/ viernes 5 de julio de 2019

Un año. El cambio en el poder

Sonaban las notas de la Banda Sinfónica Infantil de Tlaxiaco, integrada por jóvenes mixtecos, fue el preludio al discurso de Andrés Manuel. El símbolo no es menor, ¿alguien se imagina a Peña, a Calderón o a Fox con estos preliminares? Es un acto de congruencia entre el discurso y el evento, muestra una política social en la que su prioridad ha sido darle recursos y visibilidad a quienes los gobiernos mexicanos del siglo XXI decidieron ignorar.

El evento nos muestra el éxito más importante de Andrés Manuel, que es un cambio de fondo en el poder, la renovación de una élite depredadora, voraz, capaz de comprar plantas chatarra a precios de oro, endeudar al país de manera estratosférica para alimentar su vanidad y que hizo de la corrupción la marca de identidad del gobierno.

Este primer año, desde el cambio en el poder, no solo plantea un nuevo ejercicio en el gobierno, también un tipo de servidor público y ciudadano que nos recuerda lo que escribió Torres Bodet en el “Ciudadano del porvenir”, un tipo “leal, honrado, limpio, enérgico y laborioso que quiere a su patria entrañablemente”, esto es parte de lo que se está construyendo en esta 4T.

Se presentó evidencia suficiente de un cambio de fondo sobre la base de que en seis meses nadie ha hecho tanto con tan poco, y en tan poco tiempo. El hecho es que esto lo percibe la población. Andrés Manuel ganó con el mayor margen de votos en la historia de las elecciones competidas en México y si hoy fuera la elección ganaría con más votos, no sólo es el gobernante con la mayor aprobación, su popularidad y la aceptación de su gobierno son las mayores que ha tenido un Presidente de México.

Los hechos están ahí, aun cuando hay críticas debemos de entender que éstas obedecen a la perspectiva neoliberal de servir a intereses disfrazados de desarrollo al corto plazo, no a la visión de Estado, al compromiso con el país y a la necesidad de un cambio.

Este primer año, desde el cambio en el poder, nos muestra una economía para la gente donde el ser humano es el eje del quehacer del gobierno y destino de los recursos públicos, donde no se cambia dolor y pobreza por elogios de grupos financieros internacionales, estos seis meses son el inicio del gran cambio en el poder.

@LuisH_Fernandez

Sonaban las notas de la Banda Sinfónica Infantil de Tlaxiaco, integrada por jóvenes mixtecos, fue el preludio al discurso de Andrés Manuel. El símbolo no es menor, ¿alguien se imagina a Peña, a Calderón o a Fox con estos preliminares? Es un acto de congruencia entre el discurso y el evento, muestra una política social en la que su prioridad ha sido darle recursos y visibilidad a quienes los gobiernos mexicanos del siglo XXI decidieron ignorar.

El evento nos muestra el éxito más importante de Andrés Manuel, que es un cambio de fondo en el poder, la renovación de una élite depredadora, voraz, capaz de comprar plantas chatarra a precios de oro, endeudar al país de manera estratosférica para alimentar su vanidad y que hizo de la corrupción la marca de identidad del gobierno.

Este primer año, desde el cambio en el poder, no solo plantea un nuevo ejercicio en el gobierno, también un tipo de servidor público y ciudadano que nos recuerda lo que escribió Torres Bodet en el “Ciudadano del porvenir”, un tipo “leal, honrado, limpio, enérgico y laborioso que quiere a su patria entrañablemente”, esto es parte de lo que se está construyendo en esta 4T.

Se presentó evidencia suficiente de un cambio de fondo sobre la base de que en seis meses nadie ha hecho tanto con tan poco, y en tan poco tiempo. El hecho es que esto lo percibe la población. Andrés Manuel ganó con el mayor margen de votos en la historia de las elecciones competidas en México y si hoy fuera la elección ganaría con más votos, no sólo es el gobernante con la mayor aprobación, su popularidad y la aceptación de su gobierno son las mayores que ha tenido un Presidente de México.

Los hechos están ahí, aun cuando hay críticas debemos de entender que éstas obedecen a la perspectiva neoliberal de servir a intereses disfrazados de desarrollo al corto plazo, no a la visión de Estado, al compromiso con el país y a la necesidad de un cambio.

Este primer año, desde el cambio en el poder, nos muestra una economía para la gente donde el ser humano es el eje del quehacer del gobierno y destino de los recursos públicos, donde no se cambia dolor y pobreza por elogios de grupos financieros internacionales, estos seis meses son el inicio del gran cambio en el poder.

@LuisH_Fernandez