/ jueves 11 de abril de 2019

Trump vs la Reserva Federal

La Junta de Gobernadores de la Reserva Federal tiene dos vacantes, y Donald Trump propuso cubrirlas con personas de una ineptitud ridícula. Si se sale con la suya, uno de los pocos refugios que le quedaban a Estados Unidos, de donde aún surgen políticas serias y sin influencias partidistas, comenzará a convertirse en una institución tan corrupta y disfuncional como el resto del gobierno del presidente Trump.

Por supuesto, Stephen Moore y Herman Cain no cuentan en absoluto con la preparación necesaria para el cargo, y digo “por supuesto” porque su falta de estudios es, paradójicamente, el punto clave que los convierte en buenas opciones, no solo en opinión de Trump, sino del Partido Republicano en general. Ambos adoptaron posturas inflexibles durante el gobierno de Barack Obama y exigieron tasas de interés más elevadas a pesar de que las cifras de desempleo eran muy altas. Ahora, ambos han criticado a la Reserva Federal por no imprimir más dinero en vista del bajo desempleo, solo porque eso es lo que quiere Trump.

¿Qué quiere el presidente Trump? Supongo que intenta mofarse de la Reserva Federal porque su único éxito legislativo importante, la reforma fiscal de 2017 con la que prometió darle “un tremendo impulso” a la economía, ha sido una decepción, no sólo en lo económico sino, en especial, en lo político. Por su parte, los recortes fiscales todavía son impopulares, en parte porque muy pocas personas recibieron algún beneficio personal, y también porque a los electores parece preocuparles menos pagar mucho que tener la sensación de que los ricos, los más beneficiados con los recortes de Trump, pagan muy poco.

Algunos dirigentes considerarían este tipo de decepciones razones suficientes para cambiar el rumbo. Pero no Trump: cuando las cosas salen mal, sólo le echa la culpa a alguien más. Así que ahora insiste en que todo habría sido fenomenal si la Reserva Federal no hubiera frustrado sus planes.

Lo que quiere Trump es que la Reserva Federal actúe como si todavía estuviéramos en medio de una depresión profunda. Quiere que recorte las tasas y vuelva a aplicar las políticas de emergencia que aplicó (y, por cierto, él condenó) cuando el desempleo era de más del doble que en la actualidad. También insiste en que así la economía se convertiría en el “cohete” que prometió en un principio.

Hasta para quienes no recomiendan comprar oro ni favorecen las tasas de interés altas para controlar las presiones de la inflación resulta evidente que estas exigencias son de lo más irresponsables. De hecho, siguen el estilo del “populismo macroeconómico” que en varias ocasiones ha provocado desastres económicos en Latinoamérica, de los cuales Venezuela es el ejemplo más reciente.

Imprimir dinero para combatir una depresión, como hizo la Reserva Federal tras la crisis financiera, es una acción prudente y sensata; poner a trabajar la imprenta porque no quieres aceptar que tus políticas no producen milagros económicos es totalmente distinto, y siempre trae consecuencias terribles.

La Junta de Gobernadores de la Reserva Federal tiene dos vacantes, y Donald Trump propuso cubrirlas con personas de una ineptitud ridícula. Si se sale con la suya, uno de los pocos refugios que le quedaban a Estados Unidos, de donde aún surgen políticas serias y sin influencias partidistas, comenzará a convertirse en una institución tan corrupta y disfuncional como el resto del gobierno del presidente Trump.

Por supuesto, Stephen Moore y Herman Cain no cuentan en absoluto con la preparación necesaria para el cargo, y digo “por supuesto” porque su falta de estudios es, paradójicamente, el punto clave que los convierte en buenas opciones, no solo en opinión de Trump, sino del Partido Republicano en general. Ambos adoptaron posturas inflexibles durante el gobierno de Barack Obama y exigieron tasas de interés más elevadas a pesar de que las cifras de desempleo eran muy altas. Ahora, ambos han criticado a la Reserva Federal por no imprimir más dinero en vista del bajo desempleo, solo porque eso es lo que quiere Trump.

¿Qué quiere el presidente Trump? Supongo que intenta mofarse de la Reserva Federal porque su único éxito legislativo importante, la reforma fiscal de 2017 con la que prometió darle “un tremendo impulso” a la economía, ha sido una decepción, no sólo en lo económico sino, en especial, en lo político. Por su parte, los recortes fiscales todavía son impopulares, en parte porque muy pocas personas recibieron algún beneficio personal, y también porque a los electores parece preocuparles menos pagar mucho que tener la sensación de que los ricos, los más beneficiados con los recortes de Trump, pagan muy poco.

Algunos dirigentes considerarían este tipo de decepciones razones suficientes para cambiar el rumbo. Pero no Trump: cuando las cosas salen mal, sólo le echa la culpa a alguien más. Así que ahora insiste en que todo habría sido fenomenal si la Reserva Federal no hubiera frustrado sus planes.

Lo que quiere Trump es que la Reserva Federal actúe como si todavía estuviéramos en medio de una depresión profunda. Quiere que recorte las tasas y vuelva a aplicar las políticas de emergencia que aplicó (y, por cierto, él condenó) cuando el desempleo era de más del doble que en la actualidad. También insiste en que así la economía se convertiría en el “cohete” que prometió en un principio.

Hasta para quienes no recomiendan comprar oro ni favorecen las tasas de interés altas para controlar las presiones de la inflación resulta evidente que estas exigencias son de lo más irresponsables. De hecho, siguen el estilo del “populismo macroeconómico” que en varias ocasiones ha provocado desastres económicos en Latinoamérica, de los cuales Venezuela es el ejemplo más reciente.

Imprimir dinero para combatir una depresión, como hizo la Reserva Federal tras la crisis financiera, es una acción prudente y sensata; poner a trabajar la imprenta porque no quieres aceptar que tus políticas no producen milagros económicos es totalmente distinto, y siempre trae consecuencias terribles.