El sueño de todo ciudadano es vivir en un país que le brinde las mejores condiciones de vida posibles. A partir de este deseo, empezamos a tratar de definir qué es lo mejor: que sea próspero, pacífico, que los servicios sean accesibles y baratos. Un sinfín de etcéteras que también nos conllevan a pensar en cuáles serían las mejores formas para lograrlo. Construir el país que queremos es el gran reto que todos tenemos hacia el futuro. Es eso lo que los mexicanos hemos elegido. Una transformación radical en nuestra forma de gobierno. Nos cansamos de la corrupción, del autoritarismo y de la devastación, y decidimos que por el bien de México, primero los pobres.
En contraste, en las últimas elecciones estadounidenses, la mayoría eligió a Hilary Clinton, pero los delegados favorecieron a Trump y se instauró un régimen en donde no hay grandeza, aunque sí prepotencia. Un gobierno que no se integra al concierto de naciones, que se pelea con todos y por todo. Un presidente necesitado de desviar la atención de sus conflictos personales y generar enemigos, y que pretende, hoy, así nomás, prohibir la inmigración —negando así sus propios orígenes—. Un gobierno cerrado al mundo.
Y en este contexto es que se desarrolla una relación bilateral. Qué gran desafío es para nosotros lidiar con la situación actual. Los discursos de odio emitidos allá tienen un problema: siempre acaban mal para todos. La experiencia de los estados fascistas nos lo denota. Se empieza quemando libros y se termina quemando personas. En la masacre que acaba de ocurrir en El Paso, brutalmente dirigida contra mexicanos, se está confirmando ese mensaje de odio. De inmediato el presidente de México expresó sus condolencias, puso a disposición de las víctimas y familiares todos los servicios de nuestro consulado. El canciller Marcelo Ebrard se encargó de trasladarse de inmediato al lugar del problema y con ello mostrar la solidaridad de nuestro gobierno.
En abismal diferencia a lo ocurrido en el país del norte, México se ha convertido en un país santuario de migrantes. El subsecretario Horacio Duarte anunció el inicio del programa “Bolsa de empleo para migrantes”. Se trata de un programa integral de trabajo para mayores de 18 años que, además, considera el cuidado para menores de edad, y que proporciona inscripción a la seguridad social y acceso al trabajo. Visiones y acciones que contrastan entre dos formas de gobernar.
Hace muy bien nuestro presidente en no confrontarse en discusiones estériles que son una trampa y pretexto en donde él sabe bien que no podemos caer. En vez de ello, genera estructuras y oportunidades para una migración ordenada, promueve programas para el desarrollo con los países centroamericanos, y entiende que el trabajo en conjunto para fortalecer países es la vía para crear comunidades cohesionadas, pacíficas y con oportunidades —única forma de acabar con la miseria y la violencia—. Creemos que estas acciones pueden y serán una gran influencia en la comunidad de mexicanos radicados en Estados Unidos. Quienes tienen doble nacionalidad, deben entender que son un factor decisivo en las próximas elecciones. Ante las dudas y el escepticismo, con profundo orgullo les recordamos que nunca antes como hoy se habían conjuntado dos situaciones estratégicas: más de 36 millones de mexicanos, y, de ellos, casi 12 millones de posibles votantes. El caso de 30 millones de votantes mexicanos que en este país decidimos cambiar el rumbo de depredación y miseria a un país de oportunidades y desarrollo es el mejor ejemplo posible. Ésa es la diferencia que estamos en proceso de construir: hoy, hay hechos y acciones concretas. Sólo falta que la sociedad convencida se comprometa más con el cambio que todos podemos hacer.
Diputada Federal y Coordinadora Temática de Economía del Grupo Parlamentario de Morena