/ viernes 20 de noviembre de 2020

Tu historia es mi historia

Por Stefany Rocha Del Litto


La medida de cualquier sociedad es el cómo trata a sus mujeres y niñas, ¿esta medida sería positiva o negativa para México? Si fuera una evaluación, ¿la aprobaríamos? Si yo escucho esta frase de Michelle Obama y la contrasto con la realidad mexicana, me provoca vergüenza y coraje ¿a ti? ¿orgullo? ¿incomodidad?

Según Confortini (2006), los estudios de paz tienen un gran vacío cuando se habla de temas de género, ya que este concepto no tiene que ser entendido como una división entre hombres y mujeres, sino como un sistema que crea relaciones de poder. Mismas que evidentemente tienen un orden jerárquico, un acomodo vertical que pone en ventaja a un sector de la sociedad.

Ahora, qué pasa cuando justo este grupo de autoridad superior es el mismo que está encargado de tu seguridad, es a la que se le adjudica la responsabilidad de creer tu palabra cuando dices que algo malo pasó, es la que juzga los delitos. ¿Te defiende? ¿te cree? ¿te protege? Pues parece ser que no, que en México es todo lo contrario. Bajo hechos y realidades, esta relación vertical de los vínculos de poder nos presenta una fotografía donde la autoridad suelta balas, protege a monumentos en vez de personas, no apresa a violadores y feminicidas, se hace de la vista gorda y decide no tomar postura. El no tomar una decisión es también tomar una, y como podemos ver, la autoridad mexicana constantemente se pone una venda sobre los ojos para ignorar y no juzgar aquello que le atañe a las mujeres de este país.

Esa es la frustración y el vacío que tenemos que abarcar y trabajar desde la construcción de paz. Saber que el tema de género y sus resultados en el manejo de poder en una sociedad, son una pieza vital en el rompecabezas para trabajar en una paz positiva. Este tipo de paz denominada “positiva”, nos ayuda a crear actitudes, instituciones y estructuras que construyen y sostienen la paz en nuestra sociedad.

Como mujer y ciudadana de este país ya estoy harta de ver cómo mataron a Alexis, Karina, Nadia, Karla, seguidas de una lista interminable. El cansancio es tal, que hay que actuar, poner un límite y sacar a relucir nuestra fuerza como mujeres y como sociedad en general. Este año, nos ha mostrado que el silencio ya nunca será una opción, que el ruido y la turba incomoda cuando está llena de verdad. Hoy construyamos una sociedad con instituciones, estructuras y actitudes que respeten a las mujeres y niñas de este país, que las haga crecer y sentirse capaces de lograr lo que se propongan.

Yo, al igual que tu, quiero que esa medida haga crecer a las mujeres, que construyamos un ambiente de paz que le de las posibilidades a las niñas de no pasar lo que nosotras. Tu historia es mi historia, y con estas palabras te digo, que estoy dispuesta a escribirle los capítulos que sean necesarios para que puedas tener un final diferente, donde te sientas segura, plena y orgullosa de ser mujer.

Por Stefany Rocha Del Litto


La medida de cualquier sociedad es el cómo trata a sus mujeres y niñas, ¿esta medida sería positiva o negativa para México? Si fuera una evaluación, ¿la aprobaríamos? Si yo escucho esta frase de Michelle Obama y la contrasto con la realidad mexicana, me provoca vergüenza y coraje ¿a ti? ¿orgullo? ¿incomodidad?

Según Confortini (2006), los estudios de paz tienen un gran vacío cuando se habla de temas de género, ya que este concepto no tiene que ser entendido como una división entre hombres y mujeres, sino como un sistema que crea relaciones de poder. Mismas que evidentemente tienen un orden jerárquico, un acomodo vertical que pone en ventaja a un sector de la sociedad.

Ahora, qué pasa cuando justo este grupo de autoridad superior es el mismo que está encargado de tu seguridad, es a la que se le adjudica la responsabilidad de creer tu palabra cuando dices que algo malo pasó, es la que juzga los delitos. ¿Te defiende? ¿te cree? ¿te protege? Pues parece ser que no, que en México es todo lo contrario. Bajo hechos y realidades, esta relación vertical de los vínculos de poder nos presenta una fotografía donde la autoridad suelta balas, protege a monumentos en vez de personas, no apresa a violadores y feminicidas, se hace de la vista gorda y decide no tomar postura. El no tomar una decisión es también tomar una, y como podemos ver, la autoridad mexicana constantemente se pone una venda sobre los ojos para ignorar y no juzgar aquello que le atañe a las mujeres de este país.

Esa es la frustración y el vacío que tenemos que abarcar y trabajar desde la construcción de paz. Saber que el tema de género y sus resultados en el manejo de poder en una sociedad, son una pieza vital en el rompecabezas para trabajar en una paz positiva. Este tipo de paz denominada “positiva”, nos ayuda a crear actitudes, instituciones y estructuras que construyen y sostienen la paz en nuestra sociedad.

Como mujer y ciudadana de este país ya estoy harta de ver cómo mataron a Alexis, Karina, Nadia, Karla, seguidas de una lista interminable. El cansancio es tal, que hay que actuar, poner un límite y sacar a relucir nuestra fuerza como mujeres y como sociedad en general. Este año, nos ha mostrado que el silencio ya nunca será una opción, que el ruido y la turba incomoda cuando está llena de verdad. Hoy construyamos una sociedad con instituciones, estructuras y actitudes que respeten a las mujeres y niñas de este país, que las haga crecer y sentirse capaces de lograr lo que se propongan.

Yo, al igual que tu, quiero que esa medida haga crecer a las mujeres, que construyamos un ambiente de paz que le de las posibilidades a las niñas de no pasar lo que nosotras. Tu historia es mi historia, y con estas palabras te digo, que estoy dispuesta a escribirle los capítulos que sean necesarios para que puedas tener un final diferente, donde te sientas segura, plena y orgullosa de ser mujer.