseguir la reconstrucción que las recientes tragedias nos dejaron como exigencia, demanda un ejercicio de transparencia que va mucho más allá del gobierno federal, abarca también a los órdenes estatales y municipales de las entidades que se vieron afectadas, viéndose también incluida la sociedad civil, las instituciones y las empresas que se han visto y se verán involucradas en todo este proceso.

Ahora, como nunca, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales (INAI), se encuentra frente a la posibilidad de ganar la verdadera confianza por parte de la ciudadanía, en momentos en que no pocos tienen dudas de que el dinero que se destinaría a fines de reconstrucción, verdaderamente llegue a resolver las necesidades de quienes más lo necesitan para fines de recuperación patrimonial.

Pero no todo radica en el aprovechamiento de los recursos gubernamentales al respecto, ya que se han llevado a cabo y aún se realizan importantes ejercicios de recaudación de fondos, sobre los que se ha hecho énfasis en que no pasarán por manos oficiales, lo que necesariamente implicaría que una amplia parte de la reconstrucción pasaría por manos tanto de Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s) e instituciones de perfiles como el de la Cruz Roja, siendo recursos que operarán ciudadanos, como deberá ser el caso de los 100 mil dólares que donó la actriz Salma Hayek o las millonarias recaudaciones que lograron los actores Diego Luna y Gael García Bernal, así como el futbolista Javier Hernández El Chicharito.

Parte fundamental del monumental ejercicio de transparencia que deberemos llevar a cabo, consistirá en no engañar, ni dejarnos engañar por información falsa generada en redes sociales, que está siendo manipulada por motivos inconfesables tanto por individuos, como por organizaciones que buscan incidir en la opinión pública de forma tramposa. El no dejarse engañar, es también responsabilidad ciudadana, en un ejercicio que insisto, es y será responsabilidad de todos, para dar el mejor uso a los recursos económicos, materiales y humanos que la reconstrucción de nuestro país habrá de demandar.

Senadora por el PRI

yolandadelatorre@senado.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre

Si por algo los mexicanos deberemos de recordar el mes de septiembre de 2017, es por las sucesivas tragedias que este mes nos trajo, destacando por mucho los sismos sacudieron nuestro territorio los días 7 y 19. El primero fue el más fuerte de toda nuestra historia, con 8.2 en la escala de Richter, causando graves daños principalmente en los estados de Oaxaca y Chiapas, donde miles de personas perdieron su patrimonio, entre sus hogares y negocios, además de que resultaron dañadas instalaciones gubernamentales, como el Palacio Municipal de Juchitán, Oaxaca.

Lo más grave vino 12 días después, cuando en la Ciudad de México conmemorábamos el aniversario 32 del terremoto de 1985, que dejó más de diez mil muertos, al dar las 13 horas con 15 minutos, un movimiento telúrico con epicentro en los límites de los estados de Puebla y Morelos, causó sismo trepidatorio, que provocó la caída de decenas de edificios y daños de consideración a miles, muchos de los cuales quedaron inútiles, por lo que muchas familias quedaron sin patrimonio en todos los niveles sociales.

Estas primeras líneas han tenido como motivo, el dar una idea a grandes rasgos de lo que implicarán las tareas de reconstrucción, las que se espera tengan un costo que ronde varios miles de millones de pesos, sobre lo que lo más probable es que cualquier cifra que se pueda estimar en principio, al final quede ampliamente rebasada, lo que además de representar una exigencia histórica de recursos, demandará un gran ejercicio de transparencia, tanto para el manejo de dinero, como de recursos materiales y desde luego el trabajo que se desarrolle.

El trabajo que tenemos por delante todos los mexicanos para conseguir la reconstrucción que las recientes tragedias nos dejaron como exigencia, demanda un ejercicio de transparencia que va mucho más allá del gobierno federal, abarca también a los órdenes estatales y municipales de las entidades que se vieron afectadas, viéndose también incluida la sociedad civil, las instituciones y las empresas que se han visto y se verán involucradas en todo este proceso.

Ahora, como nunca, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales (INAI), se encuentra frente a la posibilidad de ganar la verdadera confianza por parte de la ciudadanía, en momentos en que no pocos tienen dudas de que el dinero que se destinaría a fines de reconstrucción, verdaderamente llegue a resolver las necesidades de quienes más lo necesitan para fines de recuperación patrimonial.

Pero no todo radica en el aprovechamiento de los recursos gubernamentales al respecto, ya que se han llevado a cabo y aún se realizan importantes ejercicios de recaudación de fondos, sobre los que se ha hecho énfasis en que no pasarán por manos oficiales, lo que necesariamente implicaría que una amplia parte de la reconstrucción pasaría por manos tanto de Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s) e instituciones de perfiles como el de la Cruz Roja, siendo recursos que operarán ciudadanos, como deberá ser el caso de los 100 mil dólares que donó la actriz Salma Hayek o las millonarias recaudaciones que lograron los actores Diego Luna y Gael García Bernal, así como el futbolista Javier Hernández El Chicharito.

Parte fundamental del monumental ejercicio de transparencia que deberemos llevar a cabo, consistirá en no engañar, ni dejarnos engañar por información falsa generada en redes sociales, que está siendo manipulada por motivos inconfesables tanto por individuos, como por organizaciones que buscan incidir en la opinión pública de forma tramposa. El no dejarse engañar, es también responsabilidad ciudadana, en un ejercicio que insisto, es y será responsabilidad de todos, para dar el mejor uso a los recursos económicos, materiales y humanos que la reconstrucción de nuestro país habrá de demandar.

Senadora por el PRI

yolandadelatorre@senado.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre