/ viernes 19 de febrero de 2021

Trump, ¿qué sigue?

La racionalidad pública no ha regresado de sus largas vacaciones a Washington; el Senado estadounidense volvió a absolver a Trump por la incursión que promovió frente a sus simpatizantes al Capitolio, como reacción desesperada a su derrota electoral. El segundo impeachment fracasó. Esto genera más dudas que certidumbres: ¿Por qué votarlo si no se tenía mayoría? ¿Era una estrategia para ir sobre temas penales más graves? ¿Los republicanos van a continuar siguiendo a Trump? Pero sobre todo ¿Qué sigue para Trump y la política estadounidense?

Las recientes apariciones en los medios del expresidente son una señal de que seguirá en activo, siendo un elemento de inestabilidad que le funcionará como estrategia de defensa frente a los diferentes procesos legales en su contra, que tendrá que enfrentar como un ciudadano. Su estilo desaseado y pendenciero le han generado demandas en el espectro jurídico, hay de todo: desde difamación y abuso sexual, conspiración, intervención ilegal en procesos electorales, fraude, evasión de impuestos y en particular, su mal manejo por la pandemia.

Su desprecio a la ciencia y a la pandemia, se tradujeron en un vacío institucional que llevó a que los EUA se convirtieran en el primer país en muertes y contagios; la disminución en las últimas semanas por la aplicación masiva de vacunas bajo el gobierno de Biden hacen que sea evidente su infame y criminal papel en el combate a la pandemia.

La verdad es que Trump logra con la absolución, una victoria política importante que muestra un control sobre los republicanos y predominio de su agenda, frente a la lógica institucional. Pero también tiene que reconocer que no fue una razón jurídica o de interés público. No convenció a nadie, simplemente la correlación de fuerzas le fue favorable.

Es muy probable que para el 2024 vuelva a buscar la presidencia, pero habrá que ver qué es lo que ha pasado con perfiles como el suyo, por ejemplo, Perón en Argentina, Berlusconi en Italia y Fujimori en Perú. Todos estos políticos son similares a Trump, los cuales tienen seguidores y crean movimientos, no se caracterizan por entender y luchan siempre por mantenerse en activo. En el caso de Perú, el fujimorismo se mantiene vivo por la hija de Alberto, Keiko, quien encabeza un partido político y se mantiene vigente. El peronismo en Argentina fue el antecedente del kirchnerism, que se mantiene con gran influencia en la vida publica. El berlusco-nismo es un caso también luchó para mantener su vigencia, sin mucho éxito, pero fue el antecedente del Trumpismo.

El punto es que todos los elementos indican a que la agenda política norteamericana seguirá siendo marcada por la presencia de Trump. Ya sea que compita él, alguno de sus hijos o su yerno, invierta en redes sociales y medios o consolide su movimiento; para ser simpático con sus seguidores, deberá tener una postura más radical hacia México y ya sin límites, abiertamente xenofóbica; habrá Trump para rato. XXXTwitter: @LuisH_Fernandez

La racionalidad pública no ha regresado de sus largas vacaciones a Washington; el Senado estadounidense volvió a absolver a Trump por la incursión que promovió frente a sus simpatizantes al Capitolio, como reacción desesperada a su derrota electoral. El segundo impeachment fracasó. Esto genera más dudas que certidumbres: ¿Por qué votarlo si no se tenía mayoría? ¿Era una estrategia para ir sobre temas penales más graves? ¿Los republicanos van a continuar siguiendo a Trump? Pero sobre todo ¿Qué sigue para Trump y la política estadounidense?

Las recientes apariciones en los medios del expresidente son una señal de que seguirá en activo, siendo un elemento de inestabilidad que le funcionará como estrategia de defensa frente a los diferentes procesos legales en su contra, que tendrá que enfrentar como un ciudadano. Su estilo desaseado y pendenciero le han generado demandas en el espectro jurídico, hay de todo: desde difamación y abuso sexual, conspiración, intervención ilegal en procesos electorales, fraude, evasión de impuestos y en particular, su mal manejo por la pandemia.

Su desprecio a la ciencia y a la pandemia, se tradujeron en un vacío institucional que llevó a que los EUA se convirtieran en el primer país en muertes y contagios; la disminución en las últimas semanas por la aplicación masiva de vacunas bajo el gobierno de Biden hacen que sea evidente su infame y criminal papel en el combate a la pandemia.

La verdad es que Trump logra con la absolución, una victoria política importante que muestra un control sobre los republicanos y predominio de su agenda, frente a la lógica institucional. Pero también tiene que reconocer que no fue una razón jurídica o de interés público. No convenció a nadie, simplemente la correlación de fuerzas le fue favorable.

Es muy probable que para el 2024 vuelva a buscar la presidencia, pero habrá que ver qué es lo que ha pasado con perfiles como el suyo, por ejemplo, Perón en Argentina, Berlusconi en Italia y Fujimori en Perú. Todos estos políticos son similares a Trump, los cuales tienen seguidores y crean movimientos, no se caracterizan por entender y luchan siempre por mantenerse en activo. En el caso de Perú, el fujimorismo se mantiene vivo por la hija de Alberto, Keiko, quien encabeza un partido político y se mantiene vigente. El peronismo en Argentina fue el antecedente del kirchnerism, que se mantiene con gran influencia en la vida publica. El berlusco-nismo es un caso también luchó para mantener su vigencia, sin mucho éxito, pero fue el antecedente del Trumpismo.

El punto es que todos los elementos indican a que la agenda política norteamericana seguirá siendo marcada por la presencia de Trump. Ya sea que compita él, alguno de sus hijos o su yerno, invierta en redes sociales y medios o consolide su movimiento; para ser simpático con sus seguidores, deberá tener una postura más radical hacia México y ya sin límites, abiertamente xenofóbica; habrá Trump para rato. XXXTwitter: @LuisH_Fernandez