/ viernes 28 de febrero de 2020

Un cambio civilizacional

El asesinato de Ingrid, el de Fátima y las expresiones de la violencia de género y feminicidio no solo conmueven, nos llenan de dolor y de azoro. Deben de obligar a la implementación de acciones de Estado para prevenir y evitar estas tragedias, pero también a una profunda reflexión de nuestros conceptos básicos como sociedad.

Estamos viviendo un cambio civilizatorio, el término no es exagerado. Para ilustrarlo, el libro de Pepe Rodríguez llamado: “Dios nació mujer”, es un elemento para entenderlo; en éste describe cómo en un inicio, en una economía matriarcal, la figura dominante era la de la mujer.

En toda la etapa pre-agrícola, el control de la producción de alimentos y las instituciones sociales básicas estaban en manos de las mujeres, pero al cambio del modelo económico y de producción, se les desposeyó de este poder y se depositó en manos del varón, quien a partir de este momento consolidó una dominación institucional política y económica. Una cultura de masculinidad.

Estamos viviendo uno de los cambios más grandes en la humanidad, que es la construcción de una sociedad entre iguales. Derivado de un cambio en el modelo de producción a una economía donde la inteligencia y sensibilidad tienen un papel mucho más dominante que la fuerza física. En esta transformación de sociedad igualitaria, los conceptos de género deben de cambiar, en particular el de masculinidad. Cualquier elemento que asocie el género a un poder culturalmente preestablecido debe desaparecer.

Extraña que los hombres no estemos en este debate, porque la violencia en contra de las mujeres es un problema que crean los hombres y que sufren ellas. Los valores positivos de la humanidad como la bondad, determinación, honestidad o el compromiso, no tienen un anclaje de género. Esto nos obliga a una reflexión desde el concepto de familia y educación ¿Cómo nos enseñaron y cómo aspiramos a enseñar? El concepto de masculinidad se contraerá y diluirá, creo que es más importante llamarse humano. Sé que esto sonará controvertido, pero hay que abrir el debate. XXX Twitter: @LuisH_Fernandez

El asesinato de Ingrid, el de Fátima y las expresiones de la violencia de género y feminicidio no solo conmueven, nos llenan de dolor y de azoro. Deben de obligar a la implementación de acciones de Estado para prevenir y evitar estas tragedias, pero también a una profunda reflexión de nuestros conceptos básicos como sociedad.

Estamos viviendo un cambio civilizatorio, el término no es exagerado. Para ilustrarlo, el libro de Pepe Rodríguez llamado: “Dios nació mujer”, es un elemento para entenderlo; en éste describe cómo en un inicio, en una economía matriarcal, la figura dominante era la de la mujer.

En toda la etapa pre-agrícola, el control de la producción de alimentos y las instituciones sociales básicas estaban en manos de las mujeres, pero al cambio del modelo económico y de producción, se les desposeyó de este poder y se depositó en manos del varón, quien a partir de este momento consolidó una dominación institucional política y económica. Una cultura de masculinidad.

Estamos viviendo uno de los cambios más grandes en la humanidad, que es la construcción de una sociedad entre iguales. Derivado de un cambio en el modelo de producción a una economía donde la inteligencia y sensibilidad tienen un papel mucho más dominante que la fuerza física. En esta transformación de sociedad igualitaria, los conceptos de género deben de cambiar, en particular el de masculinidad. Cualquier elemento que asocie el género a un poder culturalmente preestablecido debe desaparecer.

Extraña que los hombres no estemos en este debate, porque la violencia en contra de las mujeres es un problema que crean los hombres y que sufren ellas. Los valores positivos de la humanidad como la bondad, determinación, honestidad o el compromiso, no tienen un anclaje de género. Esto nos obliga a una reflexión desde el concepto de familia y educación ¿Cómo nos enseñaron y cómo aspiramos a enseñar? El concepto de masculinidad se contraerá y diluirá, creo que es más importante llamarse humano. Sé que esto sonará controvertido, pero hay que abrir el debate. XXX Twitter: @LuisH_Fernandez