/ miércoles 24 de junio de 2020

Tres mujeres a la picota

En el curso de unas horas, tres mujeres ascendieron al altar de los sacrificios del tlatoani. Con unas cuantas frases las hizo polvo y las "renunció”, a pesar de que, dos de ellas lo hicieron de motu proprio y la tercera está en vilo, ya que su nombramiento salió del Senado.

Asa Cristina Laurel, de gran cercanía con Amlo y que ocupó el cargo de Secretaria de Salud del entonces DF, cuando éste lo presidió; Mónica Maccise, del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y Mara Gómez, de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (Ceavi) se convirtieron en parias por la voluntariedad y los caprichos del prócer de Palacio.

Con su típica ironía cortó por lo sano los cuestionamientos. Lo hizo como acostumbra: denigrando y falseando la verdad.

De la doctora Laurel se sabía de sus discrepancias con el Secretario de Salud (A quien ni se le conoce la cara), con el nefasto encargado de la pandemia, López Gatell y con el “antropólogo” que preside el archimentado Insabi, Instituto que ha terminado de darle la puntilla a los servicios de salud públicos.

De Laurel se podrá criticar su fuerte temperamento, pero jamás su preparación en el campo de la medicina social, donde se le reconoce inclusive en el extranjero. Mucha pieza para la mediocridad de “las autoridades del ramo”, que han dado claras muestras de absoluta incompetencia. De poco le sirvió su incondicionalidad con el Peje, a quien acompañó desde los inicios de sus luchas. De la condición de traidor del mandamás se puede hablar largo y tendido.

El tema de Mónica Maccise se originó en el berrinche de Batriz Gutiérrez Muller. El Conapred publicitó un foro en el que estaría Chumel Torres, el comediante que tuvo un chascarrillo de mal gusto, para el hijo pequeño de la pareja real. Los comediantes actúan con licencias. Torres se caracteriza por sus frases satíricas, contra todo el que se mueva. Es parte de la tradición mexicana, o ¿ya se olvidaron de Palillo y Clavillazo? Puede gustar o no, pero en un país democrático este tipo de humor tiene cabida. Un tuit de la no primera dama incendió la pradera, a extremos de que HBO le retiró el programa que tenía, hacía 6 años.

El Conapred, ipso facto, se volvió otro “organismo inútil, que provoca gasto oneroso” –bastante menos, 167 millones, que los que despilfarra en su oficina de promoción del beisbol, 280.

El Consejo nació hace 17 años, por iniciativa de Gilberto Rincón Gallardo, uno de los hombres más destacados de la Izquierda Mexicana. Gracias a la institución se conoce la cantidad de víctimas de algún tipo de rechazo. Dos, de cada 10 personas han sido discriminadas; se reciben un mínimo de 2.4 quejas al día y se dictan 18 medidas cautelares al mes.

La gran labor de Conapred ha sido el destape de los ejemplos de odio, por ser o tener una “diferencia”. Sus estudios han sido importantes para el respeto de los grupos minoritarios y en su Consejo ocupaban una banca activistas como Mauricio Merino, Katia D´Artigues y Regina Tamés, quienes renunciaron.

Otro golpazo a los Derechos Humanos en un Régimen que los ignora. Se destazó a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, con la imposición de Rosario Piedra. Se pone en la cuerda floja a la Conapred y a la Comisión de Víctimas, con lo que se desprotege a millones de agredidos.

De Mara Gómez, ni qué decir. La misma historia de mandar a la picota a personalidades de primera. ¡Clama a los cielos!

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

En el curso de unas horas, tres mujeres ascendieron al altar de los sacrificios del tlatoani. Con unas cuantas frases las hizo polvo y las "renunció”, a pesar de que, dos de ellas lo hicieron de motu proprio y la tercera está en vilo, ya que su nombramiento salió del Senado.

Asa Cristina Laurel, de gran cercanía con Amlo y que ocupó el cargo de Secretaria de Salud del entonces DF, cuando éste lo presidió; Mónica Maccise, del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y Mara Gómez, de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (Ceavi) se convirtieron en parias por la voluntariedad y los caprichos del prócer de Palacio.

Con su típica ironía cortó por lo sano los cuestionamientos. Lo hizo como acostumbra: denigrando y falseando la verdad.

De la doctora Laurel se sabía de sus discrepancias con el Secretario de Salud (A quien ni se le conoce la cara), con el nefasto encargado de la pandemia, López Gatell y con el “antropólogo” que preside el archimentado Insabi, Instituto que ha terminado de darle la puntilla a los servicios de salud públicos.

De Laurel se podrá criticar su fuerte temperamento, pero jamás su preparación en el campo de la medicina social, donde se le reconoce inclusive en el extranjero. Mucha pieza para la mediocridad de “las autoridades del ramo”, que han dado claras muestras de absoluta incompetencia. De poco le sirvió su incondicionalidad con el Peje, a quien acompañó desde los inicios de sus luchas. De la condición de traidor del mandamás se puede hablar largo y tendido.

El tema de Mónica Maccise se originó en el berrinche de Batriz Gutiérrez Muller. El Conapred publicitó un foro en el que estaría Chumel Torres, el comediante que tuvo un chascarrillo de mal gusto, para el hijo pequeño de la pareja real. Los comediantes actúan con licencias. Torres se caracteriza por sus frases satíricas, contra todo el que se mueva. Es parte de la tradición mexicana, o ¿ya se olvidaron de Palillo y Clavillazo? Puede gustar o no, pero en un país democrático este tipo de humor tiene cabida. Un tuit de la no primera dama incendió la pradera, a extremos de que HBO le retiró el programa que tenía, hacía 6 años.

El Conapred, ipso facto, se volvió otro “organismo inútil, que provoca gasto oneroso” –bastante menos, 167 millones, que los que despilfarra en su oficina de promoción del beisbol, 280.

El Consejo nació hace 17 años, por iniciativa de Gilberto Rincón Gallardo, uno de los hombres más destacados de la Izquierda Mexicana. Gracias a la institución se conoce la cantidad de víctimas de algún tipo de rechazo. Dos, de cada 10 personas han sido discriminadas; se reciben un mínimo de 2.4 quejas al día y se dictan 18 medidas cautelares al mes.

La gran labor de Conapred ha sido el destape de los ejemplos de odio, por ser o tener una “diferencia”. Sus estudios han sido importantes para el respeto de los grupos minoritarios y en su Consejo ocupaban una banca activistas como Mauricio Merino, Katia D´Artigues y Regina Tamés, quienes renunciaron.

Otro golpazo a los Derechos Humanos en un Régimen que los ignora. Se destazó a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, con la imposición de Rosario Piedra. Se pone en la cuerda floja a la Conapred y a la Comisión de Víctimas, con lo que se desprotege a millones de agredidos.

De Mara Gómez, ni qué decir. La misma historia de mandar a la picota a personalidades de primera. ¡Clama a los cielos!

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq