/ viernes 4 de marzo de 2022

Ucrania, el fracaso de la política 

En su libro La marcha de los locos, Bárbara W. Tuchman describe cómo las élites acaban siendo tontas y autodestructivas; en dicha obra, analiza y demuestra el comportamiento insensato de ciertos personajes en algunos momentos que determinan el curso de la historia. Como el dramático ejemplo de Príamo, quien sin un análisis de la realidad y sin escuchar las advertencias de sus consejeros, condujo el caballo de Troya al interior de los muros, llevando a su pueblo a una masacre anunciada, entre muchos otros ejemplos. El punto es que los políticos muchísimas veces distan de ser pragmáticos como dicen ser, y se dejan llevar por pasiones más allá de cualquier racionalidad; pareciera que éste es el caso.

Ucrania es el fracaso de la política y de la diplomacia, el triunfo del pensamiento mágico y las suposiciones; ¿realmente alguien pensó que Rusia se quedaría cruzada de manos frente a la posible incorporación de Ucrania a la OTAN, que es una alianza militar intergubernamental que tiene como único objetivo el poderío nuclear? Pero por el otro lado, ¿qué espera el presidente ruso al hacer una invasión militar de gran escala?, ¿pensaría que con esto se va a resolver la situación? Estamos verdaderamente en la marcha de los locos.

La invasión acaba las certezas y hace un mundo más incierto. Ucrania se podrá volver un Afganistán para los rusos o un Vietnam para los estadounidenses, entre muchos otros ejemplos; esto se podría convertir en un conflicto de largo plazo. La realidad es que estas ocupaciones no han salido bien desde que Hitler tomó los Sudetes.

Por otro lado, esto podría representar un cambio en el equilibrio de poder, donde, para variar, el único que sale ganando es China. ¿Qué pasaría si ahora China toma Taiwán?, ¿podrá occidente estar en estos dos frentes? Además, las medidas restrictivas sin duda crearán en el mediano plazo una crisis económica en Rusia, que se verá potenciada por un mayor gasto militar y menos ingresos. Moscú, frente al bloqueo y al tamaño de su economía (que si bien es una potencia nuclear y es la onceava economía más grande del mundo), se volverá brutalmente dependiente de China y dejará el espacio para una ruta de seda muchísimo más grande y consolidada.

Al final del día, la única salida para el conflicto es la diplomacia y la política; suponer que el arreglo es la salida o la permanencia de los rusos en Ucrania es una ingenuidad, esto conllevará sin duda a un nuevo orden y alineación de las fuerzas en todo el mundo. La política se basa en escuchar y entender las razones del otro y poder encontrar una tierra común, y esto es lo que no está pasando. Se hace evidente una Europa sin Angela Merkel y de liderazgos tibios frente a un Putin sin contrapesos; y con el único límite, que es su propia autocontención.

Hoy más que nunca, el mundo requiere de políticos talentosos, con visión de Estado, que logren la conciliación y reconciliación, que encuentren un arreglo que sea funcional y aceptable para todos y, más importante, que no estén dispuestos a hacer la marcha de los locos. XXXTwitter: @LuisH_Fernandez

En su libro La marcha de los locos, Bárbara W. Tuchman describe cómo las élites acaban siendo tontas y autodestructivas; en dicha obra, analiza y demuestra el comportamiento insensato de ciertos personajes en algunos momentos que determinan el curso de la historia. Como el dramático ejemplo de Príamo, quien sin un análisis de la realidad y sin escuchar las advertencias de sus consejeros, condujo el caballo de Troya al interior de los muros, llevando a su pueblo a una masacre anunciada, entre muchos otros ejemplos. El punto es que los políticos muchísimas veces distan de ser pragmáticos como dicen ser, y se dejan llevar por pasiones más allá de cualquier racionalidad; pareciera que éste es el caso.

Ucrania es el fracaso de la política y de la diplomacia, el triunfo del pensamiento mágico y las suposiciones; ¿realmente alguien pensó que Rusia se quedaría cruzada de manos frente a la posible incorporación de Ucrania a la OTAN, que es una alianza militar intergubernamental que tiene como único objetivo el poderío nuclear? Pero por el otro lado, ¿qué espera el presidente ruso al hacer una invasión militar de gran escala?, ¿pensaría que con esto se va a resolver la situación? Estamos verdaderamente en la marcha de los locos.

La invasión acaba las certezas y hace un mundo más incierto. Ucrania se podrá volver un Afganistán para los rusos o un Vietnam para los estadounidenses, entre muchos otros ejemplos; esto se podría convertir en un conflicto de largo plazo. La realidad es que estas ocupaciones no han salido bien desde que Hitler tomó los Sudetes.

Por otro lado, esto podría representar un cambio en el equilibrio de poder, donde, para variar, el único que sale ganando es China. ¿Qué pasaría si ahora China toma Taiwán?, ¿podrá occidente estar en estos dos frentes? Además, las medidas restrictivas sin duda crearán en el mediano plazo una crisis económica en Rusia, que se verá potenciada por un mayor gasto militar y menos ingresos. Moscú, frente al bloqueo y al tamaño de su economía (que si bien es una potencia nuclear y es la onceava economía más grande del mundo), se volverá brutalmente dependiente de China y dejará el espacio para una ruta de seda muchísimo más grande y consolidada.

Al final del día, la única salida para el conflicto es la diplomacia y la política; suponer que el arreglo es la salida o la permanencia de los rusos en Ucrania es una ingenuidad, esto conllevará sin duda a un nuevo orden y alineación de las fuerzas en todo el mundo. La política se basa en escuchar y entender las razones del otro y poder encontrar una tierra común, y esto es lo que no está pasando. Se hace evidente una Europa sin Angela Merkel y de liderazgos tibios frente a un Putin sin contrapesos; y con el único límite, que es su propia autocontención.

Hoy más que nunca, el mundo requiere de políticos talentosos, con visión de Estado, que logren la conciliación y reconciliación, que encuentren un arreglo que sea funcional y aceptable para todos y, más importante, que no estén dispuestos a hacer la marcha de los locos. XXXTwitter: @LuisH_Fernandez