/ jueves 11 de agosto de 2022

Tu futuro profesional y financiero en 280 caracteres 

Es muy común escuchar a las personas decir que el futuro está en nuestras manos, pero con la tecnología podríamos decir que está al alcance de un tuit, de un post en Facebook o una fotografía en Instagram.

Comento lo anterior porque actualmente nuestra actividad en redes sociales tiene un peso importante, a tal grado que como lo hemos visto con personas públicas, nos puede costar nuestro futuro profesional y personal.

Estamos equivocados si pensamos que este tipo de situaciones sólo pueden sucederle a artistas, famosos o políticos. Tomando en cuenta que hoy las redes sociales son una esfera abierta, todos estamos en el ojo público y es por ello que debemos ser conscientes del propósito que le damos a nuestras plataformas sociales.

De acuerdo a un estudio realizado por Kaspersky, el 3% de los mexicanos ha tenido problemas en su empleo e incluso lo ha perdido a partir de lo que publica en sus redes sociales. El porcentaje puede no ser tan representativo, sin embargo, hace 19 años, antes de que estas plataformas sociales existieran, nuestros pensamientos materializados en un mensaje de 280 caracteres no representaba de forma inmediata una amenaza para nuestro futuro profesional o personal.

Por otra parte, según indica el estudio, las personas prestan mayor atención a lo que sus amigos puedan pensar de lo que publican en dichas plataformas, mientras que 7 de cada 10 siempre o casi siempre prestan atención a los efectos que traerán sus publicaciones en su grupo de amigos, solo 4 de cada 10 contempla las implicaciones que generaría su contenido publicado hacia sus empleadores.

Es relevante mencionar que muchos de los usuarios utilizan las redes sociales para expresar pensamientos que de forma presencial no lo harían, aunque lo cierto es que, 31% de los mexicanos respondió el haberlas utilizado para externar un asunto emocional del cual luego se arrepintió. De hecho, hay datos que demuestran cómo se le resta importancia a estas plataformas. Por ejemplo, el 16% de los mexicanos ha publicado algo luego de haber consumido bebidas alcohólicas en exceso, y por supuesto, como era de esperar, terminaron arrepentidos.

También es importante mencionar que lo que hoy compartimos en estas plataformas puede tener una repercusión al momento de solicitar un crédito. Algo que ha llamado mi atención son aquellas empresas que apuntan a analizar la reputación que tienen los cuentahabientes en redes sociales. A este efecto se le denomina crédito social y al igual que usted lo hace al calificar a un conductor que le prestó un servicio de transporte a través de una app o a un repartidor, hay bancos que determinan a partir de sus tuits, posts o fotos si merece ser acreedor a un crédito o préstamo hipotecario.

En el país, 15% de los consumidores mexicanos ha tenido problemas para obtener préstamos o hipotecas debido a la información recopilada en sus cuentas de redes sociales. Mientras que los usuarios de 25 a 34 años (32%) son los más afectados por sus desahogos digitales.

En una época tan digitalizada, pero también en exceso polarizada, recomiendo pensarlo dos veces y hacer conciencia cuando tomamos el celular y comenzamos a redactar un mensaje que haremos público. El contenido de ese tuit, si lo dimensionamos, podría llegar al alcance de los millones de usuarios que hoy usan Twitter o de los miles de millones que acceden a Facebook o simplemente estar a la vista del director de la empresa o de cualquier compañero de trabajo. La realidad actual nos obliga a ser responsables y cuidar de nuestra reputación digital.

Es muy común escuchar a las personas decir que el futuro está en nuestras manos, pero con la tecnología podríamos decir que está al alcance de un tuit, de un post en Facebook o una fotografía en Instagram.

Comento lo anterior porque actualmente nuestra actividad en redes sociales tiene un peso importante, a tal grado que como lo hemos visto con personas públicas, nos puede costar nuestro futuro profesional y personal.

Estamos equivocados si pensamos que este tipo de situaciones sólo pueden sucederle a artistas, famosos o políticos. Tomando en cuenta que hoy las redes sociales son una esfera abierta, todos estamos en el ojo público y es por ello que debemos ser conscientes del propósito que le damos a nuestras plataformas sociales.

De acuerdo a un estudio realizado por Kaspersky, el 3% de los mexicanos ha tenido problemas en su empleo e incluso lo ha perdido a partir de lo que publica en sus redes sociales. El porcentaje puede no ser tan representativo, sin embargo, hace 19 años, antes de que estas plataformas sociales existieran, nuestros pensamientos materializados en un mensaje de 280 caracteres no representaba de forma inmediata una amenaza para nuestro futuro profesional o personal.

Por otra parte, según indica el estudio, las personas prestan mayor atención a lo que sus amigos puedan pensar de lo que publican en dichas plataformas, mientras que 7 de cada 10 siempre o casi siempre prestan atención a los efectos que traerán sus publicaciones en su grupo de amigos, solo 4 de cada 10 contempla las implicaciones que generaría su contenido publicado hacia sus empleadores.

Es relevante mencionar que muchos de los usuarios utilizan las redes sociales para expresar pensamientos que de forma presencial no lo harían, aunque lo cierto es que, 31% de los mexicanos respondió el haberlas utilizado para externar un asunto emocional del cual luego se arrepintió. De hecho, hay datos que demuestran cómo se le resta importancia a estas plataformas. Por ejemplo, el 16% de los mexicanos ha publicado algo luego de haber consumido bebidas alcohólicas en exceso, y por supuesto, como era de esperar, terminaron arrepentidos.

También es importante mencionar que lo que hoy compartimos en estas plataformas puede tener una repercusión al momento de solicitar un crédito. Algo que ha llamado mi atención son aquellas empresas que apuntan a analizar la reputación que tienen los cuentahabientes en redes sociales. A este efecto se le denomina crédito social y al igual que usted lo hace al calificar a un conductor que le prestó un servicio de transporte a través de una app o a un repartidor, hay bancos que determinan a partir de sus tuits, posts o fotos si merece ser acreedor a un crédito o préstamo hipotecario.

En el país, 15% de los consumidores mexicanos ha tenido problemas para obtener préstamos o hipotecas debido a la información recopilada en sus cuentas de redes sociales. Mientras que los usuarios de 25 a 34 años (32%) son los más afectados por sus desahogos digitales.

En una época tan digitalizada, pero también en exceso polarizada, recomiendo pensarlo dos veces y hacer conciencia cuando tomamos el celular y comenzamos a redactar un mensaje que haremos público. El contenido de ese tuit, si lo dimensionamos, podría llegar al alcance de los millones de usuarios que hoy usan Twitter o de los miles de millones que acceden a Facebook o simplemente estar a la vista del director de la empresa o de cualquier compañero de trabajo. La realidad actual nos obliga a ser responsables y cuidar de nuestra reputación digital.

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