/ jueves 12 de julio de 2018

Trump y los números del crecimiento

De acuerdo con los primeros indicadores, el crecimiento económico que tuvo hace poco tiempo Estados Unidos estuvo lleno de granos.

Más de la mitad de las exportaciones de granos de soya estadounidenses suelen terminar en China, pero los aranceles del país asiático desviarán una buena parte de ese suministro a Brasil, y los países que por lo regular obtienen su soya de la nación sudamericana se han apresurado a remplazarlos con granos estadounidenses. El resultado contradictorio es que la idea de los aranceles ha generado un sorprendente aumento temporal en las exportaciones de Estados Unidos. Según estimados independientes, esta situación añadirá cerca de 0.6 puntos porcentuales a la tasa de crecimiento de la economía estadounidense en el segundo trimestre.

Por desgracia, en los meses por venir, retrocederemos todo ese crecimiento y más. Gracias a la guerra comercial que se aproxima, los precios de la soya estadounidense se han desplomado y los agricultores de Iowa están despertando a una dura realidad

¿Por qué cuento está historia? En parte como recordatorio de las consecuencias involuntarias de la guerra comercial de Donald Trump, la cual afectará a mucha gente, como los agricultores de Iowa, quienes lo apoyaron en 2016. De hecho, parece que en general la guerra comercial perjudicará más a los simpatizantes de Trump que a sus oponentes.

Sin embargo, en esencia, presento la parábola de la soya a manera de advertencia de lo que sucederá más adelante este mes, cuando llegue el cálculo adelantado del PIB del segundo trimestre. Es probable que la cifra final se vea bien, tal vez un crecimiento de más de 4%. Si es el caso, Trump proclamará la noticia como muestra de que sus políticas económicas están funcionando… y algunos periodistas ingenuos podrían seguir la corriente de su argumento.

Así que lo que hay que saber es que (a) las fluctuaciones trimestrales en el crecimiento son básicamente ruido, pues dicen muy poco de las perspectivas económicas a largo plazo, y (b) los indicadores más cruciales muestran que el principal logro político de Trump hasta la fecha, los recortes tributarios del año pasado, en realidad no está cumpliendo ninguna de las promesas que ofrecieron sus promotores.

En relación con esas tasas de crecimiento trimestrales: según los estándares históricos, la recuperación económica que comenzó al final de la crisis financiera mundial ha tenido una regularidad sorprendente. Si se observa el crecimiento de los empleos, se percibe una tendencia ascendente constante, a la cual parecieran no afectarle los sucesos políticos. No obstante, el crecimiento trimestral del PIB ha fluctuado sin control, con un par de trimestres negativos y un punto máximo del 5.2% en el tercer trimestre de 2014.

La moraleja es: presta poca o nada de atención a los tambaleos del crecimiento a corto plazo, los cuales pueden producirse por situaciones transitorias como la reorganización del comercio de la soya en el mundo.

¿Qué tanto nos deberían importar las cifras que generen los próximos estimados del crecimiento? Muy poco, si acaso (aclaro que esta sentencia es válida si las cantidades trimestrales son peores de lo esperado). El crecimiento a corto plazo es ruido, es decir, nada.


De acuerdo con los primeros indicadores, el crecimiento económico que tuvo hace poco tiempo Estados Unidos estuvo lleno de granos.

Más de la mitad de las exportaciones de granos de soya estadounidenses suelen terminar en China, pero los aranceles del país asiático desviarán una buena parte de ese suministro a Brasil, y los países que por lo regular obtienen su soya de la nación sudamericana se han apresurado a remplazarlos con granos estadounidenses. El resultado contradictorio es que la idea de los aranceles ha generado un sorprendente aumento temporal en las exportaciones de Estados Unidos. Según estimados independientes, esta situación añadirá cerca de 0.6 puntos porcentuales a la tasa de crecimiento de la economía estadounidense en el segundo trimestre.

Por desgracia, en los meses por venir, retrocederemos todo ese crecimiento y más. Gracias a la guerra comercial que se aproxima, los precios de la soya estadounidense se han desplomado y los agricultores de Iowa están despertando a una dura realidad

¿Por qué cuento está historia? En parte como recordatorio de las consecuencias involuntarias de la guerra comercial de Donald Trump, la cual afectará a mucha gente, como los agricultores de Iowa, quienes lo apoyaron en 2016. De hecho, parece que en general la guerra comercial perjudicará más a los simpatizantes de Trump que a sus oponentes.

Sin embargo, en esencia, presento la parábola de la soya a manera de advertencia de lo que sucederá más adelante este mes, cuando llegue el cálculo adelantado del PIB del segundo trimestre. Es probable que la cifra final se vea bien, tal vez un crecimiento de más de 4%. Si es el caso, Trump proclamará la noticia como muestra de que sus políticas económicas están funcionando… y algunos periodistas ingenuos podrían seguir la corriente de su argumento.

Así que lo que hay que saber es que (a) las fluctuaciones trimestrales en el crecimiento son básicamente ruido, pues dicen muy poco de las perspectivas económicas a largo plazo, y (b) los indicadores más cruciales muestran que el principal logro político de Trump hasta la fecha, los recortes tributarios del año pasado, en realidad no está cumpliendo ninguna de las promesas que ofrecieron sus promotores.

En relación con esas tasas de crecimiento trimestrales: según los estándares históricos, la recuperación económica que comenzó al final de la crisis financiera mundial ha tenido una regularidad sorprendente. Si se observa el crecimiento de los empleos, se percibe una tendencia ascendente constante, a la cual parecieran no afectarle los sucesos políticos. No obstante, el crecimiento trimestral del PIB ha fluctuado sin control, con un par de trimestres negativos y un punto máximo del 5.2% en el tercer trimestre de 2014.

La moraleja es: presta poca o nada de atención a los tambaleos del crecimiento a corto plazo, los cuales pueden producirse por situaciones transitorias como la reorganización del comercio de la soya en el mundo.

¿Qué tanto nos deberían importar las cifras que generen los próximos estimados del crecimiento? Muy poco, si acaso (aclaro que esta sentencia es válida si las cantidades trimestrales son peores de lo esperado). El crecimiento a corto plazo es ruido, es decir, nada.