/ martes 21 de agosto de 2018

Trump lanzó destructiva guerra comercial

Resulta bastante preocupante el que Donald Trump esté plenamente convencido y en efecto se crea las falacias en que apoya su estrategia negociadora en torno a los intercambios comerciales de EU con la mayor parte del mundo. Ese convencimiento del presidente no se ha quedado en simples discursos retóricos, sino que se expresa en términos muy realistas cuando lanza una peligrosa guerra comercial cuya más probable consecuencia es que tienda a desatar un ciclo inercial de creciente escalamiento, hasta que se termine por constatar su enorme capacidad destructiva.

Un Trump desinhibido, audaz e irracionalmente aventurero ha iniciado ya su guerra contra grandes potencias comerciales imponiendo injustificados aranceles primero al acero y al aluminio y después a otros varios productos, incurriendo en un grave error estratégico que puede acarrearle perniciosas consecuencias: ha abierto demasiados frentes de combate, todos al mismo tiempo. Se ha lanzado contra la pujante potencia exportadora China, contra la aún más poderosa Unión Europea (UE), contra sus principales socios comerciales Canadá y México, y contra otros países como Turquía en un abierto enfrentamiento mercantil.

Para colmo, se muestra orgulloso de ello y convencido de que obtendrá grandes laureles de victoria en su personal guerra contra los que ve como sus enemigos comerciales. Al menos esa es la actitud que despliega en la formal reunión con su gabinete del pasado jueves 16. Una importante sesión que fue filmada y cuyas partes más relevantes para México han sido difundidas en noticieros de TV, así como comentadas en medios de comunicación.

Había plena consciencia de que sus palabras trascenderían y se difundirían con amplitud. Ya no parece que sea sólo una maniobra para amedrentar al adversario. Todo indica que su guerra va en serio y está dispuesto a llegar al extremo de cancelar el TLCAN.

Una breve síntesis de lo dicho por Trump en la citada reunión de su disciplinado y obediente gabinete: “Este país ha sido abusado por otros países; ambos: amigos y adversarios. Ustedes saben, a nuestros aliados les ha ido francamente mejor que a muchos de nuestros enemigos en materia de comercio. Fue una cosa terrible durante muchos años y nosotros por fin lo estamos cambiando…

No tengo prisa con el TLCAN. Queremos hacer el trato correcto. El TLCAN ha sido un desastre para nuestro país. Con México y Canadá tuvimos un déficit de 135 millardos anuales. Así que o hacemos un buen TLCAN, un justo TLCAN para nosotros o no hacemos ningún TLCAN”. Se me agotó el espacio y tendré que continuar el próximo martes fundamentando la conclusión del por qué México debe estar dispuesto aun hasta dar por terminado el TLCAN.


amartinezv@derecho.unam.mx

@AlejoMVendrell


Resulta bastante preocupante el que Donald Trump esté plenamente convencido y en efecto se crea las falacias en que apoya su estrategia negociadora en torno a los intercambios comerciales de EU con la mayor parte del mundo. Ese convencimiento del presidente no se ha quedado en simples discursos retóricos, sino que se expresa en términos muy realistas cuando lanza una peligrosa guerra comercial cuya más probable consecuencia es que tienda a desatar un ciclo inercial de creciente escalamiento, hasta que se termine por constatar su enorme capacidad destructiva.

Un Trump desinhibido, audaz e irracionalmente aventurero ha iniciado ya su guerra contra grandes potencias comerciales imponiendo injustificados aranceles primero al acero y al aluminio y después a otros varios productos, incurriendo en un grave error estratégico que puede acarrearle perniciosas consecuencias: ha abierto demasiados frentes de combate, todos al mismo tiempo. Se ha lanzado contra la pujante potencia exportadora China, contra la aún más poderosa Unión Europea (UE), contra sus principales socios comerciales Canadá y México, y contra otros países como Turquía en un abierto enfrentamiento mercantil.

Para colmo, se muestra orgulloso de ello y convencido de que obtendrá grandes laureles de victoria en su personal guerra contra los que ve como sus enemigos comerciales. Al menos esa es la actitud que despliega en la formal reunión con su gabinete del pasado jueves 16. Una importante sesión que fue filmada y cuyas partes más relevantes para México han sido difundidas en noticieros de TV, así como comentadas en medios de comunicación.

Había plena consciencia de que sus palabras trascenderían y se difundirían con amplitud. Ya no parece que sea sólo una maniobra para amedrentar al adversario. Todo indica que su guerra va en serio y está dispuesto a llegar al extremo de cancelar el TLCAN.

Una breve síntesis de lo dicho por Trump en la citada reunión de su disciplinado y obediente gabinete: “Este país ha sido abusado por otros países; ambos: amigos y adversarios. Ustedes saben, a nuestros aliados les ha ido francamente mejor que a muchos de nuestros enemigos en materia de comercio. Fue una cosa terrible durante muchos años y nosotros por fin lo estamos cambiando…

No tengo prisa con el TLCAN. Queremos hacer el trato correcto. El TLCAN ha sido un desastre para nuestro país. Con México y Canadá tuvimos un déficit de 135 millardos anuales. Así que o hacemos un buen TLCAN, un justo TLCAN para nosotros o no hacemos ningún TLCAN”. Se me agotó el espacio y tendré que continuar el próximo martes fundamentando la conclusión del por qué México debe estar dispuesto aun hasta dar por terminado el TLCAN.


amartinezv@derecho.unam.mx

@AlejoMVendrell