/ domingo 22 de abril de 2018

Un amarradero de mulas

1.-Al tiempo que en Cuba el linaje de la dictadura hereditaria decide cambiar de apellido, aquí pretende instaurarse una, más o menos igual de arcaica y vetusta antes del estreno que ya adivina y da por consumada, y no menos estridente, presuntuoso e iluminado eso sí, por el santo sufragio de su idolatría. Venezuela alista la reelección de su amo y verdugo para eternizar un poco más el feliz desahucio de su vasallaje, a costa del infortunio y el desabasto. El de Estados Unidos echa cohetes en Siria como si fuera confeti para distraer a la ciberaudiencia de sus escándalos personales y acá nos rasgamos la túnica sobre la renta de la avioneta.

2.-Llevar cualquier insensatez al dominio que ejerce de una opinión pública que él mismo ha envenenado durante dos décadas hasta subyugarla al menor guiño de su soberbia, y que no se hable ni se piense en otra cosa es una refinada especialidad que pocos alcanzan. A eso se debe la pobrezade la discusión que opera a su antojo y que incluso los mercados y la paridad no trepiden cuando parece que dice una frase completa. Llama la atención, no obstante, que varias mentes consideradas informadas a excepción, claro está, de las cabezas del consorcio, hayan alzado la cabeza en alarma por sus reiteradas amenazas de parar la construcción del nuevo aeropuerto. La caradura sí llega a tanto, pero la verdad no.

3.-A este señor no le interesa un nuevo aeropuerto, ni adaptar pistas en la Base Militar de Santa Lucía ni revivir la Estación Colonia: él quiere un amarradero de mulas en la serranía con tal de dar nota. Si por él fuera, volverían a navegar las chalupas en el Canal de La Viga; cerraría las hidroeléctricas para promover la artesanía de la cera y darnos la luz con veladoras. Es más, negado a entenderse con el presente y peleado con el futuro, si usara una computadora la pediría de bulbos y la enchufaría a un diablito.

4.-Parapetado en el barlovento de su perfidia, y sobrado en la ventaja de quien lleva ya tres generaciones en campaña presidencial y nunca ha tenido nada que perder, sin duda se le verá esta noche gozando el combate entre los otros candidatos como Calígula en su circo de gladiadores. Se va a pitorrear de ellos, y de la ciudadanía que cree pasmada y resignada a la fatalidad irremisible de su adviento. Y tal vez otra vez esta vez tampoco le alcance el engreimiento. Su amado pueblo le ha tomado la medida, a él y finas personalidades que lo acompañan y sabe mucho más que bien tasar la diferencia.

5.-Creer que nadie sabe quién es el líder minero en fuga; el arquitecto de la transa; el apestado de los negociantes de Monterrey; la torturadora de Guerrero; su publicista depredador de mentes; sus ideólogas narcomaoistas y sus reverendos del populismo televangélico, todos paladeando a priori su venganza, es subestimar a una sociedad demasiado sabia para tanta burla, tanto timo y tanta fanfarronería. Por el abandono de su menosprecio no lo habrá calculado, pero en la elevada torre de su divino pensamiento no verá la mar por él empurpurada.

camilo@kawage.com

1.-Al tiempo que en Cuba el linaje de la dictadura hereditaria decide cambiar de apellido, aquí pretende instaurarse una, más o menos igual de arcaica y vetusta antes del estreno que ya adivina y da por consumada, y no menos estridente, presuntuoso e iluminado eso sí, por el santo sufragio de su idolatría. Venezuela alista la reelección de su amo y verdugo para eternizar un poco más el feliz desahucio de su vasallaje, a costa del infortunio y el desabasto. El de Estados Unidos echa cohetes en Siria como si fuera confeti para distraer a la ciberaudiencia de sus escándalos personales y acá nos rasgamos la túnica sobre la renta de la avioneta.

2.-Llevar cualquier insensatez al dominio que ejerce de una opinión pública que él mismo ha envenenado durante dos décadas hasta subyugarla al menor guiño de su soberbia, y que no se hable ni se piense en otra cosa es una refinada especialidad que pocos alcanzan. A eso se debe la pobrezade la discusión que opera a su antojo y que incluso los mercados y la paridad no trepiden cuando parece que dice una frase completa. Llama la atención, no obstante, que varias mentes consideradas informadas a excepción, claro está, de las cabezas del consorcio, hayan alzado la cabeza en alarma por sus reiteradas amenazas de parar la construcción del nuevo aeropuerto. La caradura sí llega a tanto, pero la verdad no.

3.-A este señor no le interesa un nuevo aeropuerto, ni adaptar pistas en la Base Militar de Santa Lucía ni revivir la Estación Colonia: él quiere un amarradero de mulas en la serranía con tal de dar nota. Si por él fuera, volverían a navegar las chalupas en el Canal de La Viga; cerraría las hidroeléctricas para promover la artesanía de la cera y darnos la luz con veladoras. Es más, negado a entenderse con el presente y peleado con el futuro, si usara una computadora la pediría de bulbos y la enchufaría a un diablito.

4.-Parapetado en el barlovento de su perfidia, y sobrado en la ventaja de quien lleva ya tres generaciones en campaña presidencial y nunca ha tenido nada que perder, sin duda se le verá esta noche gozando el combate entre los otros candidatos como Calígula en su circo de gladiadores. Se va a pitorrear de ellos, y de la ciudadanía que cree pasmada y resignada a la fatalidad irremisible de su adviento. Y tal vez otra vez esta vez tampoco le alcance el engreimiento. Su amado pueblo le ha tomado la medida, a él y finas personalidades que lo acompañan y sabe mucho más que bien tasar la diferencia.

5.-Creer que nadie sabe quién es el líder minero en fuga; el arquitecto de la transa; el apestado de los negociantes de Monterrey; la torturadora de Guerrero; su publicista depredador de mentes; sus ideólogas narcomaoistas y sus reverendos del populismo televangélico, todos paladeando a priori su venganza, es subestimar a una sociedad demasiado sabia para tanta burla, tanto timo y tanta fanfarronería. Por el abandono de su menosprecio no lo habrá calculado, pero en la elevada torre de su divino pensamiento no verá la mar por él empurpurada.

camilo@kawage.com

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