/ jueves 20 de junio de 2019

Trump no es populista

“Adoro a la gente con poca educación”. Esto declaró Donald Trump en febrero de 2016, después de una victoria decisiva en las primarias de Nevada. Y la gente con poca educación le corresponde la adoración: los blancos sin un título universitario en esencia son el único grupo en el que Trump tiene más de 50 por ciento de aprobación.

Sin embargo, en ese caso, ¿por qué Trump no ha estado dispuesto a hacer nada, y me refiero a nada en verdad, para ayudar a la gente que lo instaló en la Casa Blanca?

Los medios informativos suelen describir a Trump como un “populista”. Sin embargo, desde que asumió el cargo, no ha dejado de favorecer a los adinerados por sobre los miembros de la clase trabajadora, sin importar su color de piel. Su único gran éxito legislativo, el recorte tributario de 2017, fue una gran ayuda para las corporaciones y los dueños de los negocios; el puñado de migajas que le tocó a las familias de a pie fue tan miserable que la mayoría de la gente cree que no obtuvo absolutamente nada.

Al mismo tiempo, Trump sigue haciendo el intento por destruir prestaciones clave de Obamacare —la protección para las enfermedades preexistentes, los subsidios para las primas y la expansión de Medicaid—, aunque son muy populares y han brindado enormes beneficios a estados como Kentucky y Virginia Occidental, los cuales lo favorecieron por márgenes inmensos.

Este es el meollo del asunto: los votantes blancos de la clase trabajadora parecen haberse dado cuenta de que Trump no está trabajando para ellos. Una nueva encuesta de Fox News reveló que sólo cinco por ciento de los blancos sin título universitario cree que las políticas económicas de Trump benefician a “la gente como yo”, en comparación con 45 por ciento que cree que los beneficios son para “la gente con más dinero”.

Tal vez Trump cree que con aranceles, su única desviación significativa de la ortodoxia del Partido Republicano, puede compensar por sus políticas tributarias y de salud favorables a la plutocracia. No obstante, a pesar de que Trump insiste en que los extranjeros pagarán los aranceles, una abrumadora mayoría de los blancos sin educación superior cree que terminarán pagando más por las cosas que compran.

Ah, ¿y recuerdan que Trump prometió que iba a revivir el carbón? Su propio Departamento de Energía proyecta que la producción de carbón para el próximo año será diecisiete por ciento menor que la de 2017.

Sin embargo, más allá de lo anterior, el presidente sigue necesitando del apoyo de los intereses millonarios del Partido Republicano, a pesar de todo lo que se ha dicho en torno a que “ahora es el partido de Trump”. Por ahora, la élite del partido está feliz de solapar la corrupción del gobierno, la cercanía con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y todo eso.

Sin importar cuáles sean las razones, el hecho es que Trump no es populista, a menos que redefinamos populismo nada más como un sinónimo de racismo. Por lo menos algunos blancos de la clase trabajadora parecen haberse percatado de que no está de su lado, y sería una torpeza que los demócratas dejaran pasar esta oportunidad.

“Adoro a la gente con poca educación”. Esto declaró Donald Trump en febrero de 2016, después de una victoria decisiva en las primarias de Nevada. Y la gente con poca educación le corresponde la adoración: los blancos sin un título universitario en esencia son el único grupo en el que Trump tiene más de 50 por ciento de aprobación.

Sin embargo, en ese caso, ¿por qué Trump no ha estado dispuesto a hacer nada, y me refiero a nada en verdad, para ayudar a la gente que lo instaló en la Casa Blanca?

Los medios informativos suelen describir a Trump como un “populista”. Sin embargo, desde que asumió el cargo, no ha dejado de favorecer a los adinerados por sobre los miembros de la clase trabajadora, sin importar su color de piel. Su único gran éxito legislativo, el recorte tributario de 2017, fue una gran ayuda para las corporaciones y los dueños de los negocios; el puñado de migajas que le tocó a las familias de a pie fue tan miserable que la mayoría de la gente cree que no obtuvo absolutamente nada.

Al mismo tiempo, Trump sigue haciendo el intento por destruir prestaciones clave de Obamacare —la protección para las enfermedades preexistentes, los subsidios para las primas y la expansión de Medicaid—, aunque son muy populares y han brindado enormes beneficios a estados como Kentucky y Virginia Occidental, los cuales lo favorecieron por márgenes inmensos.

Este es el meollo del asunto: los votantes blancos de la clase trabajadora parecen haberse dado cuenta de que Trump no está trabajando para ellos. Una nueva encuesta de Fox News reveló que sólo cinco por ciento de los blancos sin título universitario cree que las políticas económicas de Trump benefician a “la gente como yo”, en comparación con 45 por ciento que cree que los beneficios son para “la gente con más dinero”.

Tal vez Trump cree que con aranceles, su única desviación significativa de la ortodoxia del Partido Republicano, puede compensar por sus políticas tributarias y de salud favorables a la plutocracia. No obstante, a pesar de que Trump insiste en que los extranjeros pagarán los aranceles, una abrumadora mayoría de los blancos sin educación superior cree que terminarán pagando más por las cosas que compran.

Ah, ¿y recuerdan que Trump prometió que iba a revivir el carbón? Su propio Departamento de Energía proyecta que la producción de carbón para el próximo año será diecisiete por ciento menor que la de 2017.

Sin embargo, más allá de lo anterior, el presidente sigue necesitando del apoyo de los intereses millonarios del Partido Republicano, a pesar de todo lo que se ha dicho en torno a que “ahora es el partido de Trump”. Por ahora, la élite del partido está feliz de solapar la corrupción del gobierno, la cercanía con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y todo eso.

Sin importar cuáles sean las razones, el hecho es que Trump no es populista, a menos que redefinamos populismo nada más como un sinónimo de racismo. Por lo menos algunos blancos de la clase trabajadora parecen haberse percatado de que no está de su lado, y sería una torpeza que los demócratas dejaran pasar esta oportunidad.