/ miércoles 14 de febrero de 2018

Trump, misoginia sobreadvertida

Francamente, nadie se puede decir sorprendido de que el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cometa alguna acción de misoginia, ya sea por acción o por omisión. El aún mandatario de la aún nación más poderosa del mundo, ha hecho exhibición de ello en una y otra ocasión. Baste recordar la grabación previa a uno de sus debates de campaña con la demócrata Hillary Clinton, en la que, platicando con un amigo, le mencionaba la forma en que se valía de su fama para tocar a mujeres sin su consentimiento. He de confesarles que al escuchar algo así, llegué a creer que tendría perdida la Presidencia de Estados Unidos, pero está visto que no fue así.

Ni qué decirles de que su esposa y su hijo más pequeño, hayan evitado ir a vivir a la Casa Blanca, en Washington D.C., para permanecer en su departamento de Nueva York, con el pretexto de que el niño terminara el ciclo escolar en el colegio en que lo había comenzado. Cabe recordar que la evasiva de la primera dama representó un costo extra en gastos de seguridad de un millón de dólares diario.

En estos días o digamos que en las semanas recientes, el mandatario estadounidense ha sido constantemente defendido por sus voceros en la Casa Blanca, señalando que él condena la violencia doméstica, algo sobre lo que deja dudas tras defender al hoy exsecretario de gabinete de la Presidencia, Rob Porter, quien es acusado de violencia por sus dos exesposas.

Respecto a ambas acusaciones, Trump, defendió al exfuncionario, haciendo señalamientos a una presunta falta de “debido proceso”, por lo que señaló que no se le estaban respetando sus garantías legales, además de que en ningún momento hizo alguna declaración en que se mostrara solidario con lo que presuntamente habrían vivido ambas exparejas de su defendido funcionario.

En declaración oficial, el equipo de vocería de la Casa Blanca (sí ese mismo que hablaba de generar verdades creativas desde el inicio de la administración), señaló que el mandatario apoya a las víctimas de violencia doméstica, por lo que enfatiza que todos los ciudadanos deben ser tratados de una forma justa y con el debido proceso. El señalamiento lo hizo la portavoz, Sarah Huckabee.

La expresión en cuestión, podría sonar políticamente correcta, si no fuera por el recuerdo constante de la forma en que Trump ha procedido frente a acusaciones contra amigos o colaboradores suyos, ante lo que generalmente ha procedido sin hacer defensa alguna de las víctimas mujeres, o poniendo en duda la veracidad de sus acusaciones e incluso agrediéndolas de una u otra forma.

El caso de Rob Porter, ha llegado a crecer a un grado tal que la Casa Blanca ha debido salir a acallar rumores respecto a la eventual renuncia del jefe de gabinete, John Kelly, cuya presencia en un principio se justificó en aras de que pusiera orden estricto entre los colaboradores del presidente Trump.

Al respecto, Kellyanne Conway (polémica creadora de las “verdades creativas”), expresó que Kelly cuenta con toda la confianza del Presidente de Estados Unidos, por lo que no se está buscando reemplazo alguno.

Cabe recordar que Rob Porter, presentó su renuncia como secretario de gabinete de la Casa Blanca, desde el pasado 7 de enero, cuando las detalladas denuncias de sus dos exesposas por violencia domésticas, trascendieron a la opinión pública. Apenas unas 48 horas después de la renuncia de Porter, David Sorensen, quien se encargaba de los discursos de Trump, debió dimitir, tras acusaciones de su exesposa, también por violentarla física y psicológicamente.

Poco o nada extraña que este tipo de casos se multipliquen en el equipo de un mandatario que con frecuencia da muestras de desequilibrio y misoginia. ¿Qué pasaría por la mente de quienes lo llevaron al cargo?

Senadora del PRI

correo: yolandadelatorre@senado.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre

 

Francamente, nadie se puede decir sorprendido de que el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cometa alguna acción de misoginia, ya sea por acción o por omisión. El aún mandatario de la aún nación más poderosa del mundo, ha hecho exhibición de ello en una y otra ocasión. Baste recordar la grabación previa a uno de sus debates de campaña con la demócrata Hillary Clinton, en la que, platicando con un amigo, le mencionaba la forma en que se valía de su fama para tocar a mujeres sin su consentimiento. He de confesarles que al escuchar algo así, llegué a creer que tendría perdida la Presidencia de Estados Unidos, pero está visto que no fue así.

Ni qué decirles de que su esposa y su hijo más pequeño, hayan evitado ir a vivir a la Casa Blanca, en Washington D.C., para permanecer en su departamento de Nueva York, con el pretexto de que el niño terminara el ciclo escolar en el colegio en que lo había comenzado. Cabe recordar que la evasiva de la primera dama representó un costo extra en gastos de seguridad de un millón de dólares diario.

En estos días o digamos que en las semanas recientes, el mandatario estadounidense ha sido constantemente defendido por sus voceros en la Casa Blanca, señalando que él condena la violencia doméstica, algo sobre lo que deja dudas tras defender al hoy exsecretario de gabinete de la Presidencia, Rob Porter, quien es acusado de violencia por sus dos exesposas.

Respecto a ambas acusaciones, Trump, defendió al exfuncionario, haciendo señalamientos a una presunta falta de “debido proceso”, por lo que señaló que no se le estaban respetando sus garantías legales, además de que en ningún momento hizo alguna declaración en que se mostrara solidario con lo que presuntamente habrían vivido ambas exparejas de su defendido funcionario.

En declaración oficial, el equipo de vocería de la Casa Blanca (sí ese mismo que hablaba de generar verdades creativas desde el inicio de la administración), señaló que el mandatario apoya a las víctimas de violencia doméstica, por lo que enfatiza que todos los ciudadanos deben ser tratados de una forma justa y con el debido proceso. El señalamiento lo hizo la portavoz, Sarah Huckabee.

La expresión en cuestión, podría sonar políticamente correcta, si no fuera por el recuerdo constante de la forma en que Trump ha procedido frente a acusaciones contra amigos o colaboradores suyos, ante lo que generalmente ha procedido sin hacer defensa alguna de las víctimas mujeres, o poniendo en duda la veracidad de sus acusaciones e incluso agrediéndolas de una u otra forma.

El caso de Rob Porter, ha llegado a crecer a un grado tal que la Casa Blanca ha debido salir a acallar rumores respecto a la eventual renuncia del jefe de gabinete, John Kelly, cuya presencia en un principio se justificó en aras de que pusiera orden estricto entre los colaboradores del presidente Trump.

Al respecto, Kellyanne Conway (polémica creadora de las “verdades creativas”), expresó que Kelly cuenta con toda la confianza del Presidente de Estados Unidos, por lo que no se está buscando reemplazo alguno.

Cabe recordar que Rob Porter, presentó su renuncia como secretario de gabinete de la Casa Blanca, desde el pasado 7 de enero, cuando las detalladas denuncias de sus dos exesposas por violencia domésticas, trascendieron a la opinión pública. Apenas unas 48 horas después de la renuncia de Porter, David Sorensen, quien se encargaba de los discursos de Trump, debió dimitir, tras acusaciones de su exesposa, también por violentarla física y psicológicamente.

Poco o nada extraña que este tipo de casos se multipliquen en el equipo de un mandatario que con frecuencia da muestras de desequilibrio y misoginia. ¿Qué pasaría por la mente de quienes lo llevaron al cargo?

Senadora del PRI

correo: yolandadelatorre@senado.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre