/ miércoles 7 de octubre de 2020

Trump y Biden incumplen las expectativas

Totalmente incumplidas las expectativas de este primer debate presidencial entre Donald Trump y Joe Biden rumbo a la elección presidencial del próximo 3 de noviembre donde se juega no sólo la directriz de un país, sino inclusive de la política internacional.

Durante la noche del 29 de septiembre, durante 90 minutos, ambos candidatos a la Casa Blanca no abordaron con claridad ninguno de los temas. Se esperaba más pero sólo quedó en un mero show televisivo combinado con un ring de box político. Sin embargo, el debate se quedó muy pobre porque ambos candidatos se quedaron muy cortos respecto a su objetivo de hablarle a su base electoral. Ya sea que se tratara de un show televisivo o un ring de box político, nos quedaron a deber. Y el moderador, tibio, permisivo y sin control.

El Comité de Debates Presidenciales anunció dos días después de que habría cambio de reglas del debate para poner orden. No ha anunciado aún cuáles pero me queda claro que debe ser algo similar a las funciones de las aplicaciones de videoconferencias donde hay un anfitrión que tiene el control y puede: silenciar micrófonos, habilitar la sala de espera, decidir si en algún momento saca a uno de los participantes por conducta inapropiada, etc.

El viernes en la madrugada se nos informó que el actual mandatario de Estados Unidos resultó positivo para COVID19. Esto encendió las alarmas no sólo al interior de los Republicanos, sino también de los Demócratas y de todo el país. Las implicaciones abren una infinidad de incógnitas que aunque están latentes.

El lunes 5 de octubre el mandatario abandonó el Hospital Walter Reed para dirigirse a la Casa Blanca. Sin embargo, no nos queda claro si es por un berrinche más, por una estrategia electoral o por indicaciones de su doctor de cabecera. Lo que sí sabemos es que este miércoles tendrá lugar el único debate entre los dos candidatos a vicepresidentes. Por esta situación es que hay una gran presión sobre ambos para que “resuciten” el desastre que fue el primer debate presidencial. Es un gran momento para la Demócrata Kamala Harris mostrar la capacidad no sólo de ser vicepresidenta, sino de presidenta en caso de ser necesaria la activación de la primera disposición de la Enmienda 25 Constitucional que establece que el vicepresidente se hace cargo del gobierno en caso de que el jefe de Estado muera, renuncie o sea destituido. Mientras que Biden tendrá que defender, lo indefendible.

Totalmente incumplidas las expectativas de este primer debate presidencial entre Donald Trump y Joe Biden rumbo a la elección presidencial del próximo 3 de noviembre donde se juega no sólo la directriz de un país, sino inclusive de la política internacional.

Durante la noche del 29 de septiembre, durante 90 minutos, ambos candidatos a la Casa Blanca no abordaron con claridad ninguno de los temas. Se esperaba más pero sólo quedó en un mero show televisivo combinado con un ring de box político. Sin embargo, el debate se quedó muy pobre porque ambos candidatos se quedaron muy cortos respecto a su objetivo de hablarle a su base electoral. Ya sea que se tratara de un show televisivo o un ring de box político, nos quedaron a deber. Y el moderador, tibio, permisivo y sin control.

El Comité de Debates Presidenciales anunció dos días después de que habría cambio de reglas del debate para poner orden. No ha anunciado aún cuáles pero me queda claro que debe ser algo similar a las funciones de las aplicaciones de videoconferencias donde hay un anfitrión que tiene el control y puede: silenciar micrófonos, habilitar la sala de espera, decidir si en algún momento saca a uno de los participantes por conducta inapropiada, etc.

El viernes en la madrugada se nos informó que el actual mandatario de Estados Unidos resultó positivo para COVID19. Esto encendió las alarmas no sólo al interior de los Republicanos, sino también de los Demócratas y de todo el país. Las implicaciones abren una infinidad de incógnitas que aunque están latentes.

El lunes 5 de octubre el mandatario abandonó el Hospital Walter Reed para dirigirse a la Casa Blanca. Sin embargo, no nos queda claro si es por un berrinche más, por una estrategia electoral o por indicaciones de su doctor de cabecera. Lo que sí sabemos es que este miércoles tendrá lugar el único debate entre los dos candidatos a vicepresidentes. Por esta situación es que hay una gran presión sobre ambos para que “resuciten” el desastre que fue el primer debate presidencial. Es un gran momento para la Demócrata Kamala Harris mostrar la capacidad no sólo de ser vicepresidenta, sino de presidenta en caso de ser necesaria la activación de la primera disposición de la Enmienda 25 Constitucional que establece que el vicepresidente se hace cargo del gobierno en caso de que el jefe de Estado muera, renuncie o sea destituido. Mientras que Biden tendrá que defender, lo indefendible.